No sé qué ha hecho la ministra Yasmín Esquivel por la 4T. De hecho, nadie que yo conozca lo sabe quizá porque ha hecho poco o nada. Tengo relaciones más o menos frecuentes con algunos y algunas morenistas de primer nivel que hace años trabajaron, casa por casa, para hacer posible las asambleas que exigía la autoridad electoral para darle a Morena su registro como partido político. Y nadie recuerda a Yasmín tocando puertas para invitar a la gente a participar en el proyecto político encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
A otra ministra sí se le vio, y muchas veces, realizar tal tarea. Hablo de Loretta Ortiz Ahlf. Ella tocó las puertas de numerosas viviendas en Colima, haciendo equipo con el hoy gobernador de Baja California Sur, Víctor Manuel El Profe Castro Cosío, un honesto luchador social de izquierda de toda la vida. Por cierto, lo mismo hizo Claudia Sheinbaum, en Puebla, operando en eficaz tándem con el esposo de Loretta, el abogado José Agustín Ortiz Pinchetti, importantísimo activista en favor de la democracia.
Una tercera ministra, Lenia Batres, como su hermano Martí, también colaboró en la fundación de Morena. Injusto sería negarle este mérito.
Y, me dicen, desde una trinchera más técnica, también hizo mucho por la 4T la ministra Margarita Ríos Farjat, quien antes de las elecciones de 2018 aportó sus conocimientos de derecho fiscal en el diseño de la estrategia de gobierno del presidente López Obrador.
De Yasmín no se sabe que haya hecho nada de eso. Ella tiene cercanía con AMLO, es verdad, pero no por entregada a la causa de izquierda, sino por las relaciones personales de su esposo, José María Riobóo, con el creador de Morena.
Cercanía también ha tenido, por sí mismo, el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá. En este caso se trata de una relación basada en el diálogo racional, durante años, con el hoy presidente de México, a quien le gusta charlar con personas de amplia cultura, como es el caso de González Alcántara Carrancá.
He mencionado lo anterior con la esperanza de que lo lean algunos periodistas que conozco a quienes Yasmín tiene hechizados con el cuento de que nadie en la corte suprema tiene mejores relaciones con AMLO que ella. Es un cuento al que la ministra Esquivel añade una fábula: que el presidente la apoya para dar, ahora mismo, un golpe en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Asegura también la grilla ministra que habló con el senador Ricardo Monreal y que este le garantizó que, si renuncia Norma Piña a la presidencia del poder judicial, la reforma se suavizará tanto que Yasmin y y dos ministras más —Loretta y Lenia— se quedarán en la corte, que tendría que presidir alguien neutral, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Seguramente cuando se enteró de las habladurías de Yasmín Esquivel, este ministro debe haber preguntado como Vicente Fox: ¿Y yo por qué?
Narra Yasmín Esquivel sus historietas con tanta seguridad que ha logrado persuadir a ciertos periodistas de que por ahí va la jugada. Como le creen, no han faltado columnistas que difunden el bulo diseñado por Esquivel, y esto ha tenido el efecto de convencer a la propia ministra politiquera de que todo se arreglará con la dimisión de Piña.
Como se ha tragado la fantasía que ella mismo construyó, tuvo el atrevimiento de pedir en una sesión privada de la corte suprema la renuncia de Norma Piña para —cito a Reforma— “evitar una reforma judicial radical”. Nadie en la SCJN apoyó a Yasmín Esquivel porque, la verdad sea dicha, la dimisión de la ministra presidenta no cambiará ni una sola coma de la iniciativa de reforma del poder judicial propuesta por el presidente López Obrador.
En la mañanera de este martes 2 de julio, Andrés Manuel, sin mencionarla, hizo referencia a las alucinaciones de Yasmín. El presidente descalificó toda esa politiquería en tono de estadista:
- “No hace falta que renuncie nadie, sino que continúe el debate sobre la necesidad de la reforma, hacer un buen análisis, un buen diagnóstico”.
- “Ya nosotros presentamos una iniciativa de ley, que se revise, que se vean los tiempos, los procedimientos que se deben de aplicar, que se fijen los tiempos para la elección, y que se inicie el proceso con una convocatoria en donde puedan ya inscribirse los aspirantes de acuerdo con los requisitos”.
- “No es una concertacesión como era en la época de Salinas, no, no, no. Que sea de conformidad con la Constitución y de conformidad con la ley”.
- “El presidente tiene facultad para enviar al Congreso una reforma a la Constitución, ya la enviamos”.
- “El Congreso revisa, analiza, discute y aprueba en su caso la reforma, incluso modifica términos”.