El pasado martes, el presidente AMLO anunció que enviará al Congreso federal una propuesta de reforma constitucional en materia electoral que permita la elección, por medio del sufragio, de los consejeros y de los magistrados ¡otra reforma a la Carta Magna!

La eventual propuesta del jefe del Estado mexicano se encierra en sus reiterados ataques contra el INE y sus consejeros, particularmente Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, a quienes ha acusado de ser enemigos de la democracia. Ello ha sido exacerbado luego de que el INE emitiese unas medidas cautelares, avaladas por el Tribunal Electoral, dirigidas a exigir a Morena que respetase la veda electoral rumbo a la jornada de consulta de revocación de mandato, de acuerdo a lo que marca el derecho vigente.

AMLO y su partido, como es costumbre, en vez de interpretar las exigencias del INE como un cumplimiento de su mandato constitucional, utilizó el mensaje del instituto como un posicionamiento político “en su contra” y en favor del “conservadurismo reaccionario”. Las expresiones del presidente mexicano fueron respaldadas por personajes como Claudia Sheinbaum, quien no ha escatimado en su apoyo a su líder moral y político. En este contexto, me pregunto… ¿no debería la jefa de gobierno de la Ciudad de México dedicarse al cien por cien a sus labores al frente de la capital en vez de inmiscuirse en querellas mediáticas entre AMLO y el INE?

La propuesta de reforma anunciada por AMLO prevé que los consejeros del INE y magistrados del Tribunal sean electos por sufragio universal a partir de una presentación de candidatos “idóneos” por los poderes de la Unión. En otras palabras, el presidente busca intervenir en el proceso de selección de las autoridades electorales… ¡excelente astucia para contravenir el equilibrio de poderes e interferir en los procesos electorales!

La amenaza presidencial contra las autoridades electorales ha sido repudiada por la oposición. Para fortuna de la democracia mexicana, AMLO deberá contar con el apoyo de otros partidos políticos para la consecución de su anhelada destrucción del INE; lo mismo que ocurre al día de hoy con su intentona de reforma en materia eléctrica.

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En suma, la elección por sufragio de las autoridades electorales, léase, consejeros del INE y magistrados del Tribunal Electoral, representaría la aniquilación del INE, y más grave aun, la intervención del poder presidencial en los procesos de selección de nuestros dirigentes. Ello conduciría al país hacia un retroceso democrático sin parangón que pondría en riesgo los años de democracia – atribuibles, en buena medida al IFE, y luego, al INE- que ha gozado nuestro país desde el otorgamiento de la autonomía constitucional a nuestras autoridades electorales. AMLO amenaza la democracia… nuevamente.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4