¿Nuevo León, el AIFA o el sureste?

En agosto del año pasado Elon Musk anunció su intención de instalar en Nuevo León una fábrica de Tesla en la que invertirá 10 mil millones de dólares en varias etapas.

¿Por qué Musk eligió a Nuevo León?

  • 1. Por su cercanía con Texas, donde el magnate sudafricano tiene ahora la sede de sus operaciones.
  • 2. Por el prestigio de Monterrey —capital del estado—, sin duda la marca empresarial más importante de México.
  • 3. Por la calidad de sus ingenieros y administradores egresados de una muy neoliberal universidad, el Tecnológico de Monterrey.

Recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador informo que tratará de convencer a Elon Musk de no invertir en Nuevo León, por la falta de agua en la entidad, sino en Hidalgo, al lado del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, o en el sureste de México.

Es derecho de Andrés Manuel dialogar con Musk para pedirle que cambie la localización de su inversión. Pero tengo algunas dudas acerca de eso:

  • ¿Y si al señor Elon Musk no le convenciera el argumento de la escasez de agua para llevar a otra región de nuestro país su planta de Tesla?
  • En ese caso, ¿a Musk se le impediría invertir con lógica capitalista, esto es, donde el empresario desee hacerlo basado en sus propios cálculos, aunque ello signifique rechazar los argumentos de Andrés Manuel?
  • ¿Se ha medido el riesgo de que Musk —hombre de negocios reconocidamente ambicioso— para olvidarse de Nuevo León exigiera al gobierno federal, y las consiguiera, ventajas excepcionales en términos fiscales y de regulación ambiental, que podrían ser dañinas para la nación o, lo que es lo mismo, que a la larga terminara el caldo saliendo más caro que las albóndigas?
  • ¿Si Elon Musk se aferrara a la inversión en Nuevo León y dijera que la realiza ahí o se la lleva a otro país, el presidente López Obrador permitiría que México perdiera un proyecto tan grande solo porque el empresario no le hiciera caso?

Las grandes empresas del mundo —todas, sin excepción— son hijas del capitalismo y de la ideología de ese sistema económico, que en su forma actual es conocida como neoliberalismo y básicamente se fundamenta en la libertad individual para obtener ganancias económicas.

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En palabras de Andrés Manuel, el capitalista “no tiene llenadera”. Tampoco tiene necesidad de aceptar, si no le conviene, imposiciones de un gobernante, por popular y bienintencionado que sea. Y a Musk, personaje claramente sin llenadera, podría no resultarle conveniente poner su planta al lado del AIFA ni, tampoco, en el sureste.

Soy regiomontano y apoyo la idea de que Tesla se instale en Nuevo León. Esta vez no apruebo la propuesta de Andrés Manuel. ¿Que no hay agua en mi tierra? Se trata de un problema que, sí o sí, se tendrá que solucionar con racionalidad, no dejando al estado sin empresas productivas.

Por cierto, con o sin Tesla —con o sin Musk— Nuevo León no dejará de crecer. Sobran en el estado talento emprendedor, proyectos viables y recursos para financiarlos. Por lo tanto, será necesaria mucha más agua. Es el problema a resolver y tendrán que hacerlo los distintos gobiernos. Están obligadas todas las administraciones públicas. Fallar no es opción porque si Nuevo León fracasa, se hunde México.

Por lo demás, entiendo que el sureste necesite desarrollarse, pero el costo no debe pagarlo Nuevo León. Claro que no.

Pérez Dayán, Norma Piña, Alcántara Carrancá y Claudia Sheinbaum

Cito parte de la columna Templo Mayor publicada ayer en Reforma:

  • “Alguien debería explicarle a Andrés Manuel López Obrador aquello de que lo cortés no quita lo valiente”.
  • “Y es que, en su afán por confrontarse con la Suprema Corte de Justicia, no tiene reparo en descuidar el más elemental respeto que debería haber entre poderes”.
  • “(El domingo) le tocó la grosería al ministro Alberto Pérez Dayán, quien acudió en representación del poder judicial a la ceremonia por el Día del Ejército”.
  • “Si a la ministra presidenta, Norma Lucía Piña, la mandaron a la orilla, al ministro lo sentaron ¡en la fila de atrás!, sin explicación alguna”.
  • “El hecho de que Pérez Dayán sea el encargado de revisar los primeros recursos de inconstitucionalidad contra el plan b de la reforma electoral, seguuuramente no tiene nada que ver con la descortesía presidencial”.

Hoy, en Milenio, Joaquín López Dóriga plagia a Reforma y repite esa historia, aunque con peor estilo que Templo Mayor. El plagio habría sido inexistente si Joaquín hubiera citado la fuente, pero no lo hizo al comentar que “relegar a quien llevaba la representación de la Suprema Corte no fue una decisión de la Sedena, sino de Palacio, quizá porque Pérez Dayán dio entrada a cinco recursos constitucionales contra el plan b de la reforma electoral de AMLO, lo que abre la puerta a que lleguen al pleno y este los deseche por inconstitucionales, último recurso democrático y legal ante esta ofensiva palaciega”.

Mi comentario:

Andrés Manuel tendrá que poner orden en su equipo de colaboradores, particularmente en el área encargada de organizar los eventos en los que participa el presidente. No son aceptables las descortesías en relación a los y las representantes de los poderes judicial y legislativo. En muy pocos días han sufrido malos tratos el diputado Santiago Creel y dos integrantes de la corte, Norma Lucía Piña Hernández y Alberto Pérez Dayán.

Si los y las asistentes de AMLO piensan que con majaderías van a intimidar a gente políticamente tan formada como Creel, Piña y Dayán, se equivocan. En la democracia mexicana nadie tiene miedo de cumplir con sus obligaciones, molesten a quien molesten. Y Santiago Creel, Norma Piña y Alberto Pérez Dayán no solo están obligados con los poderes a los que representan, sino con su sentido de la ética. Harán lo que tengan que hacer.

En el caso del ministro que analizará el plan b electoral, sin duda hará lo que su conciencia y el derecho le exijan hacer. No suavizará su dictamen atemorizado porque le faltó educación a quien organizó la ceremonia del Día del Ejército; tampoco será más duro para demostrar que no lo amedrenta nadie. No tengo duda acerca de que la de Pérez Dayán será una decisión correcta, es decir, guiada y motivada solo por la Constitución. Claro está, el resto de ministros y ministras podrán interpretar el espíritu constitucional de la misma manera que el jurista mencionado, o en sentido contrario. Confiemos en quienes integran la corte.

Si al gobierno de AMLO no le resulta útil presionar a ministros y ministras con descortesías en los eventos importantes, la oposición tampoco podrá hacerlo con marchas como la del próximo domingo, en la que el orador será, me parece, un exministro empequeñecido por la grilla desde que dejó la SCJN, José Ramón Cossío. Ojalá este hombre no acepte hablar en el mitin porque estará politizando lo único importante que hay en su biografía —su paso por la corte—; no lo merece el poder judicial.

Por lo demás, la 4T y la corte suprema pueden y deben llevarse bien, más allá de la suerte del plan b electoral. Según el columnista Mario Maldonado, de El Universal, el viernes pasado Claudia Sheinbaum desayunó con la ministra Norma Piña: “El acercamiento lo coordinó el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá”. La jefa de gobierno y la presidenta del poder judicial se reunieron en el despacho de Claudia. Evidentemente ellas no tienen la misma ideología, pero qué bueno que hablen, dialoguen y, en una de esas, hasta lleguen a acuerdos en lo fundamental, que es el bienestar de la sociedad mexicana.

Encuestas

“Los encuestadores”, es el título del artículo de ayer de Leonardo Curzio en El Universal. “Encuestas o el otro INE”, es la columna de hoy en Milenio de Jorge Zepeda Paterson. Sintetizo ambos textos:

  • “Las encuestas arrojan datos preocupantemente discordantes sobre los asuntos públicos”.
  • “Variaciones de 15 a 20 puntos nos hablan de mundos diferentes”.
  • “En el caso de la jefa de gobierno, las diferencias sobre su gestión, en encuestas publicadas, contrastan chillonamente (Jorge Buendía y Alejandro Moreno). Su ubicación respecto a las otras corcholatas, principalmente Ebrard, también. Lo mismo ocurre con la verdadera penetración de Adán Augusto, que en una reciente ¡aparece por debajo de Noroña!”.
  • “El problema empieza a ser tan desconcertante como si dos astrónomos nos dieran mediciones diferentes sobre la distancia que nos separa de Saturno”.
  • “Hoy las principales casas encuestadoras no solo se juegan su credibilidad (como ocurrió en el 2012) sino que probarán su independencia, poder e influencia”.
  • “Si todo se mantiene como ahora, que es una simple hipótesis de trabajo, tres casas encuestadoras pueden legitimar al candidato a la presidencia”.
  • “Al decidir AMLO que el método para selección de su candidato sea el de la encuesta, el poder que transfiere a los encuestadores es similar al que en los 90 tuvieron las televisoras”.
  • “Cada vez es más evidente que la madre de todas las batallas no tendrá lugar entre Morena y los partidos de oposición en las elecciones generales, sino en ‘las primarias’ o internas que definirán al candidato del partido en el poder. Las encuestas dirán si es Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Adán Augusto López el abanderado de Morena y, por consiguiente, casi seguro mandatario para el próximo sexenio”.
  • Las empresas encuestadoras que seleccione Morena “tendrán la presión directa de ofrecer un resultado nítido, indiscutible que permita legitimar la decisión de quién será el abanderado guinda”.
  • “¿Serán las encuestas realmente el mecanismo para dilucidar la candidatura, como afirma Morena, o constituyen un mero artilugio para disfrazar la voluntad de López Obrador, como acusan sus críticos?”.
  • “Habría que reconocer que los antecedentes podrían alimentar cualquiera de los dos escenarios”.
  • “Lo de menos será la elección de las empresas encuestadoras finales. Hay riesgos, desde luego, pero a estas alturas ya existen al menos media docena de empresas con amplia experiencia y reputación en la materia”.
  • “Por lo demás, cuando lleguemos a la jornada decisiva el historial de todos los sondeos y encuestas previas, con obvias intenciones de voto, constituirá un marco de referencia que dificultará resultados sorpresivos”.

Mis comentarios:

  • No habrá dedazo. Será candidato o candidata de Morena quien gane la encuesta. Creo en la palabra del presidente Andrés Manuel López Obrador, el único que podría influir para cambiar el método de selección de candidaturas en el partido de izquierda. Quien encabeza el comité ejecutivo morenista, Mario Delgado, no hará trampa porque nadie en ese instituto político se lo permitirá. Una garantía de limpieza está en Alfonso Durazo, presidente del consejo nacional del morenismo.
  • Que las “encuestas arrojen datos preocupantemente discordantes sobre los asuntos públicos” no es, en realidad, algo tan preocupante. Las publicadas se han realizado con metodologías distintas, con presupuestos diferentes y cada una con las preguntas que interesan al encuestador o al medio que las difunde. Las encuestas de Morena serán idénticas en todos los puntos.
  • Que “el problema empieza a ser tan desconcertante como si dos astrónomos nos dieran mediciones diferentes sobre la distancia que nos separa de Saturno”. Es una mala comparación, evidentemente realizada por alguien —el señor Leonardo Curzio— que no sabe ni de encuestas ni de astronomía.
  • No creo, como dice Zepeda Paterson, que conoceremos el nombre del próximo presidente o presidenta de México cuando la encuesta o las encuestas de Morena nos digan en noviembre de este año quién ganó. La oposición, guste o no —y en lo personal no me gusta— será competitiva en las elecciones de 2024, y una muestra de ello la tendremos el próximo domingo en la segunda marcha del INE.
  • Si a Curzio le parece sorprendente que Gerardo Fernández Noroña supere en las encuestas a Adán Augusto López, a mí no: ya verá el colaborador de El Universal y conductor de noticieros en Radio Fórmula que en cada encuesta en la que se tome en cuenta a Noroña este tendrá más puntos que Adán y que Monreal. Solo veo al rijoso diputado del PT abajo de la líder, Claudia Sheinbaum, y del segundo lugar, Marcelo Ebrard.
  • De todo lo citado, me quedo con una de las conclusiones de Zepeda Paterson: “Cuando lleguemos a la jornada decisiva el historial de todos los sondeos y encuestas previas, con obvias intenciones de voto, constituirá un marco de referencia que dificultará resultados sorpresivos”. Es decir, hay que seguir con atención lo que digan las encuestas que se den a conocer en los medios. Enseguida un promedio de cómo van la corcholata y los corcholatos de Morena:
Encuesta de encuestas: Al 17 de febrero