AMLO saldrá a la calle nuevamente. Irónicamente auspiciado por la oposición. Una oposición que no le halla la vuelta a la habilidad política presidencial. La oposición cae una y otra, y otra y otra vez en el juego político del presidente López Obrador. Le dieron esta ocasión, el pretexto –no, perfecto– para salir a tomar las calles.
Salir y tomar la calle con los suyos. Acercar el poder a la gente. Para posicionar en la agenda pública nuevamente el poderoso discurso que lo empoderó. El discurso del cambio. Ciertamente, atiende la premisa de que una transformación de 4 años es insuficiente contra más de 80 años de gobiernos deficientes. A ese criterio se aferra, y por ello el tabasqueño se dedica a buscar espacios para posicionar esa agenda.
La marcha de este domingo 27 es justamente para eso. No es un culto al ego, tampoco una contra marcha. Es simplemente la culminación de una serie de jugadas previstas y, hay que decirlo, parte de su agenda política.
En política no hay casualidades. En abril fue la jornada para la Revocación de Mandato. El tema duró meses en la agenda. Salió adelante, con gritos y sombrerazos de la oposición. De ello se habló por casi un mes después de la jornada. Ese mismo mes de abril, López Obrador envía su Reforma Electoral. Seis meses después… explota el debate mediático.
Si usted considera, que la marcha para defender al INE, fue para eso, disculpe usted, pienso que estamos viendo una realidad distinta.
¿Realmente considera que López Obrador no sabía que no tendría los votos para sacar adelante su reforma? ¡Claro que AMLO sabía que no tenía los votos para la reforma! Lo primero que hacen antes de enviar una iniciativa al congreso es sacar cuentas.
¿Considera usted, que el presidente ignoraba el tremendo debate público que podría venirse con una reforma de esa magnitud? ¡Obviamente el presidente sabía el debate que se iba a generar! Experto en debate y narrativa, era previsible para él lo que se venía.
¿Cree usted, que desconocía la ruta de las reformas secundarias para lograr los cambios sin tener que reformar la Constitución? ¡Por supuesto que conocía la ruta de las reformas secundarias! Ya lo ha hecho en otras reformas durante su sexenio.
¿De verdad piensa que una marcha fue lo que detuvo la Reforma Electoral? ¡Sin lugar a dudas la marcha NO frenó la reforma! La marcha fue una medida de presión para el poco y nada confiable PRI de Alito y para mostrar el músculo amasado por la oposición los últimos semestres.
Si su respuesta es discorde a cuando menos 2 de las 4 interrogantes anteriores, déjeme decirle, que subestima usted al presidente López Obrador y es por eso que las victorias del 2018 al 2021, seguramente no las vio venir y menos en las dimensiones que se dieron.
Ahora es turno de Andrés Manuel López Obrador. Saldrá a la calle para posicionar el poderoso discurso que lo llevó al poder… y lo hará desde la silla presidencial. Porque es un caudillo del pueblo que ahora gobierna. Admite que se aburguesa en Palacio Nacional y por eso sale a las calles. A marchar con sus iguales. A protestar desde el poder porque siga la transformación. Lo hará con los suyos. Con los que le dieron base social y acceso a un poder avasallador, no visto en un presidente desde los años 70.
Y ahora, posicionará más fuerte el discurso de señalar que son ellos, los fifís, los que no quieren el cambio. “Por eso marcharon para oponerse a reformar al fastuoso INE”. Decir que la oposición está inconforme de la transformación. Esa transformación, que le quita dinero a los ricos para llevarlo a los bolsillos de la gente. Que desaparece fideicomisos inútiles y creados para robar, para que ese recurso sea entregado en las manos de quienes menos tienen. La oposición no quiere el cambio, quieren que todo siga como cuando los gobiernos del PRI y el PAN se robaban todo el dinero del pueblo. Que entregaban el petróleo y las minas a los extranjeros. Que condicionaban los apoyos. Que perdonaban impuestos a los grandes contribuyentes.
En entregas anteriores explicaba que salir a marchar para defender una institución es válido y, de hecho, reconozco y celebro que el pueblo se manifieste de esa manera. Pero hacerlo para hacerlo en torno a un personaje, una idea política, es mucho más relevante. Y no estoy tratando de argumentar quien está bien y quien está mal. Mi postura personal es la que menos importa, es mi análisis el que intento explicar acá.
Quienes acudieron a marchar para defender al INE, peligrosamente lo hicieron enviando un mensaje de “no al cambio”. Cuando el electorado, lo que más necesita, es la esperanza de la transformación. La oposición debe ser capaz de decirle a la gente “vamos a cambiar”, y en su marcha lo que hicieron fue decirle al pueblo “queremos que todo siga igual, queremos seguir como estamos, es más, hay que regresar a cómo estábamos con el PRI y el PAN (que se metieron a organizar la marcha)”.
Es justamente en este sentido, en el que pienso que la oposición ha fallado. Celebraron casi en exceso, una marcha que –sin haberla realizado- se lograba el objetivo que decían buscar. En consecuencia, provocaron el espacio para que su principal adversario, desde el poder, tuviera la oportunidad de responder, no solo con una marcha, sino con el escenario para posicionar nuevamente ese discurso.
Vanessa Félix
Twitter: @vanessafelixmx