Nada define mejor la situación que vivimos con el gobierno de López Obrador, que un “Estado fallido”, con un presidente maniatado por los compromisos que a título personal pactó con el expresidente Donald Trump.
La violencia que se ha presentado los últimos días en Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California, son producto de la incapacidad del gobierno por resolver la inseguridad del país y de que la desesperada decisión de militarizar al país obtuvo una respuesta negativa generalizada de la sociedad.
Pasa en momentos cuando Trump necesita un golpe mediático que lo reposicione, luego de que la Corte de Nueva York lo requiere por fraude fiscal y el Congreso de su país por traición a la patria por incentivar acciones como el ataque al Capitolio y poner en riesgo a las instituciones de su país.
Decisiones políticas
Militarizar al país es una decisión política de AMLO que obedece a su necesidad de recuperar la legitimidad que perdió por la incapacidad de su gobierno para generar la paz, preservar el Estado de Derecho y ofrecer a los mexicanos los servicios que la constitución lo obliga.
Con la violencia en nuestro país, AMLO se pone de “apechito” para apoyar a su gran amigo Trump. Esos hechos lo ayudan a recuperar su narrativa del muro y de lo peligroso que es México, le dan la razón del desprecio que nos manifiesta abiertamente y poner a Biden como un jefe de Estado débil y complaciente.
Así, de ese tamaño es el compromiso de AMLO con Trump y así, tal cual, lo publicó en su libro el yerno y principal asesor de Trump, Jared Kushner.
Estado Fallido
El concepto de Estado Fallido no se determina por una sola situación, sino por el conjunto de acciones donde el gobierno ha demostrado ser incapaz de dar respuesta, entre ellas, las tareas básicas inherentes a su responsabilidad.
En otras palabras, se denomina un Estado Fallido cuando no puede garantizar su propio funcionamiento o proporcionar los servicios básicos a la población. Cuando ha perdido el monopolio de la fuerza, sufre un vacío de poder, una legitimidad disputada o instituciones frágiles o carece de capacidades y recursos para satisfacer las necesidades esenciales de sus ciudadanos, entre otras.
AMLO “mandó al diablo” a las instituciones y organismos autónomos que funcionaban como elementos técnico-profesionales y como contrapeso a las decisiones autoritarias del jefe del Ejecutivo. Lo ha intentado también con los otros poderes, el Judicial, tratando de socavar su autonomía y someter por las buenas o las malas al Legislativo.
Evidentemente no respeta a las instituciones ni la división de poderes, en parte por su carácter autoritario y por evitar que se evidencie su incapacidad para gobernar.
La carga al erario
El presidente ha dado una prioridad no justificada a sus obras faraónicas, el Tren Maya, el AIFA y Dos Bocas, que van por el doble de su costo.
A su llegada desmanteló el sistema de salud. Eliminó el Seguro Popular para sustituirlo por el fracasado INSABI, que luego cambió por un modelo salinista, el IMSS-Bienestar.
No ha tenido empatía ni ha brindado atención a las víctimas del maltrecho sistema de salud o de tragedias como el colapso de la Línea 12 del Metro, el incremento en la pobreza, que en sus primeros tres años de gobierno aumentó en más de tres millones de personas, ni hacia las abundantes víctimas del crimen organizado.
Sin embargo, ante su incapacidad, AMLO y Morena como estrategia alientan una perversa polarización de la población y así, justificar sacar al Ejército de sus cuarteles, declarar un estado de excepción y lograr quedarse en el poder bajo el supuesto de “pacificar al país”.
El exdiputado de Morena y promotor de la transición democrática, Porfirio Muñoz Ledo ya advirtió que, con la reforma para trasladar la Guardia Nacional a la Sedena, se pretende imponer un estado de excepción en México el último año del mandato presidencial y crear un bloque hegemónico y dictatorial: “Es lo mismo que hizo Napoleón Tercero y Adolfo Hitler; convertir el poder legal en ilegal. Esto es de una gravedad histórica para el país”.
Al final estamos ante tres asuntos altamente preocupantes: un Estado Fallido, la posibilidad de que sea declarado un estado de excepción y los compromisos que AMLO asumió con Trump a cambio de apoyos políticos personales e impunidad.