Está visto que la fuerza más grande que la derecha mexicana pretende hacer valer, es el poder del dinero y no tanto el talento de sus miembros o voceros. Y es que, a base de amenazar con turbulencias económicas provocadas por ellos, y otro tanto con el apoyo de sus socios extranjeros injerencistas, los de la derecha quieren frenar las próximas reformas constitucionales propuestas por el presidente de México; reformas avaladas decididamente, estas sí, por la inmensa mayoría del pueblo de México. En cambio, los argumentos de sus voceros, poco coherentes y de poco impacto han sido. Se han desfondado, pues.

Veamos. Figuras que la derecha encumbró y nos hizo creer, por décadas, que eran un selecto grupo de intelectuales, ahora están desfondados. Nos hemos dado cuenta que, como producto de su desgaste y de su escasa inteligencia, los llamados intelectuales se han convertido en muñecos de ventrílocuo y que con sus diatribas ya no convencen a casi nadie. Y cuando digo que a casi nadie me estoy refiriendo a que, muchos de los que escriben o se hacen llamar analistas, pareciera que ya ni siquiera convencen a todos sus patrocinadores. Varios de estos voceros y analistas han sido corridos de las empresas que los cobijaban. Esa es una muestra de que, a sus “intelectuales”, ya ni siquiera todos los titiriteros les creen esas vociferaciones llenas de torpeza que vomitan a cada rato.

El 22 de agosto del 2024, en el diario Milenio, Héctor Aguilar Camín, quien es considerado intelectual de neoliberalismo, escribió un artículo llamado: Los pasos de López; la sombra de López. Es un artículo carente de inteligencia y lleno de insensatez. En su escrito, este personaje se atreve a comparar el final del sexenio del presidente Andrés Manuel con el final del sexenio de José López Portillo. Es notorio que Aguilar Camín no puede superar ni ocultar esa rabia que la derecha y voceros como él han sentido en contra del actual presidente. Mostrando esa forma grosera, grotesca y llena de ruindad cuando se refieren al presidente únicamente por su primer apellido, Aguilar Camín se muestra como lo que es: un enano intelectual.

No podemos ignorar que la derecha y sus camorreros, cuando peyorativamente hablan de AMLO como López, lo hacen porque, para ellos, referirse al presidente únicamente por su primer apellido, es discriminarlo, es tratar de humillarlo, es decir sin decirlo que el tabasqueño no pertenece a su clase.  ¡Qué bajo han caído!

Para este hombre que se hace llamar intelectual, el sexenio del actual presidente es tan destructivo como lo fue el sexenio de José López Portillo. Hechos que sucedieron hace más de 40 años pero que para él tienen vigencia.

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Cuando afirma esto ignora, o pretende hacerlo, que el presidente Andrés Manuel es uno de los líderes más populares de México y que en nada se puede comparar su mandato con el final del sexenio de Jolopo. Ah, pero no para ahí este llamado intelectual.  Se alarma todavía porque la nacionalización de la banca de aquel sexenio portillista, según dice, le endosó al gobierno siguiente una enorme deuda privada de los bancos. Pero sin juzgar de buena o mala la decisión de aquel presidente lleno de frivolidad y de corrupción, cuando nacionalizó la banca, nos estremece el cinismo de Aguilar Camín cuando no menciona el enorme atraco que le significó a la nación el Fobaproa durante el sexenio de Ernesto Zedillo.

Por lo menos, la nacionalización bancaria, la deuda y su acción de López Portillo, tenía algo de lógico. Es decir que, si el estado se apropió de un bien, era lógico que absorbiera sus deudas de ese bien. En cambio, con el Fobaproa, los bancos siguieron siendo privados pero sus brutales deudas se convirtieron en deudas públicas. ¡Qué cínico es este personaje cuando quiere usar esos hechos del pasado portillista para tratar de desprestigiar comparativamente al actual sexenio! ¡Qué cínico es también cuando, a pesar de que la deuda del Fobaproa, a la fecha, lleva pagándose más de 35 años! Según cálculos de especialistas, ¡esta deuda se seguirá pagando en los próximos 70 años! ¡Pero Aguilar no se espanta de esta monstruosa deuda! ¡Y es que nuestros hijos, y millones de mexicanos que nacieron después de haberse contraído esta deuda zedillista, van a morir y no se va a terminar de pagar este atraco neoliberal! ¡Pero Aguilar Camín prefiere asustarse por lo que hizo Jolopo!

Hay que ayudarle. Omitió mencionar que, como producto de la corrupción de López Portillo, el Negro Durazo se convirtió en un engendro de la política cuando formó bandas delincuenciales tal y como lo publicó su guardaespaldas en su libro lo Negro del Negro Durazo. O que López Portillo hizo General de División al negro sin tener ningún mérito para serlo el tal Durazo.

Luego dice que el pobrecito de Miguel de la Madrid, primer presidente neoliberal, quien seguramente fue su mecenas de Aguilar Camín, solo se dedicó a administrar el desastre que le dejaron los del gobierno anterior; es decir, Jolopo. Ah pero, si el actual gobierno habla de los desastres heredados por panistas y priistas, los de la derecha y sus voceros, donde se ubica Aguilar, se enardecen nada mas de oír esas criticas a los anteriores gobiernos. ¡Dicen que no se vale seguir criticando el pasado! ¡Son cínicos, pues! ¡Ah, pero da a entender que el desastre de AMLO es tan grande que la presidenta entrante únicamente se dedicará a administrar el desastre! Poco le importa a este hombre que la mayoría del pueblo de México esté de acuerdo con las decisiones del actual gobierno.

Por eso digo que los voceros de la derecha se quedaron sin cerebro o nos hicieron creer que lo tenían cuando en realidad lo que, al parecer, ha existido dentro de su cráneo es una masa con escasas conexiones neuronales.

Aguilar Camín menciona otra cosa temeraria y hasta absurda. Dice que el actual mandatario se ha empecinado en tener una mayoría calificada en el congreso. Por supuesto que señala que esa mayoría puede provocar turbulencias terribles en toda la nación por el tipo de camino que ha elegido: entre otras, reformar al poder judicial y acabar con la enorme corrupción de sus miembros.

Héctor ignora o quiere parecer que lo ignora, que fue el pueblo de México quien mandató a sus actuales representantes para que modifiquen el rumbo que los neoliberales le habían dado a México. Rumbo de antes donde al pueblo, como decía Salinas, ni lo veían ni lo oian. Para estos voceros como Aguilar, suponen que es la derecha y su dinero quien debe de seguir tomando las grandes decisiones. Con su vociferación, Héctor supone también  que es el dinero quien debe de seguir disponiendo de los recursos de la nación para su propio beneficio.  Solo que, la derecha y el mismísimo Héctor, nunca han entendido que ahora el pueblo es quien manda. Su cerebro no les da para comprender que, mientras el pueblo siga firme en sus decisiones de frenar a las elites y a sus voceros, esa depredación que pretenden rescatar para ellos… ya no se va poder. Es decir…  ¡se van a joder!

Mtro Juan Durán Martínez, docente de Escuela Pública. Puebla, Puebla. Agosto del 2024

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