LOS CLAROSCUROS

Un poquito de historia… no es aburrida.

El 12 de abril de 1861 por un ataque masivo de los nacionalistas del ejército de ‘La Unión’, atacaban y daban por ocupado y destruido el Fuerte Sumter en Carolina del Norte, protegido por el ‘Ejército Confederado’.

La historia de la última guerra dentro de territorio de los Estados Unidos de Norteamérica EE.UU., tiene tantos simbolismos y complejidades que valdría tomarse unos minutos para comprender desde la distancia, hechos y similitudes. La Guerra de Secesión.

Es razón popular que ese conflicto tiene lugar a partir de la toma de las riendas de la nación por el republicano Abraham Lincoln con 39,8% de la votación, donde el país afrontaba en un contraste masivo, una crisis y un desarrollo que dividía el enfoque y la visión de Estado de quienes gobernaban aquella aún naciente sociedad.

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La demanda principal conocida, era la abolición de la esclavitud de los estados sureños que su mira se centraba en la ambición expansionista que ya dominaba más territorios del sur y corría las márgenes con México para beneficio de unos cuantos latifundistas favorecidos de la mano de obra barata. Imperaba la pobreza en esta región.

Así sabemos la historia; peleaban por la abolición de la esclavitud los estados del norte contra los estados del sur.

Los del norte sumaban en su demografía más de 22 millones de habitantes y los del sur contaban a 9 millones. Fuerza desigual con desigual resultado.

La magnitud y disponibilidad de fuerzas armadas del norte –la Unión- permitía sueldos a sus soldados por hasta 13 dólares por mes, contra los sureños que apenas recibían 7.

Resumen. No… nunca pelearon lo mismo.

No era la lucha de los pobres del Sur –que al final perdieron su Confederación de Estados secesionistas y continuaron siendo parte de la Unión… y se quedaron sin esclavos-, pues los del norte se encontraban en franco desarrollo industrial y con crecimiento sostenido.

La causa legal de los norteños para combatir, se llamaba “Derechos de los Estados frente al Gobierno Federal” y determinaba más allá de “las leyes del esclavo fugitivo” como elemento primordial, que el gobierno estableciera medidas proteccionistas a la clase productiva del norte en su papel de industriales en desarrollo contra la clase en decadencia del sur, sujeta a la producción primaria.

Hubo en total 850 mil muertos en 5 años de guerra.

Lincoln fue el presidente abolicionista y ambos bandos jamás supieron que no luchaban lo mismo. Los del Norte por protección gubernativa a sus medios de producción industrializada y los del sur, que no perdieran su mejor elemento de ‘riqueza’, los esclavos.

Quizá había mejores maneras de encontrar acuerdos y caminar juntos hacia la grandeza de su nación.

¿Le suena familiar?

Los secesionistas que no votaron por un cambio en 2018, no entendieron la lucha de quienes hoy gobiernan y ambos bandos mantienen enfrascados en disputas sin objetivos comunes a los mexicanos; a una nación empobrecida que ve en su futuro inmediato mayores divisiones y desencuentros.

Los que gobiernan encausan una lucha contra el Statu Quo que defienden los corruptos y su anquilosada práctica gubernativa ya desterrada. Algo así como ‘muera el mal gobierno’ aducido al pasado inmediato.

Los demás, a pesar de ser ‘el otro 70% perdedor’ –votaron efectivos 30 millones de mexicanos del universo total- no encausan ni dirimen su visión opositora de un México que los necesita a TODOS.

Los que ya no gobiernan, no importan. La cantidad de población que significan los partidos políticos y los que lo integran, no alcanzarían un 10% total de los 120 millones de pobladores de este país. No necesitamos ni partidos… ni políticos.

Pero el resto del México productivo busca ser una nación progresista, que se impulse y genere oportunidades de riqueza y mayores contribuciones al gasto público. Que existan verdaderas condiciones de igualdad.

No pretende nadie –a título personal- que todos seamos pobres por igual.

No pelean lo mismo… y no se han dado cuenta. Tienen dividido el Congreso, los estados, las familias y el país.

COLOFÓN. Seguirán las guerras de videos de corrupción (ya anunciadas) entre políticos que trascenderán en mayores confrontaciones con bajas económicas difíciles para la nación. Una nación que resulta poco atractiva para la inversión.

“Causa Perdida” es la frase que identifica aquella mortífera guerra civil norteamericana y el enfrentamiento estéril de sus sociedades. No se convierta en lema nacional mexicano…

alejandrodeanda@hotmail.com

@deandaalejandro