El gobierno de Ucrania está en alerta máxima esta semana. El viernes pasado, el presidente Volodymyr Zelenskiy reveló análisis de inteligencia que advierten que un intento de golpe respaldado por Rusia es inminente. Los informes indican que un oligarca ucraniano multimillonario, Rinat Akhmetov, podría intentar tomar el poder con el apoyo de Rusia el 1 o 2 de diciembre.
Ucrania, Estados Unidos y sus socios de Europa han expresado su alarma en las últimas semanas por la acumulación masiva de fuerzas rusas en la frontera oriente de Ucrania. Rusia también ha movilizado miles de fuerzas que desplegó en la península de Crimea a principios de este año bajo los auspicios de un ejercicio militar, pero que nunca las retiró.
México es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU. Tendrá que asumir una posición en caso de conflicto. No es claro si pase algo o no, en estos días en Ucrania. Lo que sí debemos hacer es analizar cuidadosamente la situación. Para ello es importante leer las opiniones de los expertos.
En 1997, como Subsecretario de Relaciones Exteriores, llevé a cabo una visita de trabajo a Suecia para fortalecer la relación bilateral. Tuve entrevistas con el ministro de Cooperación Internacional y vicecanciller, Pierre Shori, y con la ministra de Cultura, Marita Ulvskog. También conocí a Nils Daniel Carl Bildt, un prestigiado político sueco que fue jefe del partido conservador (“Moderaterna”, los moderados) de 1986 a 1999. Bildt fue primer ministro de Suecia entre 1991 y 1994, cuando negoció la adhesión de Suecia a la Unión Europea y, más recientemente, fue ministro sueco de Asuntos Exteriores, de 2006 a 2014.
Desde entonces, siempre leo lo que Bildt escribe. En el sitio de Project Syndicate publicó, hace unos días con preocupación, que tanto en su retórica como en sus decisiones de inversión, entrenamiento y despliegue militares, China y Rusia han señalado claramente sus agresivas intenciones estratégicas. Sin duda, sería un gran error que China invadiera Taiwán y que Rusia invadiera Ucrania. El desarrollo económico de ambos países se vería afectado de manera decisiva por las sanciones a gran escala que inevitablemente seguirían. El riesgo de un conflicto militar más amplio sería alto, y es casi seguro que países como Japón e India se embarcarían en una gran acumulación militar propia para contrarrestar a China. Los europeos, por su parte, ya se están moviendo con más decisión hacia una política de fortalecimiento de su defensa. Sería un error invadir Ucrania, pero podría ocurrir.
Todos los analistas se refieren a lo que escribió Putin el verano pasado, en un ensayo extenso en el que argumentó que Rusia, Ucrania y Bielorrusia deben estar juntas porque es una cuestión de historia. Según Putin, la soberanía ucraniana o bielorrusa sólo se puede lograr junto con Rusia, bajo la autoridad última del Kremlin.
La intención estratégica de Putin es clara: considera que la independencia de Ucrania es cada vez más intolerable. Rusia ha estado preparando y equipando a sus fuerzas armadas con el propósito específico de invadir y conquistar Ucrania antes de que cualquier fuerza exterior pueda interrumpir la ocupación. Además de tomar Crimea, el Kremlin ya envió fuerzas militares regulares a la frontera con Ucrania, como lo hizo en agosto de 2014 y nuevamente en febrero de 2015 en la región oriental de Donbas. Putin parece estar listo y dispuesto a lanzar otra incursión. Sin duda, una toma militar rusa de Ucrania alteraría el orden de seguridad de Europa y sería una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.
No cabe duda de que el Kremlin quiere hacer todo lo posible para socavar al presidente ucraniano. Sin embargo, un intento de golpe real, como un nuevo ataque militar en territorio ucraniano, es más difícil de imaginar porque el “éxito” es poco probable. Las amenazas, sin embargo, envían otro mensaje: recuerdan el poder energético de Rusia e intentan evitar que Estados Unidos y la OTAN “desarrollen” el territorio de Ucrania con fines militares.
Hay quienes aseguran que la invasión rusa en Ucrania es inminente por las siguientes razones.
- Rusia ya intervino en el conflicto de Georgia con Abjasia y Osetia del Sur en 2008. En 2014, Rusia llevó a cabo una operación ultrarrápida en Crimea. El ejército ucraniano fue derrotado en Donbass. En 2015, Rusia cambió la situación militar en Siria. Rusia está dispuesta a utilizar la fuerza.
- No hubo consecuencias políticas internacionales para Rusia. Ningún estado extranjero ha intervenido abiertamente en estos conflictos. La ayuda militar extranjera no altera radicalmente el equilibrio de poder. Rusia se siente segura de avanzar sin contratiempos.
- Rusia no soporta el statu quo existente en las relaciones con Ucrania. Los eventos de 2014 fortalecieron significativamente la posición de los nacionalistas. Cualquier intento de entablar un diálogo político con Rusia se considera inaceptable. El conflicto es inevitable.
Todavía es prematuro llegar a conclusiones. Algunos analistas ven poco probable el ataque armado de Rusia en Ucrania por las siguientes razones:
- Es difícil que se llegue a un acuerdo. Una victoria rusa no conducirá a una paz rápida. La confrontación sería prolongada y lenta. Dominar toda Ucrania es técnicamente imposible. La opción sería la de “dos estados ucranianos” que permitiría a Rusia expulsar a los nacionalistas enviándolos al oeste. Esto es muy inestable.
- Estados Unidos y Occidente considerarían el ataque como una emergencia y no limitarían los fondos para apoyar a las fuerzas armadas de Ucrania. Además, en este caso, se suministrarán todos los tipos posibles de armas convencionales. Eso prolongaría el conflicto.
- Rusia se encontraría en un aislamiento diplomático severo. Es poco probable que algún país exprese su apoyo a las acciones de Moscú. La legitimidad de las acciones de Moscú sería débil. Rusia tendría que asumir la responsabilidad de las bajas civiles.
- Los actores occidentales introducirían sanciones y restricciones contra Rusia, incluyendo el bloqueo contra todos los bancos rusos y su banco central. Luego vendría la prohibición de comprar petróleo ruso y gas. El daño a la economía rusa sería enorme.
- Controlar Ucrania podría ser problemático. La toma de territorios no resolvería ninguno de los problemas que enfrenta la economía rusa en la actualidad. Durante los últimos 30 años Ucrania ha desarrollado su propia identidad cívica. No son leales a Rusia.
- La situación interna de Rusia es complicada. Nadie quiere una guerra con un vecino. Las pérdidas humanas se convertirían en un factor permanente de preocupación. Combinado con una posible crisis económica, estas no son las mejores condiciones para generar apoyo público en Rusia.
- Los costos de una posible guerra superan los beneficios. La guerra está plagada de importantes riesgos para la economía, la estabilidad política y la política exterior rusas. No resuelve los problemas de seguridad clave, mientras que crea muchos nuevos.
El ex representante de Estados Unidos ante la ONU durante el gobierno de Donald Tump, John Bolton, escribió hace unos días que Rusia tiene planes que van más allá de Ucrania y Bielorrusia. Putin está siguiendo una estrategia macro en todos los territorios cercanos a Rusia, mientras que el enfoque de Occidente es micro.
Los tambores de guerra suenan en Europa. Por segunda vez este año, Moscú está reuniendo hasta 100 mil soldados y equipo militar en su frontera con Ucrania. La administración de Biden juzga que existe una posibilidad real de que el presidente ruso Vladimir Putin decida lanzar una nueva invasión de Ucrania en los próximos 2-3 meses a pesar de los altos costos en los que incurriría Moscú.
También puede ser un engaño elaborado. La realidad es que el Kremlin se está poniendo en posición de atacar. La retórica de Putin contra Ucrania y la OTAN son la justificación para una acción militar.
En caso de conflicto, México tendrá que tomar una decisión y votar en el Consejo de Seguridad de la ONU. Será una prueba importante para la diplomacia de la 4T.
Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino