Una crisis se agudiza y azota al antiguo Palacio del Ayuntamiento en la Ciudad de México. Son momentos complicados para la jefa de Gobierno -Claudia Sheinbaum- que enfrenta una situación difícil a consecuencia de las fallas constantes en el transporte público del metro. De hecho, no es una circunstancia de la que puede sobreponerse fácilmente; lo que aconteció es, para muchos especialistas, el ocaso de su aspiración presidencial, sobre todo porque se trata de una acción altamente perniciosa que no tiene bajo control.
Se habló, incluso, que el transporte público del metro estaba padeciendo una campaña sucia con el afán de desprestigiar. Lo cierto es que, esta situación, sólo desnudó las fallas constantes a consecuencia del poco o nulo mantenimiento.
Siendo que esa situación la tiene que resolver la autoridad competente habrá, como reacción natural, un costo político muy alto para la jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Me refiero, en este caso, a la aspiración presidencial del 2024 que -muy probablemente- irá en picada debido a que, esta coyuntura, se ha vuelto un escándalo.
En otras palabras, podemos decir que, esa situación, es el aprieto más visible y quizá el más negativo para sostenerse en la competencia interna de Morena. Eso lo veremos o tal vez lo podremos descifrar con la propia lectura del presidente Obrador que se ha convertido, en este proceso, en el árbitro y mediador de la contienda rumbo a la sucesión del 2024.
Por ello, más allá de la buena relación que tenga el presidente con Claudia Sheinbaum, el mandatario debe considerar que, en este momento, son muchos los negativos que carga la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, especialmente porque -en la medida que avancen las semanas- la intensidad mediática subirá de tono, lo que puede representar consecuencias adversas para refrendar el triunfo electoral del 2018.
De este modo, el presidente, una vez que pase la Cumbre de Líderes en nuestro país, seguramente evaluará los daños colaterales de esa situación. Por mucho tiempo ha colocado a Claudia en la cúspide de la mañanera, sin embargo, esa condición le ha traído desgaste que será, desde este momento, muy complicado de estar resarciendo y corrigiendo los tropiezos de Claudia dada la insatisfacción de la ciudadanía que cada vez crece más y más debido a la ausencia de una gobernante que ha decidido lanzarse a proporcionarse por el país.
A raíz de ello, la jefa de Gobierno acotó o, mejor dicho, ha reducido considerablemente sus posibilidades de abanderar a Morena en 2024 ya que, en este momento, no sólo está de capa caída por lo acontecido, sino que se encuentra contra las cuerdas dado que son muchas las quejas de la ciudadanía que empañan su aspiración presidencial. Por ejemplo, se ha acelerado el descontento -con justa razón- porque acaba siendo muy notorio la ausencia institucional en los fines de semana.
Y como el proceso sucesorio tiene que continuar, el presidente puede dar un golpe de timón. Como he dicho, una y otra vez, la sucesión presidencial no está definida y la moneda sigue estando en el aire. De hecho, los jugadores o las cartas que el mismo presidente lograría poner sobre la mesa son los otros tres aspirantes que ha nombrado, no con la misma intensidad, pero al final no han dejado de estar presentes pese a las diferencias que han hecho.
No mencionar a Ricardo Monreal ha tenido repercusiones políticas hacia dentro del partido pues un porcentaje importante de militantes y simpatizantes de Morena se inclina por el zacatecano. El presidente sabe que esa situación puede dividir al partido en vísperas del proceso interno. Es verdad que ha hecho diferencias, pero eso lo puede corregir. Si bien no ha nombrado al coordinador de los senadores, tampoco lo ha defenestrado. De hecho, en un par de ocasiones aceptó que él, para el 2024, es uno de los posibles aspirantes junto al diputado Noroña.
Por ello, las piezas del ajedrez se pueden mover y lograría haber un reacomodo de fuerzas. En esa reconfiguración, hay que considerar seriamente a Ricardo Monreal en la lista de aspirantes a la silla presidencial. Su poder político, desde hace muchos años, influye en la percepción ciudadana al grado de ser, hoy por hoy, una pieza clave del lopezobradorismo, especialmente en las políticas públicas que emanan desde el legislativo federal.
Habrá que estar atentos a los próximos días que pase la cumbre internacional que se lleva a cabo en nuestro país. Por lo pronto, es inevitable la crisis que vive Claudia Sheinbaum en la capital, motivo por el cual, estoy completamente seguro -que el mismo presidente López Obrador- está pensando en un plan B para la sucesión presidencial porque bastantes negativos han sumado a la lista la regenta de la Ciudad de México
Y los personajes con mayor peso político que entrarían -seriamente- en los planes del presidente para la competencia interna son: Marcelo Ebrard, Adán Augusto y el mismísimo Ricardo Monreal que -por más que le han hecho la vida imposible- no hay que descartarlo dado que, comparado con los otros dos funcionarios, su labor ha sido más eficiente al ser el arquitecto para lograr un número importante de Reformas Constitucionales.
Mientras el presidente no le cierre por completo la puerta, no hay nada que le impida a Ricardo Monreal ser el abanderado de Morena. Ese desenlace lo veremos en las próximas semanas para poder descifrar la lectura o las señales del mandatario. Téngalo por seguro que, en esa baraja de presidenciables, figuran Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Ricardo Monreal con Morena.