Se tiene que ser alguien o muy “conchudo” o muy cínico, para poder afirmar tener la ‘conciencia tranquila’, siendo el presidente de un país que fue de los que en peor forma combatió la pandemia por Covid-19, que dejó casi un millón de mexicanos muertos. Pero además, se tiene que ser muy desvergonzado para tachar de “vil politiquería”, un informe que evaluó el desempeño gubernamental y concluyó que el deficiente manejo de la federación provocó casi 300 mil decesos que no debían haberse registrado.
Según el informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia en México, nuestro país fracasó en su respuesta a la pandemia, debido a que se subestimó la gravedad del virus; la centralización y personalización de las decisiones y la política de austeridad.
“Los indicadores sobre el impacto de la pandemia en México son devastadores y por eso inocultables: más de 800,000 muertes en exceso (una de las tasas más altas del planeta); el país con mayor mortandad entre su personal de salud; la orfandad de más de 215,000 menores; la reducción neta de su matrícula escolar y el grave impacto económico, entre muchos otros hechos aquí documentados, exigen la reconstrucción de esa historia y el conocimiento de esa verdad”, señala.
En reiteradas colaboraciones escribí al respecto, pero de hecho no se tendría que haber sido un especialista o alguien súper calificado para observar el rosario de errores en que incurrió desde el presidente López Obrador, el secretario de salud y el mal designado y mal llamado “Zar” para combatir la pandemia, Hugo López-Gatell, a quien sin duda le queda mucho mejor, como anillo al dedo, su mote de “Doctor Muerte”.
Concretamente, en una publicación del 16 de mayo de 2023, escribí para SDP Noticias una colaboración titulada: “Cárcel para López-Gatell”, de la cual les comparto aquí algunos extractos:
Si en este país existe la justicia Hugo López-Gatell, tendría que terminar tras las rejas por la negligencia e indolencia con que condujo la estrategia contra la pandemia del coronavirus, ocasionando que nuestro país terminara en el quinto lugar entre los países que registraron mayor cantidad de muertes durante el tiempo que prevaleció la emergencia sanitaria, siendo que muchos miles -de los casi un millón de muertos- habrían perdido la batalla contra COVID-19 a causa de su fallida planeación y metodología.
“La realidad es que la actuación de López-Gatell fue deficiente desde el primer día y todo ello está documentado, teniendo como resultado el cúmulo de homicidios de comisión por omisión, provocando con sus “lineamientos de atención” la existencia de casos de SARS-CoV-2 no detectados de manera oportuna, impidiendo al personal médico activar protocolos como el uso de cubrebocas, aislamiento de los pacientes, desinfección, tratamiento pertinente, entre otros”.
Solo hay que recordar que el 19 de marzo de 2020, mencionó que las pruebas no tenían utilidad alguna.
De hecho, la desastrosa estrategia implementada por el gobierno de México bajo la dirección de Gatell originó severas críticas más allá de nuestras fronteras.
En noviembre de 2020, la OMS alertó que México estaba “en mal estado”, dicho por el máximo representante de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien añadió que “cuando ambos indicadores, las muertes y los casos, aumentan, es un problema muy serio. Nos gustaría pedirle a México que sea muy serio”.
A los puntuales señalamientos que ya había externado la Organización Mundial de la Salud, se sumaron las críticas del prestigioso diario The New York Times, que en una publicación tituló “México tergiversó los datos sobre la gravedad del coronavirus en la capital”.
Días después, The British Medical Journal (BMJ), lanzó un severo juicio al acusar que las autoridades de nuestro país habían minimizado la amenaza por Covid-19 y la falta de una estrategia, combinada con mensajes contradictorios del presidente Andrés Manuel López Obrador habían exacerbado la situación.
En una publicación del 30 de diciembre de ese mismo año, llamó la atención un texto titulado “Covid-19: cómo el negacionismo lideró el desastroso esfuerzo de control de la pandemia en México”, en el que subraya que el gobierno se negó a hacer más pruebas y rastreo de casos “a pesar de tener una de las peores cifras de muertos del mundo”.
En abril de 2021, un informe de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) comisionado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), reveló que si México se hubiera desempeñado como el país promedio, alrededor de 190,000 muertes habrían sido evitadas tan solo en 2020.
Los especialistas señalaron que para evitar la saturación hospitalaria, las autoridades alentaron a los pacientes a sobrellevar la enfermedad en casa y no buscar atención médica a menos que se presentaran síntomas graves. “Esto ha contribuido a las altas tasas de mortalidad, ya que los pacientes han buscado atención médica solo cuando estaban gravemente enfermos y se estima que el 58% ha muerto fuera del hospital”, apuntaron. En este sentido, se señaló que el 61.2% de las muertes en exceso de 2020 que no estaban relacionadas con el diagnóstico de la Covid-19, es muy probable que fuesen directamente atribuibles a la enfermedad, debido a la escasez de pruebas y el diagnóstico limitado.
El tema de la desastrosa y presumiblemente criminal estrategia implementada por México se encuentra de nuevo en la palestra luego de que se dio a conocer el informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia en México, que es manera contundente sostiene:
“México fracasó en su respuesta a la pandemia de Covid-19, debido a que se subestimó la gravedad del virus; la centralización y personalización de las decisiones y la política de austeridad, son errores que se atribuyen directamente a los tomadores de decisiones, a quienes instrumentaron las medidas y a quienes condujeron la comunicación de los mensajes a la población”.
AMLO, dijo ayer que tiene su conciencia tranquila sobre este tema. Pero insisto, hay que ser muy caradura para ni siquiera al menos pedir perdón a las casi un millón de familias que se vistieron de luto a causa de la indolencia e incompetencia de un gobierno negligente y de un presidente ignorante que aconsejó a los mexicanos cargar consigo amuletos y estampitas de santos para hacer frente al coronavirus.
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