Miente sobre el presidente López Obrador la señora Elena Chávez, autora del libro El rey del cash. Enseguida daré mis razones para explicar por qué opino de esa manera.
Un día de principios de 2006 me llamó Ciro Gómez Leyva. Me dijo: “Ojalá no vayas a terminar siendo el Lino Korrodi de López Obrador”.
Recordemos que Korrodi estuvo en el centro de varios escándalos relacionados con la recaudación de fondos privados para la campaña presidencial de Vicente Fox en el año 2000.
La preocupación de Ciro obedecía a que yo iniciaba mi participación en la primera campaña electoral presidencial de Andrés Manuel, y entre otras responsabilidades el candidato me dio la de coordinar los donativos privados.
A Ciro le dije que por ningún motivo iba yo a ser el Korrodi de AMLO. Y es que no, no iba a verme involucrado en ningún escándalo de dinero político. Era imposible que me metiera en ese problema porque (i) Andrés Manuel me exigió, desde que me integré a su equipo, que todo lo que yo hiciera fuera absolutamente legal y honesto, y (ii) su firme compromiso con la ley y la honestidad fue lo que me llevó a colaborar con el tabasqueño.
Para no equivocarme, lo primero que hice en cuanto llegué a aquel grupo de campaña de AMLO fue buscar al entonces presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde. Este hombre no me dejará mentir. Ugalde me explicó los detalles legales sobre los donativos políticos y hasta me juntó con el funcionario del INE responsable de vigilar el financiamiento a las campañas, Alejandro Poiré.
Varias veces rechacé donativos que excedían los límites establecidos en la ley. Y nunca vi efectivo en esa campaña. Pensé, eso sí, que una buena idea para financiar parte de las actividades del equipo lopezobradorista eran los pequeños donativos. Diseñamos el 01 900 AMLO, un número telefónico para recibir aportaciones de 30 pesos por llamada.
Desgraciadamente —yo no lo sabía— los señores Ugalde y Poiré, entonces jerarcas del IFE, ya apoyaban a Felipe Calderón y no autorizaron completo, esto es, ciento por ciento operable, ese sistema de recaudación telefónica.
El propio Carlos Slim me buscó para decirme que Telmex no podía prestar el servicio tal como yo lo había solicitado porque el IFE, de plano, no quería.
De 2006 a 2011 seguí cerca de AMLO y puedo decir que estaba perfectamente enterado de todo lo que se hacía en aquella dura etapa de la resistencia contra el autoritario panista que se había robado las elecciones. Nunca vi nada ilegal.
A César Yáñez, muy cercano a Andrés Manuel durante años, se le ha involucrado en el escándalo que ya se ha hecho por la próxima difusión del libro El rey del cash.
Considero a César un hombre honesto y de principios. ¿Por qué se le ataca de esa manera? La respuesta está en el dato más conocido de la biografía de la autora del libro, Elena Chávez: ella fue esposa del señor Yáñez.
Elena tiene talento, sin duda. Es buena en lo suyo, el periodismo y la escritura. Una pena que sus conflictos personales los esté convirtiendo en show político. Supongo que le irá bien con la venta de libros, felicidades.
Saludos y olores en el informe de Claudia
Los acertijos matemáticos son interesantes. Uno famoso es el de los apretones de manos. Dice así: “En una reunión la totalidad de los y las asistentes se dieron la mano entre sí. Hubo equis cantidad (la que sea) de apretones de manos. ¿Cuántas personas estaban en la reunión?”. O al revés: “Después de un evento, los y las participantes se despiden. Todo el mundo da la mano a todo el mundo. ¿Cuántos apretones de mano hubo?”
A la gente dedicada a la política le encanta ir a los informes o a las tomas de protesta de sus colegas, entre otras razones para saludar a cualquier persona que se le ponga enfrente, sobre todo si se trata de alguien conocido o con influencia. La droga de políticos y políticas es el saludo.
El origen de la costumbre de estrecharse las manos es tan antiguo como incierto. Pero solo hasta hace unos años se descubrió su utilidad. En 2015, investigadores del Instituto de Ciencias Weizmann, de Israel descubrieron que el saludo sirve para obtener información del prójimo a través del olor. Es decir, en el experimento la mayoría de las personas se olieron las manos después de saludar a alguien.
Quienes ayer asistieron al informe de Claudia Sheinbaum en el Auditorio Nacional se saludaron, se olieron y ¿regurgitaron? Digo, hay olores desagradables que llevan a la náusea, y no precisamente a la novela de Sartre.
Aquí una foto de las principales figuras de la política que asistieron al informe de la jefa de gobierno de la Ciudad de México.
¿Qué caras hizo Alfredo del Mazo después de saludar —y oler— a Cuauhtémoc Blanco? ¿Le agradó al jalisciense moderadamente empapado en tequila papá de Checo Pérez el buqué de bacanora sonorense de Alfonso Durazo? ¿Jesús Ramírez soportó el perfume de Samuel García, quien como buen fifí regio se echa encima litros de agua de colonia? ¿Qué decir de la competencia de fragancias entre Layda Sansores y Diego Sinhué?
La pregunta clave es la de qué olores llegaron a Claudia Sheinbaum. Los de sus invitados e invitadas, desde luego. Pero no eran los que ella buscaba y muy probablemente los ignoró. El aroma que sí interesaba a la jefa de gobierno era el de la gente común, el de las personas sencillas.
Está bien, cumplió con la clase política y soportó sus olores que pueden llegar a ser —y con frecuencia lo son— nauseabundos. Y es que nada es más sucio que la falsedad: sus invitados e invitadas así como la aplauden a ella, aplauden a los dos corcholatos que se mantienen, ya ni tan sólidamente, en la competencia. Grillos y grillas son expertos en parafrasear a Groucho Marx: “Si no sale mi candidata, tengo otros candidatos”.
Lo que sigue para Claudia, sobre todo después de la lección de la elección de Brasil, es aplicar al pie de la letra el principio lopezobradorista de menos cúpula política y más pueblo. Estoy seguro de que la jefa de gobierno esa ruta transitará.
Aunque Lula llegara a la presidencia brasileña —algo que está por verse—, lo cierto es que el pasado domingo la extrema derecha ganó lo importante: el congreso y dos de los tres estados más grandes, Río de Janeiro y Minas Gerais.
La izquierda no ha ganado nada. Siguen pendientes de decisión la presidencia y el estado más grande, São Paulo. ¿Por qué no arrasó el partido de Lula, tal como lo pronosticaban todas las encuestas? Explicaciones hay muchas; la mejor es que Lula se confió, no hizo suficiente campaña entre la gente porque pensaba que tenía el apoyo popular asegurado y, en cambio, dedicó su tiempo a la politiquería cupular.
Morena no tiene nada seguro para el 2024. Va adelante en las encuestas, pero eso no es garantía. Su militancia deberá entender que no estará en las boletas presidenciales el principal activo del partido, Andrés Manuel López Obrador, y que esto obliga a ir más a la base social.
Para la Ciudad de México, la misma cosa. Quien se quede con la candidatura de izquierda en la capital del país deberá dialogar mucho con la gente y poco con los liderazgos políticos.
Por cierto, en el informe de Sheinbaum andaba Rosa Icela Rodríguez. Se le ovacionó. Es lista Rosa Icela, así que no se creyó los aplausos, no los de las primeras filas. Ella entiende, como Claudia, que el olor que sí vale es de la gente de los barrios capitalinos. Ya están llegando los tiempos de dejar la oficina a burócratas de carrera para aplicarse en lo único importante en la política: el contacto con el pueblo que es el que manda.
Denise
√ No me gusta como baila Denise Dresser; si algo pudiera recomendarle sería que dejara de hacer videos jugando a la danzante.
√ No es objetiva cuando cuestiona a AMLO y a la 4T; ella se ve inclusive fanática al criticar con rabia al presidente de izquierda y a su gobierno.
√ No me parecen interesantes sus artículos en Reforma, así que muy pocas veces termino de leerlos.
√ No creo que ella sea una persona modesta; todo lo contrario, invariablemente la percibo arrogante.
Pero...
Denise Dresser tenía derecho a estar en la manifestación del 2 de octubre, que no es propiedad de nadie pero que indebidamente expropiaron simpatizantes de la 4T. A la politóloga del ITAM de plano la corrieron y agredieron, algo inaceptable en una democracia.
La señora Dresser tenía derecho a estar en la manifestación y, también, tenía derecho a que su presidente la defendiera. Pero Andrés Manuel, cuando tocó el tema en su conferencia de prensa mañanera, no lo hizo.
Querido Andrés Manuel: cometiste un error al no defender fuertemente el derecho de Denise a participar en una marcha. Ojalá rectifiques.
Presidente, en lugar de interceder a favor de Dresser, pediste un “debate sin hipocresía”. De plano no siento que viniera al caso esa expresión. Porque, es un hecho, lo que le hicieron a la señora Dresser de ninguna manera puede ser calificado como intercambio de ideas racional, tranquilo, pacífico.
Se cometió una injusticia y hasta un delito —hubo acoso contra Denise y violencia de género— y lo menos que merecía la víctima era comprensión, y no la recibió de parte de la máxima autoridad política del país.
Denise Dresser, en efecto, baila mal, critica a AMLO con fanatismo, sus artículos son aburridos y ella es arrogante, pero... tenía el derecho de estar en la manifestación del 2 de octubre, y también tenía el derecho de ser defendida por su presidente.
Ojalá Andrés Manuel recapacite. Después de las agresiones a Denise, lo adecuado habría sido que AMLO reprendiera a sus simpatizantes que se pasaron de intolerantes. Es lo que pienso.