Tiene mérito Claudia Sheinbaum, no se le va a negar. No es cualquier cosa superar en las encuestas a Marcelo Ebrard, un político mañoso —mañoso a la priista, que conste— y discípulo de personajes extremadamente perversos como Carlos Salinas y Manuel Camacho. Más importante es que ella, científica la mayor parte de su vida, derrote con facilidad en los careos a cualquier figura experimentada de la oposición. Son hechos estadísticos que hablan del buen trabajo administrativo de la jefa de gobierno al frente de la CDMX y, además, de su sagaz desempeño como activista militante de Morena.

Pero, más allá de sus propios méritos, Sheinbaum es líder en las mediciones de preferencias electorales también —y sobre todo— por otra razón: es la figura de izquierda más identificada con AMLO. Conozco a Claudia y estoy seguro de que admitirá que ella ha llegado tan lejos porque, como Isaac Newton, ha estado en los hombros de un gigante ya histórico como Andrés Manuel. La célebre frase atribuida a Newton dice: “Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes”.

Morena y su aspirante presidencial más aventajada casi seguramente ganarán las elecciones de 2024, y por goleada. Pero, durante las campañas, la atención de los medios, de las redes sociales, del empresariado y de la comentocracia extranjera estará, sí, en lo que realice y proponga Claudia Sheinbaum, pero sobre todo en tratar de interpretar el rostro de AMLO en la banca, esto es, al margen del proceso electoral. Es una atención que Andrés Manuel seguirá teniendo después de que ella empiece a gobernar México y él, ya de plano en el retiro, se abstenga de dar sus opiniones sobre la política y la economía mexicanas.

No habrá —ni AMLO lo intentará— nada parecido a un maximato, que es lo que pronostica el columnismo mexicano. Andrés Manuel no es un ambicioso vulgar, por utilizar una expresión que él menciona con frecuencia. Lo único que ocurrirá es que, en la banca —como Cristiano Ronaldo en el juego de Portugal contra Suiza— alguien tan importante robará la atención a quienes estén brillando en el terreno de juego.

Andrés Manuel hoy habló de Ronaldo y del partido en que Portugal goleó a Suiza. El presidente, sí, se vio futbolero en la mañanera —qué bueno, el futbol es un deporte mucho más completo que el beisbol; ojalá el próximo año se dé tiempo de ver una etapa de montaña del Tour de Francia, y es que nada hay más emocionante que la lucha de los ciclistas cuando se atacan en las durísimas cuestas de los Alpes o los Pirineos—.

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Creo que esa fue la manera en la que Andrés Manuel se disculpó con la jefa de gobierno: “No será mi culpa, querida Claudia, si cuando metas goles en la campaña y en tu sexenio, las cámaras me buscan a mí”. AMLO es realista y sabe que eso ocurrirá. Cristiano Ronaldo sabía que iba a destacar más que sus compañeros aunque él estuviera en el banquillo y ellos realizando el mejor juego de Qatar 2022. Las biografías cuentan, y las de Ronaldo y Andrés son realmente impresionantes y no serán olvidadas. Desde luego, a los otros futbolistas portugueses, conscientes de la grandeza de su compañero, no les molestó que un genio les robara atención; a Claudia no le molestará, sino todo lo contrario —lo aplaudirá— que la gente de México y del extranjero vaya a seguir preguntando por López Obrador cuando este se haya retirado.

Andrés Manuel los ha hecho a todos y a todas en Morena… y hasta en la oposición. Digamos las cosas como son. En la mañanera de hoy AMLO mencionó a un político y a una política que llegaron al Senado gracias a que él les invitó a participar en el proyecto de Morena en 2018. Hablo de Lilly Téllez y Germán Martínez. La relevancia actual que tienen Lilly y Germán se la deben al presidente López Obrador. Pero, gente sin ética, ella y él traicionaron a quien tantos regalos les hizo.

Fueron regalos, claro que sí, ya que ni Lilly ni Germán tenían con qué llegar sin ayuda al poder legislativo. AMLO cargó a a ella y a él y, como a muchas otras personas, les puso sobre sus hombros. Les invitó a ver lejos, a la grandeza de un gobierno distinto, a la decencia de al menos agradecer los beneficios recibidos. No lo hicieron, traicionaron.

Lilly Téllez ha llegado al extremo de decir que meterá a AMLO a la cárcel y quiere crecer como aspirante presidencial con mensajes muy lamentables y sin duda machistas contra Claudia Sheinbaum. Dijo Andrés Manuel López Obrador en la mañanera de hoy miércoles que no tiene miedo de ir a la cárcel. No lo tiene porque no es un hombre de temores, pero después de ver que en la más reciente de las encuestas ella está hundida en los últimos lugares, más que miedo sentirá ganas de carcajearse de las amenazas tan ridículas de la senadora panista que antes colaboró en TV Azteca con el empresario Ricardo Salinas Pliego… AMLO recordó hoy ciertas historias del pasado acerca de la señora Téllez y el señor Salinas Pliego; valdrá la pena reflexionar acerca de lo que el presidente de México dijo entre líneas. Queda para otra ocasión.