Por más que se quiera tapar el Sol con un dedo o cerrar los ojos y pensar que no está sucediendo, ya es hora que los mexicanos asumamos la responsabilidad que nos corresponde como ciudadanos pensantes y entendamos que lo que se está viviendo en nuestro país no es otra cosa que una dictadura en ciernes que nos puede conducir al lado más oscuro del México que hasta ahora habíamos conocido. El verdadero rostro del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), es el que ha mostrado en los últimos días. Ese del que muchos advertían “es un peligro para México”, y millones no lo pudimos o no lo quisimos ver. La faz de AMLO, a la que se debe temer, es la de quien defiende a sus amigos dictadores y es capaz de organizar un boicot contra la Casa Blanca; el que se niega a cumplir acuerdos del T-MEC; el que se revela ante su principal socio comercial como pendenciero al ritmo de “Uy qué miedo”; el que se inventa decretos para torcer las leyes a su conveniencia; el que reserva información por años para evitar que se develen sus malos manejos; y lo más temible, el que se sabe todopoderoso y ha comenzado a invadir (robar) predios a civiles para cumplir sus caprichos.

AMLO no es “cabecita de algodón”

La actitud de quienes muchos todavía llaman “cabecita de algodón”, -asumiendo que se trata de un anciano bueno y bien intencionado-, no podía estar más lejana de ese apelativo, hablando de un ser para quien La Constitución o cualquier tratado o esquema legal al cual deba atenerse, es simplemente letra muerta.

Acostumbrado a torcer las normas que constituyen nuestra Carta Magna, hace recordar aquella película “La ley de Herodes”, en donde el gobernante “Varguitas” rompe páginas a la constitución porque no está de acuerdo con ella.

Y aquí parece cierto el dicho de que la realidad supera la ficción, siendo esa la realidad de México, con un gobierno que quien lo encabeza en el Poder Ejecutivo se cree el detentatario del poder que la Carta Magna les otorga a los otros dos (Legislativo y Judicial), tomándose atribuciones y ejerciendo presiones y/o coaccionado voluntades para lograr sus propósitos, sin ningún pudor, con todo descaro y cinismo.

El colmo ha sido su más reciente operación, arrebatar de forma violenta, es decir, ejercer la fuerza del Estado para violentar la propiedad privada, la libertad de tenencia, violentar el marco jurídico, romper con todo esquema legal, y quebrar el imperio de la ley, para apoderarse de bienes ajenos a fin de satisfacer sus caprichos, porque eso es el Tren Maya, un vehemente deseo al que se aferró sin importar nada más que cumplirse el gusto de consolidar esa obra.

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AMLo decreta la “invasión” de predios para el Tren Maya

Y es que el presidente AMLO se atrevió a decretar “la invasión” de ocho predios para continuar con las obras del Tramo 5 del Tren Maya. El decreto se publicó el pasado sábado 23 de julio en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el cual indica que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) es la dependencia que procederá con la ocupación temporal, total e inmediata de 165 mil 250.25 metros cuadrados correspondientes a ocho inmuebles de propiedad privada; además queda a cargo del pago inmediato de la indemnización a quien o quienes sean los dueños. “Los propietarios afectados deberán estarse a lo ordenado en la parte considerativa del presente decreto respecto de la insubsistencia de la ocupación temporal”, señala la publicación del DOF.

Esta acción por parte del Ejecutivo constituye un acto netamente dictatorial, debiendo establecer que cuando se decreta una expropiación, tiene que haber un proceso y hasta que se desahoga (debe comprobarse que es realmente por utilidad pública) luego entonces se toma posesión de predios tras haberlos pagado y una vez que hubo conformidad y/o se desahogaron los recursos legales contra el decreto o contra el pago inadecuado, pero lo que está haciendo ahora es ordenar que se proceda a la invasión para evitar los debidos procesos.

Si el expropiar por interés público debe hacerse bajo un procedimiento cierto, acorde a normas y reglamentos de ley, el ordenar la invasión inmediata sin derecho a que los propietarios afectados puedan ser oídos y sean capaces de defenderse, equivale a un atropello de la mayor magnitud; es un crimen, un abuso de autoridad, un uso abusivo de atribuciones y facultades y por ello el presidente debería ser juzgado, porque así lo establece la ley por violaciones graves a la Constitución, y ésta lo es.

Asimismo, con este tipo de acciones se genera un severo golpe a la economía, porque seguramente esto afectará totalmente las inversiones privadas que pudieran estarse gestando para México ante el riesgo de que los inversionistas saben que corren riesgos con un presidente que desgobierna, que solamente ejecuta lo que a él se le antoja y para quien la ley no vale nada.

Eso es a lo que estamos enfrentándonos, y lo más grave es que no hay por el momento voces ni acciones por parte de quienes deberían hacerlo.

Ojalá se genere una reacción severa no solamente por parte de los legisladores que llegaron al Congreso tanto en la Cámara Baja como en la Alta y en entidades de la República postulados por partidos diversos a los que manipula AMLO, sino que se lleven a cabo acciones eficaces y que pongan a prueba la probidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y esto sin duda deberá llevarse al conocimiento de instancias internacionales.

No es posible que se soporte ese tipo de injurias al Estado de Derecho; es inaudito, es absurdo, es aberrante, es escandaloso, pero lo más doloroso es que la sociedad y los partidos y todos lo permitamos. Es momento de frenar ese tipo de acciones.

Si creíamos haberlo visto o escuchado todo, estábamos equivocados porque resulta que surgen sorpresas y esta es una de ellas.

Sin duda, ha sido un balde de agua fría para los propietarios de esos predios que les han sido ahora robados por el presidente de la República ordenando a una Secretaría de Estado que se los apropie para su capricho, pero el baldazo debe ser para todos los mexicanos que debemos despertar y al despertar generar conciencia de lo que está ocurriendo.

Al presidente no lo detuvieron recursos legalmente dictados por instancias federales suspendiendo la obra. Por el contrario, optó por amenazar con usar la fuerza del Estado para reprimir, golpear, lastimar, y perseguir a aquellos que han osado interponerse por los medios legales correspondientes a esta obra que está generando enorme destrucción del hábitat, del ecosistema en zonas de precariedad ambiental siendo que antes afirmó que no se derrumbaría un solo árbol.

En 2018, también Andrés Manuel garantizó que no se expropiaría ningún predio para edificar el Tren Maya, y entonces le dimos el valor a su palabra y creímos; cuatro años después ya sabemos que su palabra no tiene ninguna valía.

AMLO se sabe todopoderoso

Es momento pues de abrir los ojos a lo que puede venir, ¿una dictadura, quizá un decreto en el cual se perpetúe en el poder? Como ya lo mencioné AMLO se sabe todopoderoso y que no hay quien lo frene, ¿o a caso debemos esperar que lo haga la FGR que está en manos de su amigo y cómplice Alejandro Gertz; o la Comisión de Derechos Humanos que es un cero a la izquierda con su servir lacaya Rosario Piedra; o tal vez la SCJN con Arturo Zaldívar, que en más de una ocasión ya ha dejado ver de qué lado está?.

López Obrador parece estarse encarnando en aquel legendario rey de Francia, Luis XVI, quien proclamara “El Estado soy yo”; y en el caso del mexicano, además pareciera que la ley es él, solo vale lo que dice él, y es legal lo que él asegura, quiere o le conviene.

Salvador Cosío Gaona en Twitter: @salvadorcosio1

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