Cuando leí la información que da origen a esta columna, pensé: en nuestro país la derecha suele argumentar que lo mejor siempre es dejar al libre mercado hacer lo suyo, porque el Estado no debería de intervenir.
Es una constante y más ahora que andamos en las precampañas. Históricamente la derecha ve con malos ojos que el Estado ande financiando empresas, sobre todo si estas pertenecen al gobierno.
Esto lo traigo a colación porque es altamente probable que la armadora francesa Airbus tenga que recurrir a la ayuda del gobierno francés, con la finalidad de poder continuar con el programa para el reemplazo del modelo A320, su “caballito de batalla”.
El consejero de Airbus, Guillaume Faury, a través de una entrevista otorgada al Financial Times, dio a conocer que se está trabajando, pero que no descarta la posibilidad de pedirle ayuda al gobierno, a pesar de contar con recursos propios, esto es importante.
Están desarrollando dos proyectos para nuevas aeronaves: uno de estos enfocado en desarrollar un reemplazo para el A320, y el otro es un avión de corto alcance, pero propulsado en su totalidad por hidrogeno; ya lo saben, ante el combate del cambio climático hay que buscar otro tipo de combustibles más amigables con el medio ambiente.
La armadora Airbus, además recibe, de distintos gobiernos europeos fondos para la investigación de nuevas tecnologías. Sin embargo, como dije líneas arriba, Airbus no descarta la posibilidad de estirar la mano ante el gobierno francés para que “le caiga amablemente” con su ayuda.
Si me preguntan, no me parece nada mal. Los gobiernos están invirtiendo el dinero de los ciudadanos en empresas que traen al final una derrama económica, ya sea como Francia al tener en su país la armadora, pero también de los países que le invierten a través del uso de sus aviones en las aerolíneas.
Además, han dejado deslizar que para 2035 -aproximadamente- se estaría dando a conocer al suplente del A320. Y por la misma fecha se estaría lanzando el equipo impulsado por hidrógeno.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, y es tristemente derivado de otros factores externos. Tanto Boeing como Airbus, son empresas recibieron ayuda de sus gobiernos a causa de la pandemia del Covid, y en el 2021 (este dato es importante), ambas fabricantes de aviones firmaron un acuerdo para ponerle fin a la carrera que traían entre ellas y que terminó con dos accidentes fatales para la fabricante norteamericana de aviones.
La firma entre ambas empresas versó sobre el no perjudicarse ni en la financiación, ni tampoco en el desarrollo de cada una de sus aeronaves. Sabemos que Airbus ya está trabajando en reemplazar su famoso caballito de batalla, pero de la misma manera Boeing ya está trabajando en cambiar su famoso modelo 737 en lugar de modificarlo.
Lo que no podemos dejar de lado son los retrasos en que han caído ambas armadoras. Nada más para actualizar datos, Airbus el pasado noviembre apenas pudo entregar poco más de 60 aeronaves, un 6% menos que lo que adjudicó en el mismo mes del año pasado. Y no hablemos de Boeing que sus retrasos son aún más grandes.
Esto me hace reflexionar, no sé si ustedes estimados lectores sabían que nuestro país fue pionero en la construcción de aeronaves, sin embargo, la cercanía con los Estados Unidos terminó con nuestros sueños, que pintaban para que hubiéramos sido una potencia.
Y me planteo: si a la actual administración se le ocurriese apoyar, no lo sé, a la Universidad Aeronáutica en Querétaro, con la fabricación de combustible sostenible (SAF por sus siglas en inglés), o el Instituto Politécnico Nacional ¿cuál sería la opinión de la derecha o de la oposición?
Porque la visión de destinar dinero a obras sociales no es muy bien vista, basta con ver los comentarios que tienen por ejemplo sobre proyectos como Dos Bocas, el Tren Maya, y no toquemos el tema aeroportuario porque ahí las cosas se ponen de color hormiga.
Una realidad es que el Estado, a diferencia de lo que piensan los “libertarios”, no debe dejar que el mercado se regule solo, no es sano, y sí lo es el fortalecimiento de este en aras de aportar mayores beneficios a la sociedad.
Por eso me parecía importante compartir con ustedes que una gran empresa, fabricante de aviones, aunque tiene la capacidad económica, no duda en solicitarle a su gobierno, como decimos en México de manera coloquial, “le entre con su cuerno” para el desarrollo de tecnologías.
Si lo vemos así, es un círculo, en el que tu me apoyas y yo te apoyo a hacer crecer la aviación, en Francia y la Unión Europea. Al final es un ganar-ganar. Lo que me da gusto, es que ya vienen nuevos modelos de avión y ya como ansias de ver cómo vienen.