De ida...

Aunque se me invitó de última hora —mi nombre no estaba en la lista de los 400 convidados originales—, decidí acudir a la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

Lo comenté en Twitter y ello motivó la llamada de una persona del sector empresarial: “Yo iré en helicóptero a Santa Lucía; hay espacio, si quieres ven con nosotros”.

Rechacé la amable oferta simple y sencillamente porque interesaba responder una pregunta: ¿realmente es tan complicado llegar en coche al AIFA?

Soy usuario frecuente del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Varias veces me he trasladado a ese lugar desde Santa Fe, donde vivo, a las siete de la mañana y en día feriado. Tengo bien calculado el tiempo: 30 minutos.

Ayer, desde Santa Fe —a las siete de la mañana, día feriado— hice un recorrido al AIFA de Santa Lucía en 50 minutos.

Las columnas más leídas de hoy

De regreso...

El evento terminó más o menos a la una de la tarde. Alguien me preguntó si me iba a quedar a una comida con 400 invitados. No, gracias, respondí. Hace bastantes años dejé de asistir a los ágapes políticos. Además, tenía un compromiso en Polanco.

A la una de la tarde —día feriado, sin duda, pero ya con bastante más tráfico— dejé en manos de Waze la ruta para llegar al hotel Presidente.

La aplicación decidió guiar al coche por aquí y por allá —carreteras cuya existencia absolutamente ignoraba— y, de pronto, llegué a Periférico Norte.

Tránsito pesado en el Periférico. Lamenté no haber podido subir al segundo piso —ahí no es gratuito: cuesta, y no poco dinero—, y así me vi obligado a ir despacio entre muchísimos coches.

Yo no conducía el vehículo, sino otra persona con suficientes conocimientos acerca de las vialidades en la megalópolis. De pronto me dijo: “No le creí a Waze su cálculo de un trayecto de 50 minutos, pero en una de esas sí resulta”.

Y resultó, sin duda, es decir, Waze no se había equivocado: 50 minutos después de haber abandonado el estacionamiento del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles llegué al hotel Presidente.

Había pensado en hora y media de recorrido, por lo menos, y como mi compromiso era a las tres de la tarde llegué con anticipación. Aproveché para una agradable caminata de 40 minutos.

Los discursos

En el paseo por las calles de Polanco, pensé en los discursos pronunciado en la inauguración del AIFA:

Lo más importante del mensaje del general Gustavo Ricardo Vallejo Suárez no estuvo en sus palabras, sino en la merecida ovación del público al principal constructor del nuevo aeropuerto. Gran trabajo el suyo.

De todo lo dicho por el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval González, me quedo con dos palabras: “Misión cumplida”.

Se vio ranchero, al convocarnos a comer garnachas en Pachuca, el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses —tan parecido a Freddie Mercury, desde luego sin el carisma del cantante de Queen—.

El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, dio una lección de política a la priista: todo el apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador, esto es, lo invitó a no tomar como una afrenta si en 2023 el PRI —en alianza con el PAN— derrota a Morena. El año pasado, juntos los viejos partidos neoliberales superaron al instituto político de izquierda. El presidente AMLO debe haber pensado: “Qué vivos son los grillos mexiquenses, este me jura amor verdadero, pero ya está listo para destrozar a la maestra Delfina o a Horacio Duarte”.

√ Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, dijo: “El AIFA es la esencia de la 4T”. ¿Qué significa? Algo muy sencillo: construir un aeropuerto tan grande, en tan poco tiempo, es una hazaña, una más del movimiento de AMLO. Por cierto, esa idea de Sheinbaum la retoma hoy en su columna de Milenio el escritor Héctor Aguilar Camín: “El AIFA como autorretrato”. Confieso: encontré un truco para leer en internet el diario de Pancho González evadiendo el requisito de registrarme. Para Aguilar Camín el aeropuerto de Santa Lucía no es una hazaña, sino un capricho de Andrés Manuel. Este es el debate. Para los críticos del AIFA el gobierno de López Obrador nunca debió haber cancelado el aeropuerto de Texcoco, “de clase mundial”. Sheinbaum demostró ayer, con buenos argumentos, que la “clase mundial” era un terrible error en términos ambientales y económicos. Ello lo hizo con algo inexistente en los textos de Aguilar Camín: argumentación objetiva. El colaborador de Milenio, sin exhibir mayor conocimiento, como tantos otros comentócratas solo repite lo de la “clase mundial” como mantra para exorcizar los espíritus malignos de la 4T; mantra, por cierto, creado en los cuarteles de Claudio X. y otras personas así.

El director del AIFA, Isidro Pastor, antes de la inauguración, en la mañanera de AMLO, había dicho lo verdaderamente relevante a partir de ahora: el AIFA crecerá pronto y, en el segundo semestre de 2022, contará con vuelos a Estados Unidos de Delta Air Lines. Estos sí serán vuelos internacionales, no como el venezolano: fue mala idea, porque perjudica el prestigio del aeropuerto de Santa Lucía, presumir el aterrizaje de un avión de Conviasa procedente de Caracas; digo, esa es una aerolínea ni de tercera división: en el ranking mundial de aerolíneas AirHelp Score —donde Aeroméxico aparece en tercer lugar— a la venezolana Conviasa ¡no la toman en cuenta! No valía la pena aceptar ese vuelo: solo sirvió para el pitorreo.

√ Marcelo Ebrard... ¿Mensaje del canciller en la inauguración del aeropuerto? A él, tan protagónico, no lo dejaron hablar. Ese fue el mensaje.

El secretario de Gobernación Adán Augusto López tampoco pronunció un discurso, pero del gabinete era el más saludado por la gente de empresa presente en el evento. He ahí el mensaje.

La ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, presidenta del Senado, ahí estaba cerquita del presidente, y ese fue el mensaje sin palabras. Digo, por aquello del artículo de Julio Scherer en Proceso.

√ Beatriz Gutiérrez Müller antes de los discursos oficiales bromeó a propósito de una de las equivocaciones verbales de Enrique Peña Nieto. ¿El mensaje? Muy simple: las metidas de pata de los políticos con poder son como el 2 de octubre: no se olvidan. Deben todas las personas actualmente en el gobierno tenerlo muy presente si desean ser recordadas como gente seria.

El empresario más importante de México, Carlos Slim, no se acercó al micrófono para hablar, pero sí respondió preguntas de la prensa. Fue contundente: El AIFA “es una construcción espectacular, en un tiempo extraordinario”. Coincido con el ingeniero.