La captura del capo Rafael Caro Quintero debe ser celebrada por todos. Con el incremento acelerado de homicidios dolosos relacionados con el crimen organizado en México la noticia de la detención del delincuente es motivo de regocijo para todos los mexicanos. Si bien el hecho no resolverá por sí mismo la crisis, sí que ha enviado un mensaje de que el Estado mexicano, en colaboración con el gobierno de Estados Unidos, sí está presente y que existe un camino para combatir el imperio de las drogas.
AMLO, en medio de la polémica en Estados Unidos
En medio de este suceso, se ha suscitado una controversia: la posible batalla interna entre el Departamento de Justicia de Estados Unidos (el cual tiene bajo su tutela agencias federales como la DEA y el FBI) y el Departamento de Estado, éste último responsable de la dirección de las relaciones diplomáticas del país. Y en medio de esta polémica se encuentra el presidente AMLO.
De acuerdo con un artículo publicado hace unas semanas en el diario The New York Times, algunos funcionarios del Departamento de Estado habrían manifestado su preocupación ante la cercanía del embajador Ken Salazar y AMLO. Incluso sugirieron que esta relación entre el diplomático estadounidense y el presidente mexicano podría representar un obstáculo para la defensa de los intereses de Washington en México.
Esta polémica cobró nuevos bríos tras la declaración de Salazar en torno a la participación del gobierno de Estados Unidos en la captura de Caro Quintero. En palabras del embajador, la DEA no habría tenido participación, lo que dejaría al Estado mexicano, y con ello, al presidente AMLO y a su gobierno, con todo el crédito de haber detenido a uno de los más importantes líderes del mercado de la droga.
El Departamento de Justicia, por su parte, a través del fiscal general Merrick Garland, contradijo al embajador Salazar asegurando que el arresto era “la culminación del trabajo incansable de la DEA y de sus socios mexicanos” compartiendo el éxito, pues, con la Secretaría de Marina mexicana.
¿Qué se especula en torno a estas contradicciones? Puede indicar la existencia de tensiones al interior del gobierno de Joe Biden, y muy concretamente, entre los Departamentos de Justicia y de Estado. O quizá, que las diferencias se encuentran exclusivamente en el interior de la diplomacia estadounidense, es decir, entre el secretario Anthony Blinken y Ken Salazar; derivado, si seguimos la idea expresada en el New York Times, de la relación entre el embajador y AMLO.
Captura de Caro Quintero es éxito de Estados Unidos y México
En todo caso, dos hechos son incontrovertibles. Por un lado, la captura de Caro Quintero es un éxito para ambos gobiernos, y por el otro, la excesiva intromisión de un embajador de Estados Unidos en los asuntos internos de México, y peor aún, en los vaivenes de la política mexicana, jamás ha contribuido positivamente a los intereses de nuestro país.