México juega un papel preponderante para el desarrollo de la región de Norteamérica, la Cumbre de las Américas que se celebra en Los Ángeles es fundamental, principalmente para la relación entre ambos países y por temas como la migración, desarrollo de Centroamérica y la transición energética.

Al no acudir a la Cumbre, el presidente AMLO deja claro que en la lucha por el poder en Estados Unidos tomó partido con el conservador Trump y no por el proyecto de cambio que promueve Biden.

Crisis global y ausencia

En el contexto de una posible Tercera Guerra Mundial, la Cumbre resulta de vital interés para la seguridad de la región de Norteamérica, más si consideramos que México está obligado en asumir una posición de aliado con el vecino del norte y así debería expresarse, sin ambages, ni chantajes.

El entorno internacional está que arde por el conflicto bélico derivado de la invasión de Rusia a Ucrania y la amenaza de Putin de usar armas nucleares, la creciente tensión entre China y Estados Unidos y porque los ensayos nucleares que se han intensificado en Corea del Norte ponen en extrema tensión a Corea del Sur y a EU.

A nivel global, la crisis en la economía atiza las de por sí complicadas relaciones internacionales afectadas por fenómenos como la pandemia del Covid, el Cambio Climático y sus consecuencias, como el calentamiento global y la escasez de agua; aparte de la crisis de contendedores, chips para la industria automotriz, inflación, aumento de la pobreza, crisis alimentaria y de energéticos.

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Energía y geopolítica

La transición energética genera resistencia sobre todo entre las grandes empresas petroleras y los países productores, como Rusia, Medio Oriente y otros más, como México o un sector de los Estados Unidos que han estado formando una especie de dique para impedir la transición.

Trump

Desde que asumió el poder, AMLO se alineó con Trump en temas migratorios, energéticos y políticos, por su cercanía con Putin, el interés de formar una alianza para impedir la transición energética y por su cristianismo y afinidades populistas.

La relación entre Trump y AMLO ha sido buena, incluso la primera gira internacional del tabasqueño fue para visitar la Casa Blanca y conformar acuerdos para impulsar a empresas amigas, sobre todo en materia de energía.

Con la llegada del demócrata al gobierno de Estados Unidos las cosas cambiaron, AMLO ya no fue tan cortés con el país vecino. Asumió una posición contestataria, los acusó de ser un país hegemónico e imperialista y no ha dudado en jugar a las vencidas con Biden, a quien acusa lo mismo de subvencionar organizaciones civiles en contra de la 4T, que de financiar la defensa de Ucrania en lugar del apoyo a los migrantes que había acordado con Trump o de apoyar a los legisladores de oposición que votaron en contra de su reforma eléctrica.

Apuesta 2024 por Trump

En las elecciones próximas a celebrarse en Estados Unidos, a las que AMLO califica como el mal de la relación bilateral, donde se renovará el Congreso, se debaten dos proyectos y el posible regreso de Trump a la Casa Blanca en el 2024.

La disputa entre Biden y Trump ha tomado un matiz personal porque el expresidente acusó al hijo de Biden de hacer negocios ilícitos en Ucrania y por pedir a Putin pruebas sobre el supuesto tráfico de influencias de Hunter Biden durante su etapa como accionista en la empresa energética ucraniana Burisma. Mientras, Trump hacía negocios multimillonarios en Rusia directamente con Putin, que incluso le impuso un asesor, según declaró su abogado Michael Cohen.

Tanto le debe AMLO a Trump que se metió de lleno en este conflicto. A diario ataca a Biden y su administración y lo muestra como un presidente débil, como un presidente sometido: “Nada más que, aunque entiendo la postura del presidente Biden, no la comparto, porque eso ya no se debe de permitir, ya es tiempo de decir: Basta y no me vas a estar chantajeando, porque lo primero son los pueblos”. Muy diferente de la respuesta que dio cuando Trump declaró que lo “dobló”.

Cuando le preguntaron respondió: “en su momento lo vamos a ver, porque todo eso tiene que ver también, y ese es otro asunto de fondo, tienen campañas y ya no pueden hacer nada”, para luego reiterar que tiene una excelente relación con el expresidente.

Y no fue

AMLO amenazó y chantajeó con que no iría a la Cumbre, en este espacio señalamos que no asistiría, pero la pregunta de fondo es cuál o cuáles son los verdaderos motivos de su inasistencia.

¿Los migrantes no le compran su discurso y quiere evitar que le hagan un sainete en Los Ángeles como el que le hicieron en Nueva York?

¿Es valiente en su Palacio, pero incapaz de defender lo que vocifera en el salón Tesorería y prefiere mandar a su Sancho Panza, Ebrard?

Finalmente, resulta irrelevante si AMLO asistió o no a la Cumbre, con la representación de Ebrard se mantiene la posición solidaria con EU. El problema está en cómo recibirá Trump que México, a través del Canciller, mantenga una buena vecindad con el gobierno de Biden.