La tragedia de los migrantes en Ciudad Juárez seguramente no pondrá en riesgo la victoria electoral de Morena en Estado de México este año y en las presidenciales de 2024. Pero este no es el problema, claro que no.
Los 38 migrantes fallecidos en el incendio de un centro de reclusión perjudica a la 4T en algo mucho más importante para el presidente López Obrador que las elecciones: su idea del humanismo.
A los migrantes los cuidaba el Estado mexicano, específicamente el Instituto Nacional de Migración. Este tiene un director, Francisco Garduño.
Formalmente tal instituto depende la Secretaría de Gobernación, que tiene un titular, Adán Augusto López.
Pero, es verdad, en los hechos desde hace años se le dio a la Secretaría de Relaciones Exteriores la responsabilidad de manejar al INM; y, como sabemos, la SRE la encabeza Marcelo Ebrard.
Recuerdo cuando, con bombo y platillos, el presidente AMLO entregó a Ebrard el control del INM. Este lo aceptó gustoso.
Ignoro si tal decisión quitó a Gobernación toda la responsabilidad operativa relacionada con la migración.
Ya están en la cárcel las personas culpables de no haber abierto la puerta a los migrantes recluidos cuando el incendio empezaba.
Pero no basta con lo anterior. Si no hay sanciones mayores la credibilidad de la 4T quedará comprometida.
No se trata de politizar la tragedia, sino nada más de hacer justicia.
Y es que no me parece que Garduño haya hecho nada medianamente eficaz el día de ayer. Debe ser castigado.
Ebrard se fue a Monterrey a promover su libro —y a pasear en un Tesla con el gobernador Samuel García—, a pesar de que la tragedia ya había ocurrido y a él le correspondía atender al menos una parte de sus consecuencias.
Adán Augusto no canceló una entrevista en la radio para promoverse como aspirante presidencial; en la misma, necesariamente le iban a preguntar por la tragedia de los migrantes y, en vez de aceptar que falló un instituto que formalmente depende de él, se fue por la fácil: culpar a Ebrard.
Desde luego, Marcelo primero cumplió con su gira por la Sultana del Norte y después se ocupó de la tragedia; claro está, respondió a Adán Augusto pidiéndole que se haga responsable del INM.
AMLO no puede dejar que todo el peso de la culpa caiga solo en la gente de más abajo en la estructura del gobierno.
Si no se despide a un pez gordo —o a tres, Marcelo, Adán y Garduño—, la 4T estará en falta.
No sé si sea correcto en este caso hablar del karma. Por injusto que sea, la acusación que la izquierda lanzó al gobierno de Felipe Calderón por el incendio de la guardería ABC — la de que #FueElEstado—, será utilizada contra la administración del presidente López Obrador.
En su momento, Calderón nada hizo para castigar peces gordos, y esa acusación lo sigue persiguiendo. No debe AMLO cometer el mismo error.