Es algo que las autoridades mexicanas, la ciudadanía y las organizaciones deben tomar en serio, la crisis hídrica que afecta a más del 50% del territorio nacional requiere urgentemente de estrategias sostenibles e inversión en infraestructura.

No falta razón entre los que critican los altísimos costos de las obras faraónicas que ha impulsado caprichosamente López Obrador, obras mal hechas, caras e ineficientes y más cuando hay asuntos urgentes que requieren de inversión y trabajo serio en planeación. Resulta grave e irresponsable que se atente en contra del pueblo de México haciendo caso omiso a una crisis que pone en vilo uno de los derechos fundamentales del ser humano, el derecho al agua.

México está seco

En estos últimos cinco años la crisis del agua se ha agravado afectando extensas regiones del norte, centro y sur del territorio nacional y, aunque se conozca que es parte de las consecuencias que trae consigo el cambio climático, lo grave es que no se tomaron medidas preventivas ni se ejecutaron políticas públicas en materia de gestión del agua.

Internacionalmente, México asumió los compromisos alcanzados en la COP de París, y en Estados Unidos, Joe Biden decidió subir a rango de “Seguridad Nacional” los asuntos de energía y cambio climático, sin embargo, con ignorancia, perversidad e ineptitud, el presidente decidió quitar recursos a la CONAGUA para destinarlos a fines electorales y evitar el “gasto” en mantenimiento y operación de toda la red hidráulica del país.

Andrés y su mundo paralelo

Andrés todo lo quiere arreglar con palabras, con su discurso demagógico y populista intenta engañar y manipular asegurando: “sí hay agua, suficiente, para riego y para el consumo doméstico… (además) No hay el riesgo de que nos quedemos sin agua en ninguna parte del país”.

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Pero la realidad, como siempre, lo contradice, por más que quiera minimizar la gravedad de la crisis hídrica y responsabilizar a otros, el problema afecta a millones de mexicanos, a la siembra, al ganado y a la industria.

Y, lo peor, la situación no va a mejorar, los especialistas prevén que en 2024 se agudizará. Lamentablemente, en lugar de atender un asunto urgente que impacta la vida y la economía del país, AMLO se limita a hacer afirmaciones superficiales y vanas, como en agosto pasado cuando Monterrey sufría por la falta de agua: “Para el año próximo no se va a tener problema de escasez de agua, desde luego, esperemos que llueva en el norte, es el caso de Nuevo León”.

Pero los datos son otros, Nuevo León tiene un déficit de más de 31 millones de metros cúbicos de agua que hacen vulnerables a las comunidades y a todos los tipos de producción del estado, con desabasto del líquido no solo en los hogares, sino en todo el sistema productivo, agrícola, ganadero e industrial.

La CONAGUA, con sequía presupuestal

La instancia que se debería encargar de atender el impacto negativo de la falta de agua ha sufrido importantes recortes no solo en su presupuesto sino en personal profesional para operar, es decir, no cuenta con los recursos necesarios para elaborar o ejecutar ningún plan estratégico.

Desde la llegada de AMLO, el presupuesto asignado a CONAGUA se ha disminuido en un 40% y para 2024, la reducción prevista es del 12.6%.

El sistema Cutzamala muere

El mayor sistema de distribución que abastece una tercera parte del consumo diario de la CDMX, su zona metropolitana y 13 municipios en el Estado de México, es decir, casi 25 millones de habitantes que representan más del 10% de la población del país, está a punto de colapsar.

Si bien, CONAGUA no ha quedado exento de actos de corrupción, AMLO hizo cambios (compadrazgos y amiguismos) que llevaron a que seis subdirectores presentaran sus renuncias a la entonces directora general, Blanca Jiménez Cisneros, esa fue la “limpia” que ordenó el presidente, porque, según él, estaba “tomado” por intereses partidistas, especialmente del PAN.

Lo evidente es que la falta de planeación en materia presupuestal, los cambios que se ejecutan sin medir consecuencias, sin estudios de impacto y sin prevenciones, más la corrupción imperante por las concesiones otorgadas de manera irregular, nos tienen ahora en una severa crisis. Cabe recordar como en 2020, en Chihuahua, la entrega de 2,158 millones de litros cúbicos de agua a Estados Unidos derivó en un conflicto entre agricultores, pobladores y políticos, o que en 2021 el desfogue de agua provocó grandes inundaciones en Tabasco e Hidalgo, a la vez que en 2022 el norte del país tuvo que hacer frente a una severa sequía y crisis por desabasto.

Y ahora la capital del país y su zona conurbada está en una cuenta regresiva a punto de quedarse sin el líquido, todo derivado de la mala planeación, la desatención a los aspectos técnicos y la falta de mantenimiento a la infraestructura hidráulica.

La sequía tiene a las presas que abastecen al sistema Cutzamala en su peor nivel histórico y las medidas se están tomando tarde. Por lo pronto, CONAGUA en conjunto con el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) y la Comisión de Aguas del Estado de México (CAEM), ya anunciaron un megarecorte en el suministro de agua para la CDMX y el Estado de México, el más grande en la historia del sistema.

Era una crisis previsible, pero ni CONAGUA ni el gobierno federal hicieron algo para solucionarlo, porque para AMLO este tema tan delicado no es prioridad.

¿Y la ciudadanía? ¡Hazte responsable! ¡Ciérrale!

X: @diaz_manuel