Así es mis estimados lectores, este 2023 lo estamos cerrando ¡con todo! y no podemos hacerlo sin una nueva polémica que pone otra vez al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en el punto de mira y atención mediática.
Organismos como la Cámara Nacional de Aerotransportes (CANAERO), la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), y la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) son algunas organizaciones que se han manifestado en contra del alza a la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA), o así es como lo han manifestado.
La CANAERO incluso publicó un comunicado cuyo título no deja lugar a dudas su postura: “Incremento desmedido en tarifas del AICM afecta la competitividad del país y encarece boletos”
Según este comunicado, el AICM anunció a las líneas aéreas que el próximo año se tendrá un incremento del 77%. Y en el mismo especifica que estos incrementos versan en las tarifas de “aterrizaje, plataforma para embarque y desembarque de pasajeros, pernocta de aeronaves y la revisión que aplican a los pasajeros antes de ingresar a las salas de abordaje”.
No pierdan de vista esta parte del texto, pues el comunicado después de puntualizar los rubros anteriores añade “En días pasados también anunció un incremento de la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA)”.
Sería ocioso repetir aquí los distintos titulares de algunos medios, pero la mayoría van encaminados a hacer de esto un “escándalo de proporciones apoteósicas”, donde el mensaje que quieren dejar muy claro es que “por culpa” de este desorbitado incremento, los boletos de avión les van a salir más caros a los pasajeros.
Ahora los invito a ver el otro lado de la moneda, porque la historia siempre tiene por lo menos dos versiones, y a veces hasta más. El incremento del 77% no es para los pasajeros, sino que es para las líneas aéreas, quienes tienen que pagar por el uso de las pistas, las puertas de salida y llegada, las plataformas remotas y sí, también tienen que pagar por el uso del personal de seguridad en los filtros del aeropuerto, o sea es parte de sus obligaciones tributarias por ser empresas de transporte aéreo.
Veámoslo desde otro ángulo, y comencemos por el personal de seguridad de los filtros. Muchas veces -dependiendo del vuelo- se hacen varias revisiones extras o aleatorias a ciertos vuelos, y la aerolínea utiliza a ese personal que, ¡ojo!, no forma parte de su planta de trabajadores, sino que es personal contratado por el aeropuerto.
A este personal hay que pagarle un sueldo, y hay que hacer ajustes a los incrementos que se dan año con año, además de darle mantenimiento, por ejemplo, a las instalaciones de aire de la terminal aérea, va de nuevo, no me estoy refiriendo a las instalaciones aeroportuarias de tierra.
El comunicado de la CANAERO nos informa que el AICM argumenta que tiene ya varios años de no ajustar esas tarifas y no, no estamos hablando del TUA. La CANAERO considera que es un despropósito, ya que estos incrementos según su propio comunicado afectan a los usuarios porque resta competitividad, sin dejar claro qué impuestos se refiere en concreto.
Y a todo esto ¿qué dice el AICM? Por medio del Boletín 036/2023 nos informan que las tarifas antes mencionadas, que son aplicables directamente a las aerolíneas, no habían tenido incremento alguno desde el 23 de febrero del 2010, cuando fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación, y así han permanecido desde su entrada en vigor: 1° de marzo de 2010, prácticamente 14 años.
¡14 años, justo la edad de mi hija menor!, en todo ese tiempo no se han incrementado esas tarifas ¿y se están quejando? ¿es en serio? El Boletín continúa explicando que las tarifas están rezagadas respecto a los incrementos que sí han tenido los grupos aeroportuarios privados ASUR, GAP y OMA, grupos que manejan -entre todos- 34 aeropuertos de los 79 que tiene el país.
Además, estos incrementos anunciados están por debajo de los costos tarifarios de los grupos aeroportuarios privados ASUR, GAP y OMA. ¡Ah!, pero suena re bonito decir que es un incremento “descabellado”. Por eso es importante conocer los dos lados de esta moneda (historia).
El AICM cierra su Boletín comunicando, sobre el particular tema del Impuesto de Uso de Aeropuerto (TUA), diciendo que este lo determina la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en el dictamen que expide la Ley de Ingresos de la Federación, que aprueba no el AICM, sino la Cámara de Diputados, y a manera de antecedente señala que el incremento de 2022 al 2023 fue del 3.24%.
Aquí el truco de las organizaciones inconformes está en “mezclar dos temas”: el impuesto que le cobran a los pasajeros, y el que corresponde pagar a las aerolíneas; después la estrategia es salir a los medios para que estos a su vez condenen de “insensibles” a las autoridades del AICM, que solo piensan en “sacarles dinero”, lo que en consecuencia elevará los costos.
Una disculpa por lo vernáculo de mí lenguaje, pero esa forma de pensar a mí me parece de “cuenta chiles”. Me explico: es como cuando el limón sube de precio y vas a una taquería y
a) te dan limones más secos que el desierto del Sahara, o
b) te cobran según los limones que consumes.
Es lo que hacen también las plataformas de streaming, trasladar los impuestos que les cobran a ellos al usuario final, con lo que no estoy de acuerdo en lo absoluto. Las aerolíneas saben que deben asumir esos costos, y justamente aquí está el quid de todo este asunto.
Y más cuando ya tuvieron 14 años con la misma tarifa; no solo eso, toda vez que el incremento está por debajo de lo que han aumentado otros aeropuertos, las líneas aéreas son quienes deben de asumir los aumentos dirigidos a ellos.
Yo aquí observo que de nuevo se desata una andanada de golpeteo político en contra del AICM, iniciado por la CANAERO, y a la que ya se sumó la ALTA por considerar que con este tipo de incrementos a las tarifas lo único que se consigue es que el AICM sea uno de los aeropuertos “más caros”.
La IATA también a través de un comunicado, manifestó que no está de acuerdo con los incrementos que se están haciendo ¿alguien le avisó que las tarifas son de hace 14 años?... ¿No?
Justamente el 27 de octubre de este año, en este mismo espacio escribí una columna sobre el Reino Unido, que acababa de aumentar sus impuestos por tráfico aéreo, esto es, por los servicios que brinda el personal de control de tráfico aéreo, que es otro rubro de las muchas cosas que debe pagar la aviación, como pueden ver.
En esa ocasión les platiqué que la razón de este incremento en el país del rey Carlos III era con la intención de “recuperar las pérdidas ocasionadas por el Covid19″, y que British Airways, Delta Airlines y Virgin Atlantic, las tres principales aerolíneas que utilizan el aeropuerto de Heathrow, dijeron que ese incremento traería consecuencias cuasi funestas, para los pasajeros, otra vez, trasladando los costos a los pasajeros, en los hechos, sus pronósticos apocalípticos no sucedieron.
Willie Walsh, el director general de la IATA, ha sido muy puntual con que, en la mayoría del mundo, del costo de los boletos casi el 50% corresponde a los impuestos; hasta ahí vamos bien, porque nos estamos refiriendo al TUA, que es precisamente un impuesto hecho para que lo paguen los pasajeros.
Pero no estamos hablando, como en el caso del Reino Unido, de los servicios de control de tráfico aéreo; esos son responsabilidad de la aerolínea. En el caso del AICM, los impuestos de rampa, plataforma, puertas y personal del filtro de seguridad corresponden a las líneas aéreas; pero en su queja omiten decir que tenían 14 años sin tener un incremento.
Aquí la perversidad radica en hacerle creer al público que estos aumentos repercuten en los pasajeros, para que sean ellos quienes se enciendan y reclamen de manera airada la “sacadera de dinero de la 4T que no tiene llenadera”; más que un rubro económico termina siendo una postura política.
De manera velada, pero al final una postura política para subir los bonos de la candidata de la oligarquía encabezada por Claudio X. González, pues si vemos los hechos sin pasión, el aumento tiene una verdadera razón de ser, no es para nada algo “desorbitado”, ni mucho menos “jalado de los pelos”.
Después de 14 años, no debería de sorprenderle ni a la CANAERO y mucho menos a las aerolíneas, o ¿acaso los boletos cuestan lo mismo que hace 14 años?, los sueldos de la CANAERO ¿son los mismos que hace 14 años?, la membresía de la IATA ¿es la misma que hace 14 años?
No saben ustedes cómo me molesta que utilicen a la industria aérea como bandera política para golpear al actual gobierno. Yo sé que no es perfecto y sabemos que nos falta mucho todavía para combatir la corrupción, que persiste dentro de la aviación.
Pero este gobierno nos ha escuchado, y como ejemplo está el tema del cabotaje, o la decisión de separar de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes a la Agencia Federal de Aviación Civil, que fue otra petición planteada desde el 2010, y que ignoraron los gobiernos anteriores a la 4T.
Así que no lo asusten con el “petate del muerto”. Que lo digan de frente: “No queremos asumir nuestra parte, y vamos a trasladar nuestras obligaciones tributarias a los pasajeros”.