IRREVERENTE
Les platico:
Con menos de un año de vida en el gobierno, las corcholatas tendrán que renunciar a los cargos oficiales que ocupan.
Durante un lapso peligrosamente indefinido, sus sustitutos van a tener que pasar por la natural curva de aprendizaje, a un año de que concluya este gobierno.
Entonces, por un rato, no habrá secretarios de Gobernación ni de Relaciones Exteriores.
No debe pasar nada porque Ebrard y Adán Augusto son dos floreros, uno exterior y el otro interior.
Pero en el lapso que pasará para que AMLO define a sus reemplazos, podría suceder algo grave, tomando en cuenta el desmadre de las relaciones exteriores, por el distraimiento del canciller en su pre pre pre campaña.
Y también por el caos que los partidos y el crimen organizado provocan en Mexico, debido a que el titular de la política interna también está distraído por andar en el argüende sucesorio.
Súmenle la renuncia de Claudia Sheinbaum como gobernadora de la mayor concentración poblacional de México, la CDMX, y tenemos el caldo perfecto para que germine la ingobernabilidad.
Pero, que se pudran México y los mexicanos.
A López Obrador lo único que le interesa es mantenerse en el poder a través de interpósitas personas.
Que se joda México, al fin y al cabo él ya tiene su refugio esperándolo no en Palenque, como creen algunos ilusos “buenos hombres”, sino en la zona más protegida y privilegiada de Varadero.
Así le pagará el dictador Miguel Díaz-Canel, la descomunal ayuda que recibe el gobierno cubano de parte de nuestro presidente.
Lo que detonará en 2024
Vean si no le vale madre a AMLO su país:
El próximo año detonarán dos sucesos:
1.- El grave incumplimiento en que incurre México respecto al tratado comercial con EU y Canadá.
2.- La crisis migratoria.
Pese a ello, Ebrard renunciará mañana a la SRE.
Y la política interna? Bien, gracias
En el 2024 tendrán lugar las elecciones más copiosas en la historia de México, y pese a ello, Adán Augusto renunciará dentro de pocos días a la Segob, a menos de que desista en su intento y se aboque a lo que le encargó su amigo el presidente.
Esas son las reglas que les impuso López Obrador: si quieren seguir aleteándole a la presidencia, van a tener que renunciar.
Y a quienes queden fuera de la carrera presidencial, para que no hagan olas, les aventará al suelo, cual migajas debajo de la mesa, premios de consolación en la forma de puestos del gabinete o posiciones legislativas.
No le hace que sean inútiles e incapaces.
Si se alinean a los designios del tirano, salvarán el pellejo.
Fracturas en vez de facturas
Después del brutal abstencionismo que vimos el pasado 4 de junio -que consolidó el poder de AMLO, no de Morena- nadie se atreve a pasarle facturas a este presidente.
Ni siquiera los empresarios, porque le tienen miedo, así como lo leen, le tienen miedo.
La I.P. ni enyesada se atreve a mover sus brazos.
Están fracturados y al no apoyar a la disidencia, muestran su cobardía.
Por favor, lean: escribí DISIDENCIA, no OPOSICIÓN.
Salvo honrosas y poquísimas excepciones, los empresarios NO apoyan a la disidencia, porque la mayoría NO supo y no sabe, que muchos magnates cubanos que NO creyeron en el poder destructor de Fidel Castro, terminaron de elevadoristas en Miami.
NO apoyan a los disidentes porque no saben distinguirlos de los “opositores”.
Anécdota de un disidente:
En cierto evento cívico de esta semana en San Pedro Garza García, un colado entre el auditorio me insultó públicamente porque -según él- le falté al respeto a un chavo que se quejaba de que nadie lo motivaba para ir a votar, y que por eso no lo hacía.
Primero, le pedí a ese joven que no se tirara al suelo ni se hiciera la víctima.
Luego le pedí que cumpliera con su deber y se dejara de lloriquear: “es que los jóvenes no votamos porque nadie nos motiva”.
“Cálmate, papá”, le solté.
Después dije que la generación actual es de cristal, porque antes de preguntar “qué voy a hacer?”, al solicitar empleo, quieren saber cuánto van a ganar, cuáles serán sus prestaciones, sus días de descanso y ponen como condición jalar en ‘modo total home’, o sea, echadotes en sus casas.
Otra vez dije: “Cálmate, papá”.
Por eso fui insultado y a ninguno de los organizadores ni del público presente se le ocurrió abogar por mí.
Ni crean que sufrí gran cosa. Ya estoy acostumbrado.
A lo mejor me excedí por la forma en que hablé, pero sostengo mi mensaje.
Esos son los delicaditos y muy sensibles jóvenes; el futuro de México.
Esas son las organizaciones “ciudadanas”; buscando el protagonismo de una marcha o un evento; fragmentadas y por ende anuladas.
Y esa es la forma en que NO reacciona el respetable público ante un disidente -no opositor, sino disidente- como lo es éste su irreverente servidor.
Opositor es quien enarbola al aire una cacerola.
Disidente, el que la hace sonar.
Cajón de sastre
“Yo sí te defendí, y me fue como en feria”, remata la irreverente de mi Gaby.
A la memoria de mi amigo Jaime Madero Fernández, consumado deportista y ejemplar hombre de familia, que murió este viernes. Mis condolencias a su viuda, hijos y nietos.