Ni en el hegemónico PRI, ni cuando se dio la alternancia de poder se había dado un escenario como el actual, con un presidente que no quiere dejar el poder ni su palacio donde vive como un rey tirano, sin importarle sumir a su sucesora en una crisis de legitimidad como ningún otro mandatario ha pretendido.

De aprobarse la reforma al poder judicial, AMLO maniataría a su sucesora, no le permitiría gobernar, decidir, administrar la nación, para lo cual fue electa. Andrés no reconoce la legitimidad que Claudia ganó en las urnas, superando por mucho la votación que él obtuvo en 2018.

Dueño y aliado

Como dueño de Morena y aliado personal del PVEM, PT y MC, decidió él y nadie más, quiénes serían los candidatos a cargos de elección en las nueve gubernaturas y al Congreso de la Unión. En otras palabras, su ‘Plan C’ fue conseguir el control del poder legislativo y a través de él, hacerse del poder judicial, todo para conservar el control político y económico del país, someter a Claudia y no permitirle absolutamente nada.

AMLO entendió cuándo poner en la agenda pública algo que ya se notaba necesario, reformar al poder judicial, para adaptarlo a la realidad del país, con base en los principios que dieron vida a la república, pero atendiendo la dinámica de desarrollo de la nación, en temas de cambios tecnológicos, transición energética, diversidad, derechos humanos, etcétera; pero sin alejarse de los principios fundamentales, los valores de la ilustración, la Revolución francesa y de los padres fundadores.

Valores inamovibles

Libertad: todos los ciudadanos tienen el derecho a la libertad y a la igualdad ante la ley. Todos los ciudadanos son iguales y tienen los mismos derechos, sin distinción de rango, estatus o condición social. Solidaridad y respeto mutuo entre los ciudadanos son fundamentales para la construcción de una sociedad justa y equitativa. El poder reside en el pueblo, que puede ejercer su autoridad a través de representantes elegidos por voto.

Las columnas más leídas de hoy

Derechos humanos: una de las más importantes aportaciones de la Revolución francesa que fue adoptada por México, como la libertad de expresión, la libertad de culto y la protección contra la detención arbitraria.

Un ejemplo que no se puede olvidar en estos momentos, es el que dio el primer presidente de Estados Unidos, George Washington, quien se negó a reelegirse por tercera vez en 1796. En ese momento, no había un límite constitucional para el número de mandatos presidenciales, pero Washington estableció un precedente al limitar su tiempo en el cargo a dos mandatos.

Washington creía que una tercera elección sería perjudicial para la democracia y podría llevar a una concentración de poder en manos de una persona. También deseaba demostrar que el país podía funcionar sin él al frente y que la transición de poder sería pacífica. Su decisión de no buscar una reelección por tercera vez fue un ejemplo de su compromiso con la democracia y su voluntad de ceder el poder de manera pacífica.

Por ello, regresando al debate que hoy tiene en vilo a México, la legitimidad de Claudia y la paz social, hay dos posiciones: la autoritaria y bananera de AMLO que pretende concentrar el poder y someter a su sucesora a sus designios personales, o bien, la idea de que la reforma al poder judicial tome un camino democrático, donde se escuchen todas las voces y se mantengan los principios que fundamentan a la república, dando viabilidad a un marco jurídico que preserve la igualdad, democracia, derechos humanos y solidaridad.

Ya son varias las ocasiones en que la presidenta electa menciona en diversos foros la necesidad de que se la reforma sea debatida por el tiempo que sea necesario para tener un marco legal que fortalezca a las instituciones y la justicia del país.

Autoritarismo

El enojo con Salinas Pliego porque el empresario le dijo en sus redes sociales “sea serio” cuando el presidente le pidió a él y a otros empresarios, que se pronunciaran para defender su propuesta de reforma al poder judicial, como no lo hizo, ahora le quiere ordenar a la Corte que lo juzguen y sentencien, no con un proceso judicial apegado a derecho, sino porque él es la ley.

Tal como están las cosas, no nos queda más que confiar en que Claudia implemente una mejor reforma, sería el camino correcto y lo que le permitirá gobernar con la legitimidad que le dio el inobjetable triunfo que obtuvo en las urnas.

X: @diaz_manuel