El presente ensayo, más que un ejercicio de libertad de expresión, es un ejercicio de libertad de pensamiento: Muy lamentablemente, por todo lo que ha sucedido, el racismo como tal en los Estados Unidos, jamás se va a poder desterrar.

Analizar a fondo la película basada en hechos reales “Mississippi en llamas” con la extraordinaria actuación de Gene Hackman, entender el lema que surgió tras la muerte de George Floyd: “Black Lives matter” que significa que las vidas de los negros son importantes, les siguen llamando segregatorianente: negros, inconcebible, y saber recientemente de la permanencia en prisión del actor octagenario Bill Cosby por acusaciones “súper-infladas”, quizá muchas de ellas por ser afroamericano, son sólo ejemplos de los miles que confirman la hipótesis planteada en el presente ensayo de libre pensamiento.

Y cómo decimos en México: Ya estuvo suave...

Pero, ¿qué hacer para resolver ésta problemática humanitaria tan grave?

La respuesta se basa en la historia judía:

Cuando por primera vez los judíos fueron obligados a abandonar su tierra natal Israel, después de la destrucción del Templo de Salomón, migraron a Babilonia, pero siempre pensando en retornar a Israel, y lo hicieron hasta que el rey persa Darío, lo dispuso; después de la destrucción del segundo Templo por los romanos, comandados por Tito, los judíos migraron a todo el Mundo conocido, con la esperanza nuevamente de retornar a Israel, lo cual lograron 1875 años después, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y su primer mandatario: David Ben-Gurion, decretó la ley del retorno, con la cual, hasta ahora, todos los judios, y descendientes de judios de todo el planeta Tierra, pueden migrar a Israel, sin necesidad de ningún tipo de documentación.

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Basándonos en el libro publicado en 1976: “Raices” de Alex Haley: ¿porqué no plantear que los afroamericanos regresen a África, como los judíos a Israel?, finalmente, de ahí era la familia ascendente paterna de su Presidente Barack Obama, de quien su mismo nombre, Barack, en africano (swahili), significa “bendito o bendecido”, y así podría renovarse y renacer ese gran continente, más que olvidado, descuidado, con gente con gran poder, inteligencia y plusvalía, que podrían aprovechar para que los países de África vayan modernizándose, para convertirse humanamente en Estados Unidos, empezando con los que más se han afectado por ese descuido, incluyendo a Nigeria, a Etiopía, a Uganda, a Kenia y a Tanzania.

Repito, éste planeteamiento es sólo un ejercicio de pensamiento.

Nota cultural agregada: Resulta también interesante analizar como en la película “El patriota” de Mel Gibson, basada en la guerra de independencia de Estados Unidos de 1776, ambos bandos bélicos: ingleses y colonos americanos, les prometían a los esclavos afroamericanos que si se unían a su causa lograrían su libertad, promesa que histórica, y consecutivamente, no cumplieron.

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