La inauguración del AIFA el pasado lunes 21 de marzo ha sido un éxito para el presidente AMLO. Sin embargo, sí que conviene aclarar un punto: se trata de un éxito interpretado a la luz del vocabulario de la 4T, es decir, un logro mediático y propagandístico.

Ha sido un logro para la 4T porque el presidente se ha puesto nuevamente frente a los medios de comunicación y su electorado como el gran constructor; ya no únicamente como el transformador, sino ahora, como el gran visionario y estadista que ha ofrecido el país un instrumento más para el bienestar nacional.

El arranque del AIFA ha dado mucho para hablar de AMLO. Le ha servido para ensalzar su propia figura y de la 4T, le ha dado elementos para atacar a sus antecesores, y en particular, a Enrique Peña y Felipe Calderón: uno por no haber ni siquiera iniciado un proyecto de tal envergadura (Calderón) y el otro por no haber concluido una obra cara, y que, además, estaba plagada de corrupción y de contratos otorgados mediante la figura de la adjudicación directa (AMLO dixit)

También ha dado espacio para chistes. Beatriz Gutiérrez Muller, en aquel momento histórico presenciado desde la torre de control del AIFA, se burló abiertamente del expresidente Peña cuando el priista, en esos desafortunados momentos de distracción que le caracterizaban, cometió una pifia matemática mientras esperaba el aterrizaje del avión donde viajaba.

En adición, también ha servido al presidente AMLO para lanzarse contra los “conservadores clasistas y racistas” tras haber criticado en las redes que las autoridades del AIFA hubiesen permitido el acceso de vendedores ambulantes al interior del aeropuerto.

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Desafortunadamente, el AIFA ha sido un éxito exclusivamente para el presidente y para su narrativa, no así para la mayoría de los mexicanos. Huelga recordar que el nuevo aeropuerto dista de representar un proyecto de infraestructura que marque una diferencia para la nación. Con sus escasos vuelos nacionales, aunado a la ausencia de autorizaciones internacionales, el AIFA quedará como un proyecto de corte local que difícilmente será capaz de resolver los problemas de servicio del aeropuerto de la Ciudad de México.

En suma, AMLO debe estar orgulloso del AIFA; pues sin duda ha sido un éxito contundente para su narrativa. Le ha ayudado a enaltecer su figura, le da dado armas contra la “oposición reaccionaria”, ha plegado a opositores como el gobernador Alfredo del Mazo, y seguramente tendrá un impacto en el teatro que tendremos el próximo 10 de abril. Es una lástima, empero, que el éxito no será compartido por la mayoría los mexicanos.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4