Bienvenidos amantes de la gastronomía. Este fin de semana será largo, así que es buen tiempo para aprovechar y disfrutar de esta maravillosa ciudad, y por supuesto de su gran oferta gastronómica.
Desde el año de 1971 se celebra, en lo que ahora se conoce como la Alcaldía de Xochimilco, la “Feria de la Alegría y el Olivo”, en la Plaza Quirino Mendoza en el pueblo de Santiago Tulyehualco. Después de dos años de pandemia qué mejor que volver a vivir esta feria que nos ofrece los tradicionales dulces conocidos como “Alegrías” y derivados del olivo.
La semilla del amaranto es con la que se elabora este popular dulce, y viene a nosotros desde tiempos prehispánicos: “huautli” es su nombre en náhuatl; tan apreciada por nuestros pueblos originarios que era utilizada en importantes ceremonias religiosas, para elaborar “Huaunquiltamalli”, una especie de “ídolos” que se fabricaban a partir de la semilla del amaranto, mezclándola con miel de maguey o abeja hasta obtener una masa firme, a la que se le incorporaban tunas rojas.
Posteriormente se ofrendaban estas esculturas a dioses como Huitzilopochtli o Xiuhtecutli, para después de esto, destrozar estas estatuas y repartirlas entre los asistentes al “Teocualo”, entre lágrimas de los asistentes quienes recibían el pequeño pedazo de escultura con temor y reverencia.
Ya podrán ustedes imaginarse la cara de los españoles al ver este tipo de rituales religiosos. Además, creyeron que lo rojo era “sangre humana”, y no la tuna roja que utilizaban, por lo que este dulce estuvo “prohibido” durante la época del virreinato.
Cuenta la leyenda que el nombre que recibe este dulce que se elabora con semillas de amaranto se debe a que cuando los indígenas lo probaban se ponían a bailar y a cantar de “alegría”, y fue así como su nombre se ha conservado a través de los siglos.
Deben ustedes saber que la zona de Tulyehualco, al ser habitada por frailes y monjes españoles durante la época de la conquista, en los monasterios se acostumbraba que tuviesen una huerta donde cultivar su comida. Fue precisamente Fray Martín de Valencia quien llevó un olivo al pueblo de Tulyehualco en 1531; debido a las excelentes condiciones de la tierra, hasta el día de hoy se conservan estos árboles de olivo que son parte de nuestra historia, ubicados en Olivar de las Ánimas y Olivar de Santa María.
Gracias a ello, en esta zona se ha desarrollado toda una industria que gira en torno a los olivos, ya que cuentan con un molino para extraer el aceite de olivo, como también se procesan las aceitunas, ingrediente básico que se utiliza en diferentes cocinas, no solo la española, sino también en la árabe, la italiana, la griega, entre otras. ¿Quién no ha presentado como aperitivo para recibir invitados en su casa un platito con aceitunas?, es más, ¿qué sería del Martini de James Bond sin su aceituna?
Lo mismo podemos decir de las ensaladas, aderezadas con delicioso aceite de oliva, y todavía mejor si es procedente del país, de la primera huerta donde se sembró este fabuloso árbol.
Así que a partir del 4 y hasta el día 19 de febrero estará la “Feria de la Alegría y el Olivo” en José María Pino Suárez #5, Santiago Tulyehualco, Xochimilco, C.P. 16700, Ciudad de México. Si pueden darse una vuelta este fin de semana, estarán presentes más de 80 productores y se ofrecerán más de 120 productos derivados del amaranto y del olivo.
También habrá eventos culturales, muestras gastronómicas, venta de comida típica y artesanías para toda la familia. Un detalle más: durante la feria se elaborará una palanqueta de amaranto de 250 metros de largo, así que sí se animan a asistir, podrán ver desde cero como se hace una “alegría”.
¡Bon appétit!
Cat Soumeillera en Twitter: @CSoumeillera