En medio de múltiples crisis simultáneas y el colapso del modelo neoliberal que hace agua en todas partes del mundo, el liderazgo “suave” de los Estados Unidos sigue evaporándose.
Cuando hace algunos cuantos años -de la mano de élites amaestradas, domesticadas y en muchos casos, educadas en los propios EU- era fácil imponer condiciones a casi la totalidad de los países de América Latina, ahora el gobierno (supuestamente) encabezado por Joe Biden enfrenta toda clase de crisis sistémicas que difícilmente podrán resolverse mientras sigan siendo enfrentadas por un mandatario de dudosas capacidades cognitivas y unas élites empeñadas en que “nada cambie fundamentalmente”.
Diría mi amigo, el Doctor en Economía Óscar Rojas, “les crecieron los enanos”. Mientras hace dos décadas, cuando todavía se sentían las reverberaciones de la caída de la Unión Soviética y China seguía manejándose bajo los preceptos de Deng Xiaoping: “Oculta tu fuerza y espera el momento”, tanto el Complejo Militar Industrial como sus alas operativas Demócratas y Republicanas aún podían soñar con ser el único “hiperpoder” sobre la tierra, ahora ni siquiera pueden ya no se diga controlar, sino mitigar, las muchas crisis que afectan la base imperial estadounidense.
Un colapso del mercado accionario, de varias criptomonedas, más de un millón de muertos y cientos de miles de discapacitados a causa del Covid-19, escasez de alimentos tales cómo la fórmula para bebés, son algunos de los problemas contra los que los Estados Unidos no pueden hacer frente
.Tomando la iniciativa, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, informó en una de sus conferencias mañaneras que no participará en la próxima Cumbre de las Américas si no se invitan a países “vetados” por el gobierno norteamericano, como lo son Cuba, Nicaragua y Venezuela.
La realidad es que, a estás alturas, Estados Unidos ya no impone su autoridad como hace unos cuantos años. El colapso de la imagen estadounidense a nivel mundial ha sido generalizado. Su cultura, economía, ideología y su ejército ya no son hegemónicos y se nota.
Pese a lo que digan el mismo puñado de defensores furiosos de oficio de Estados Unidos y Europa en nuestro país, AMLO es quien, con todo respeto, le está imponiendo agenda a Biden. Y que se anden con cuidado si intentan exportar una de sus nefastas “revoluciones de color” a nuestro país. Un 70% de aprobación respalda a este gobierno, una cifra con la que personajes como Biden apenas podría soñar en tiempos de paz.