Por increíble que pueda sonar, AMLO, en su último informe de gobierno, se aventuró a hacer una ridícula comparación entre el sistema de salud de Dinamarca y el mexicano. Fue tan ridículamente falso que sus propios propagandistas –y él mismo– se vieron obligados a reconocer que se había tratado de un despropósito y que el dicho era desproporcionado.
Sin embargo, lo peor no ha sido quizás la mentira en sí misma, sino que los mexicanos se lo hayan creído. Mientras el jefe del Estado mexicano miente a diestra y siniestra, en un clara burla y desdén hacia ese “pueblo” que él jura amar y proteger, y que no tiene acceso a servicios de salud, la mayoría de los mexicanos le apoya con porcentajes que superan el setenta por ciento.
Por otro lado, los diputados morenistas, reunidos en una cancha de básquetbol en la colonia Magdalena Mixhuca, aprobaron abrumadoramente una reforma al poder Judicial que supone no únicamente un atropello a las minorías parlamentarias ( el 40 por ciento de la población sin su respectiva representación) sino también una bofetada a los miles de estudiantes mexicanos que se han manifestado en contra de la más radical reforma de los últimos años.
Los morenistas, ufanos, aprobaron al vapor una reforma en ausencia de una debida lectura y de un debate parlamentario, en una clara contravención de la ley y sin el menor miramiento hacia sus responsabilidades con la nación mexicana.
Ha sido, a mi juicio, una desvergüenza gigantesca que se inscribirá en los anales de la historia parlamentaria y que podría tener, en opinión de expertos nacionales y extranjeros, gravísimas consecuencias para el futuro inmediato de México.
Todo dependerá ahora de la voluntad y firmeza de todos y cada uno de los legisladores del PRI, PAN y MC para que ninguno de ellos (pongo el acento en NINGUNO) decida traicionar a su electorado y se sume a una coalición que amenaza la viabilidad del país de cara a los años venideros.
Morena parece decidido a sembrar el caos, a destruir el orden, a finiquitar la democracia, a instaurar el autoritarismo y a mermar el futuro económico. Ese futuro luce más cerca.