¿Andarán por ahí pagando por sus pecados? Tal vez habitan en una ciudad subterránea y oscura. De vez en cuando enloquecen porque escuchan pasos sobre sus cabezas, a pesar de que viven en un lugar hermético... Tal vez porque están en el inframundo.

Poco pueden ver o casi nada, caminan de un lado a otro, no chocan entre sí, se traspasan. Sus vestimentas de antaño lujosas están hechas jirones; algunos conservan los globos oculares en sus cuencas, otros los han perdido. Sus bocas están sin dientes y resecas; algunos carecen de lengua, no pueden hablar por lo que solo gimen, otros no se arriesgan a decir palabra para no despegar sus labios y perderla. Todos con cabelleras secas y largas al igual que las uñas, que al parecer son lo único que ahí tiene vida. Los ojos de algunos que aún están su sitio están blancos u opacos; todos tienen la piel corrugada, apergaminada y conserva cada cual el gesto rígido, el que marcó su último suspiro

Alejandro VI, cuyo nombre secular fue Rodrigo Borgia, estuvo en el poder de 1492 a 1503. Fue miembro de una familia criminal, llena de escándalos, cuyos baluartes eran la promiscuidad y perversidad. Alejandro llevó una vida sexual desenfrenada bajo las bóvedas divinas. Padre de al menos nueve hijos ilegítimos, resultado de las varias orgías que organizaba su santidad.

Cuando era cardenal, Alejandro VI recibió una carta del papa Pío II reclamándole por “recibir a varias damas de Siena” a altas horas de la noche. “La vergüenza me impide mencionar todo lo ocurrido (…) Toda Siena habla de esta orgía”. Aun así por el poder que tenía su familia, se convirtió en papa.

Un rico español sobornó a los cardenales del cónclave y compró su papado. La sangre de los Borgia tenía eritrocitos negros al parecer. Alejandro nombró a muchos de sus malignos familiares para ocupar el poder, no tenía ningún remordimiento por matar a cardenales rivales para luego reclamar sus valiosas propiedades. Un papa amante de las mujeres, no de Dios.

Las columnas más leídas de hoy

El papa Esteban VI estuvo en el poder en 896. Un religioso oscuro, tal vez surgido de las tinieblas. Esteban no tuvo una buena relación con su predecesor, el papa Formoso. El odio que sentía Esteban provocaba que perdiera toda prudencia, hasta llegar a la locura. Cuando llegó al poder, mandó exhumar el cuerpo de su enemigo Formoso. Envolvió el cadáver en descomposición en túnicas papales, para sentarlo en el trono y enfrentase un juicio. Como Formoso no contestó al desquiciado Esteban, lo acusó de perjurio y como castigo mandó arrastrar su cuerpo por las calles de Roma para después arrojarlo en las aguas del río Tíber. Esteban VI fue el que llevó a cabo el famoso “Concilio Cadavérico”. Años después el papa Esteban VI fue estrangulado por partidarios de Formoso.

Papa Bonifacio VIII, cuyo nombre secular era Benedetto Caetani, ocupó el cargo en 1294. Bonifacio dijo que la pedofilia no era más problema que “frotar una mano contra la otra”. Era ambicioso y hábil para las intrigas y para generar pleitos; tenía muchos enemigos, entre ellos al escritor Dante Alighieri por las críticas en contra la Iglesia.

Bonifacio VII tuvo la peor de las disputas con el rey de Francia Felipe IV. En 1302, Bonifacio emitió una bula papal con la cual ponía a los reyes de Europa y a sus ejércitos bajo su mandato. El rey ordenó su captura al enterarse que este papa pretendía excomulgarlo. Dante le dio un lugar en el octavo círculo en su “infierno”.

Papa León X, cuyo nombre era Giovanni de Medici, estuvo en el poder de 1513 a 1521. Le gustaba la buena vida. Financió algunas de las obras más famosas del Renacimiento, gastando enormes cantidades de dinero que llevó las finanzas de la Iglesia a la bancarrota. Para recuperar fondos vendió indulgencias, que eran promesas de reducción de la pena por los pecados. Gente iba a comprar su perdón. Algunos creyentes desesperados le pagaban por sacar a sus parientes del purgatorio. Esta corrupción y venta de mentiras enfureció a mucha gente, entre ellos a Martín Lutero. Tras su muerte dejó el papado al borde de la bancarrota.

Papa Juan XII llegó al trono en 955, cuando tenía apenas 18 años. Juan no dirigió la Iglesia, llevó una vida libertina convirtiendo la residencia en un burdel. Despiadado y loco fue señalado de castrar a un cardenal. También acusado de homicidio, perjurio, sacrilegio e incesto. Nada de célibe como muchos en la historia. En una noche en el lecho de amor, murió de un ataque cerebral justo cuando llegaba al paraíso. Existe la versión de que en el acto fue descubierto por un marido celoso y éste lo golpeó brutalmente. Juan XIII murió tres días después.

Papa Benedicto IX ocupó el cargo tres ocasiones, las mismas veces fue descrito como “un demonio del infierno”. Se convirtió en papa al parecer a los doce años en 1032, gracias al poder de su familia. Fue corrupto y esto lo condujo a participar, elucubrar crímenes y fraudes que dañaron la imagen de la Iglesia. Sus oponentes políticos intentaron asesinarlo por lo que raudo huyó a Roma, donde se dice que robó, asesinó y cometió actos atroces. Los cardenales pidieron su renuncia y, como amante del dinero y los placeres mas no de Dios, recibió a cambio una suma enorme de dinero que algunos historiadores afirman que fueron 1,500 libras en oro. Se le recuerda como uno de los papas más corruptos de la historia y uno de los pocos que fue excomulgado.

Papa Sergio III se convirtió en papa en 904. Fue gran amigo de Esteban VI, el responsable del “Sínodo del Cadáver” y fue quien condenó y mutiló el cuerpo del Papa Formoso. Sergio ordenó el asesinato de dos de sus predecesores inmediatos, León V y Cristóbal. Su pontificado ha sido descrito como “deficiente y despiadado”.

Sixto IV, elegido en 1471, tuvo seis hijos ilegítimos; uno con su hermana. El tenía el derecho al libertinaje. Lo que no pudo fue controlar los apetitos sexuales de sus subordinados, por lo cual creó un impuesto eclesiástico para las prostitutas y cobró a los sacerdotes por tener mujeres. Nombró cardenales a seis de sus sobrinos, desde entonces el nepotismo.

Inocencio VIII se convirtió en papa en 1484. Tuvo muchos hijos ilegítimos también. Fue el primer “honesto”, ya que reconoció abiertamente que tenía ocho hijos, aunque pudo haber tenido más. Antes de aceptar que eran sus hijos les llamaba “sobrinos”.

Julio II descrito en 1503 como el papa más feroz de la época por “imperioso, irascible y desmesuradamente activo”. Valiente y decidido se vestía con una armadura plateada para liderar tropas por toda Italia. Participaba en batallas para extender el territorio de la Iglesia.

Julio, por alguna contrajo sífilis: Era afecto al sexo con múltiples mujeres. La enfermedad se agravó, las pústulas cubrieron su cuerpo, la descomposición de su carne. El Viernes Santo de 1508 sus pies estaban podridos, cubiertos de llagas por lo que sus fieles no pudieron besárselos.

Pablo IV, elegido en 1555 conocido por su antisemitismo, cometió horrendos crímenes. Creó un gueto judío en Roma, donde eran obligados a portar sombreros amarillos. Sinagogas fueron destruidas durante su mandato. Fue un papa odiado, tanto que después de su muerte en 1559, la gente eufórica y feliz destruyó sus estatuas.

Personalidades “santas” de las más oscuras. ¿Será que de verdad les son perdonados sendos pecados?... ¿O andan ahí deambulando en las tinieblas?