Mientras todo mundo habla de la crisis por la que está atravesando la fabricante norteamericana de aviones Boeing, su contraparte, la armadora francesa Airbus aprovecha al máximo el momento y está trabajando en un tema muy importante para la aviación: lograr para el año 2050 la meta de cero emisiones de carbono a la atmósfera.
Hacer esta meta una realidad conlleva sin duda alguna un gran esfuerzo; Airbus no escatima y está trabajando, como hemos revisado en columnas pasadas, en proyectos para conseguir una aviación más sostenible y amigable con el medio ambiente. Proyectos como ZEROe, y la fabricación de aviones con motores más eficientes, son muestras claras de su intención en lograr esta meta.
Por eso no es dato menor que hayan firmado el “Memorando de Entendimiento (MoU)” importantes actores como Airbus, junto con empresas y aerolíneas como SAS, Swedavia, Avinor y Vatternfall, para analizar la viabilidad de que los aeropuertos de Noruega y de Suecia cuenten con la infraestructura necesaria para proporcionar el hidrógeno que sus aviones usan como combustible.
Conocemos el interés de Airbus por tener “estaciones” de carga de hidrógeno en los aeropuertos, y por supuesto que esta empresa tiene muchos retos por delante, por ejemplo el marco normativo de ambos países, para que esto pueda ser una realidad.
Aunque solamente se trate de dos países, el proyecto es muy ambicioso, pues estamos hablando de alrededor de 50 aeropuertos en los que se planea tener “estaciones de hidrógeno” para cargar combustible renovable, esto de la mano de un programa que ha lanzado la fabricante francesa de aviones Airbus “Hydrogen Hub at Airports”, el cual ha conseguido la firma de varios países, como Alemania, Noruega, Francia, Singapur, Reino Unido, Suecia, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Italia y Japón.
Con los que piensa llevar a cabo investigaciones para ver cómo se pueden desarrollar tanto la infraestructura aeroportuaria como las operaciones, utilizando el combustible de hidrogeno. En diferentes medios ha trascendido los modelos de avión comercial que en 10 años -o menos- quieren que estén volando, así que tienen que ponerse las pilas para poder concretar sus planes.
Espero con ansias ver qué proyectos se realizan de este lado del charco sobre el combustible a base de hidrógeno, pues por ahora, del usual pionero en imponer nuevas tecnologías, Estados Unidos, no vemos muy claro su panorama o sus intenciones por el momento.
Airbus está muy centrada en desarrollar nuevas tecnologías, y trabaja en el programa “CleanSky”, que construye el motor más grande que hasta el momento se ha hecho, de la mano de otra muy importante fabricante: la Rolls-Royce. Estos nuevos motores prometen mejorar la eficiencia con un ahorro del 25% del combustible, y además es compatible con los combustibles sostenibles de aviación (SAF por sus siglas en inglés).
Hasta el momento, el combustible sostenible más prometedor es el elaborado a base de hidrógeno. Según el informe “Hydrogen Powered Aviation” (Aviación impulsada por hidrógeno), el impacto climático que se pretende reducir con este tipo de combustible ronda entre un 50% e incluso en 75%. Esto nos habla del compromiso que tiene Airbus con el medio ambiente.
Por eso me interesa seguir muy de cerca la implementación las nuevas medidas que buscan reducir la huella de carbono en la industria aeronáutica, y que no se quede en un mero “green-washing”, sino que de verdad se implementen todas y cada una de estas medidas.
Es un hecho, la aviación post pandemia está creciendo a pasos agigantados, pero este crecimiento debe de ir de la mano con la responsabilidad de no contaminar más al planeta, o por lo menos disminuir el impacto lo más posible.