En 2018 el descontento por la excesiva corrupción en la administración de Peña Nieto era generalizado, y AMLO supo exacerbarlo, al grado que se perdió el foco de lo bueno que se había hecho antes.

Promesas que se convirtieron en daño

Con sus promesas Andrés cautivaba a propios y extraños, decía que con el dinero que recuperaría de la corrupción el país sería otro, que quitaría el huachicol y que Pemex sería una de las más importantes empresas petroleras, que con “abrazos y no balazos” acabaría con el crimen organizado, de igual manera que quitaría recursos a los estados y municipios, para crear un sistema de salud de primer mundo, terminaría con la corrupción, y sus hijos y familiares, según el, no se meterían en la administración, además de acabar con la lacra del nepotismo.

Afirmó que la mejor decisión era cancelar el NAIM y construir el AIFA, que ya no importaríamos gasolinas y que estas bajarían de precio, por eso construyó la refinería de Dos Bocas; dijo que el Tren Maya sería el motor del turismo y que para su construcción no se talaría ni un árbol. El AIFA es un fracaso, tan mal diseñado aeronáuticamente, que solo vino a restar vuelos a la CDMX.

Dos Bocas ha sobrepasado por mucho su costo estimado y sigue sin refinar ni un barril, la importación de gasolina se ha incrementado y cada vez está más cara. El Tren Maya es un enorme fracaso, causó la devastación de la selva y el ecosistema de Yucatán y a poco de haberse inaugurado ya se encuentra parcialmente inoperante.

Se fue contra la vida institucional, contra el Estado de derecho y contra los poderes de la unión. AMLO candidato se quejaba de que los legisladores eran parte del régimen corrupto, que solo obedecían a quien ostentaba el poder presidencial y decía que los magistrados de la SCJN eran empleados del presidente. Aunque el INE funcionó en la elección del 2018, la que él ganó, apenas llegó al poder dijo que era un instrumento del conservadurismo.

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En energía aseguró que México sería una potencia, que bajo el control absoluto del Estado, Pemex y CFE cubrirían toda la demanda y sería mucho más barata.

¿Qué pasó con todas estas fantasías? La realidad lo ha puesto en su lugar.

La última y nos vamos

En lo que puede ser la última ocurrencia de su sexenio, AMLO lanzó un paquete de reformas constitucionales con las que pretende generar control e impunidad para edificar un régimen autoritario que lo favorezca a él, a su familia y a la oligarquía que tanto daño le ha causado a México.

Estas propuestas incluso le mandan el mensaje machista a Claudia de que será a su manera incluso cuando el no esté.

Afortunadamente, a pesar de sus embates diarios el poder judicial se ha mantenido firme y republicano, logrando frenar muchas de las reformas que propuso, la del poder judicial, la de la industria eléctrica, además de invalidar el llamado “Plan B” electoral, gracias a lo cual las elecciones federales del 2024 se regirán con las leyes electorales anteriores.

Las iniciativas que el presidente envía al Congreso llevan la inapelable instrucción de que no se les mueva “ni una coma” y así lo cumplieron los legisladores de Morena y aliados con la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica.

Sin embargo, hace unos días, la Corte declaró inconstitucional la reforma de marzo de 2021, al conceder la Segunda Sala de la Corte los amparos promovidos y establecer que los siete artículos principales de la reforma violan las reglas sobre generación y mercado eléctrico mayorista, previstas en la Constitución desde 2013.

Crisis en corrupción e impunidad

En materia de seguridad, procuración e impartición de justicia, la situación es tan grave que en algunos estados como Guerrero, Tamaulipas, Sonora, Zacatecas, San Luis Potosí y Morelos se puede hablar de un Estado fallido.

La impunidad es uno de los rasgos más perniciosos de esta administración. Pareciera que al firmar el pacto de impunidad con Peña Nieto, a este le hubiera dicho que se equivocó al dejar en manos independientes la procuración de justicia y darle su lugar a los poderes de la unión, ya que fueron ellos los que hicieron añicos la administración peñista. Donde más de once gobernadores y exgobernadores fueron a la cárcel y más de un centenar de funcionarios públicos fueron inhabilitados y procesados por actos de corrupción sin que el presidente metiera las manos, Peña también dejó que la prensa libre se lo acabara con investigaciones de corrupción y señalamientos puntuales a sus equivocaciones.

AMLO y sus hijos se han convertido en los personajes más corruptos de la historia de un presidente. Es el sexenio más violento y el gobierno con mayor nepotismo, lleno de ligas familiares, compadrazgos y amiguismos.

La pregunta es ¿por qué AMLO vuelve a meter las mismas iniciativas que ya fueron desechadas? La respuesta es simple, en caso de que la oposición gane, todo el desastre que generó, el nepotismo, la corrupción, las ligas con el crimen organizado, todo tendría que ser juzgado y, como se dice, “el miedo no anda en burro”, lógicamente requiere destruir a los poderes de la unión, para dejar el control y destino del país en un régimen autoritario, corrupto, sin rendición de cuentas, sin democracia y sin Estado de derecho.

X: @diaz_manuel