La historia de Alejandra Cuevas Morán, más allá de la injusticia, es un mensaje de amor y de esperanza. Un ejemplo de cómo se lucha sin recursos, pero con ingenio y dignidad, de la mano de una sociedad que ya despertó y doblegó al poder.
Alejandra estuvo 528 días en prisión, por un delito inventado por el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, el hombre sobre el que recae la importante misión de diseñar y ejecutar la investigación criminal y de garantizar la protección a las víctimas de los delitos, el mismo que, con toda impunidad y sin consecuencias, abusó de su poder.
¿Qué pasa cuándo un funcionario como Gertz utiliza su cargo para sus venganzas personales y se convierte en verdugo? En México, nada.
La injusticia
Alejandra Cuevas es hija de Laura Morán, expareja sentimental de Federico Gertz, hermano de Alejandro Gertz, quien falleciò hace algunos años. El fiscal inició una serie de controversias relacionadas con la herencia de su hermano y presentó en 2015 una denuncia de homicidio por omisión que no procedió y a partir de ese momento promovió amparos y recursos para evitar el cierre de la investigación.
En 2020, Gertz, ocupando ya el cargo de fiscal, consiguió encarcelar a Alejandra bajo una figura penal inexistente y cuando el tribunal estuvo a punto de resolver los amparos que dejarían en libertad a Cuevas Morán, consiguió que la SCJN atrajera el caso y así impidió que quedara en libertad.
Alejandra Cuevas es madre y sus tres hijos nunca pararon de denunciar la injusticia, basta recordar el momento en que Ana Paula Castillo se arrodilló frente al Ministro Arturo Zaldívar, entonces presidente de la Corte para exigir la liberación de su madre. Y el periodista Alonso Castillo, que acudió a las más altas instancias para hacer visible la injusticia perpetrada en contra de alguien que, como siempre afirmaron, nada tuvo que ver con las acusaciones de Gertz, pero que acabó siendo objeto de su “venganza”.
El amor
Durante su estancia en el penal de Santa Martha, Alejandra pudo atestiguar un sinnúmero de injusticias que padecen mujeres “invisibles”, que podrían estar libres, pero que fueron abandonadas por abogados y familiares o carecen de recursos para completar su defensa, por ello junto con sus hijos y su fundación se ha dedicado a brindarles ayuda para que recuperen su libertad. Es un claro ejemplo de resiliencia y fortaleza, un ejemplo de cómo se puede convertir en una gran enseñanza de vida la más perversa injusticia.
El Verdugo
“Al leer este libro me enteré de cosas que sucedieron en la cárcel que mi mamá nunca nos contó”, aseguró Ana Paula Castillo en sus redes sociales y es que, más allá de la tragedia y de la terrible injusticia que vivieron, Alejandra y sus hijos dieron muestra de una incansable lucha para lograr su libertad.
En su libro “El Verdugo”, Alejandra Cuevas da testimonio de cómo ante la adversidad logró sacar lo mejor de sí y en sus propias palabras afirma que su libro “es un testimonio de resistencia y agradecimiento a quienes creyeron en mí”.
El relato va de lo conmovedor a lo indignante, de cómo el poder puede ser usado con perversidad e impunidad y al final salpica a las autoridades de todo un país, porque al permitir tal abuso, se convierten en cómplices de la injusticia.