“Carnal si yo tengo mi chamán que me protege del mal, de la envidia y de la vibra que me tiran los demás”
Fragmento de la letra de Pesao, canción de Santa Estilo
“A Cuitláhuac hay que hacerle una limpia”, decía alguien mientras tomábamos café y disfrutábamos la tarde del domingo.
Es que ya sabe usted, las sobremesas de café, y más las dominicales, sirven para arreglarle la vida a todos, para hablar mal de todos o para opinar de todo, aunque nadie nos lo pida.
Y es que en verdad al gobernador de Veracruz como que le ha llovido en la milpa y por cuestiones absolutamente ajenas a él.
Las broncas lo han salpicado, pues.
Pero ese “embroncamiento” involuntario lo tiene ahora en varias disyuntivas, y sobra decirlo, en boca de los opinólogos de café que pululan en esta aldea jarocha, pues aquí como en casi todos los rincones de la República Mexicana, el tema del 2024 empieza a poner los pelos de punta a muchos, más a los actuales gobernantes y a sus posibles sucesores.
En política se juega sucio y quien diga lo contrario peca de inocente o de hipócrita, por ello al gobernador morenista lo quieren meter en aprietos, más de los que ya tiene debido a la inseguridad que merma nuestra entidad, por citar solo un ejemplo.
A Cuitláhuac hay dos asuntos que lo tienen ahora, con seguridad, casi sin dormir.
El primero, y más escandaloso, es el de Araly Rodríguez, presunta prestanombres de “quien-sabe-quien”, pues dicen que la docente de 46 años, con un salario de menos de 10 mil pesos, hizo contratos en varias dependencias del estado por al menos cien millones de pesos por medio de una “empresa fantasma” cuyo domicilio no existe.
Y dicen que Araly parece igual de fantasma, pues al día de hoy nadie sabe, nadie supo dónde está o quién es en realidad, aunque el mismo gobernador señala que se le ha investigado y cuestionado al respecto.
El escándalo, por supuesto, ha llegado a ocupar espacios en distintos medios nacionales y no es para menos.
A Cuitláhuac, de igual forma, se le cuestiona sobre esto donde se presenta, pero el gobernador dice lo que sabe: que se investiga y se aplicará la ley sin distingos.
Y así debe ser. Un tema como este no debe quedar de ninguna manera impune.
Otro asunto que lo debe traer con el Jesús en la boca es la demanda que interpuso contra el secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, la diputada local Ruth Callejas, de Movimiento Ciudadano, quien lo acusa de violencia política en razón de género.
El tema está en manos del Tribunal Electoral del Estado y tanto Eric como el gobernador (y miles de curiosos veracruzanos) están a la espera de la resolución, pues de ser contra el secretario, quedaría fuera de la escena política e imposibilitado para aparecer en la boleta electoral del 2024 como candidato a gobernador.
Con estas dos broncotas a García Jiménez se le da un golpe en el dedo chiquito del pie, pues se está atacando a dos de sus hombres fuertes y “corcholatos” apuntados a la contienda del año próximo: a su secretario de Gobierno y al secretario de Educación estatal, Zenyazen Escobar, pues la maestra multimillonaria involucrada en el desfalco que más arriba les conté, aparece en la nómina de esa dependencia.
Son, sin duda, golpes muy fuertes para la imagen del gobernador, pues más allá del desenlace de los mismos, le están moviendo el piso y muy feo.
Apenas le había regresado el alma al cuerpo tras saber que otra de las “corcholatas” (su consentida, dicen las lenguas viperinas y opinólogos de cantina) Rocío Nahle, podía aparecer sin problema en la boleta del 2024, cuando ya estaban subiendo de rating en “radio pasillo” los escándalos que le platico.
Lo cierto es que a Cuitláhuac no se le ha acusado de nada y su desempeño, aunque ha sido duramente criticado por la incipiente y rabiosa oposición, ha sido infinitamente superior al de los anteriores gobernadores, tanto así, que uno de ellos, Javier Duarte, está preso.
Lo atacan por las orillas, como dicen en mi rancho, y lo hacen, entre otras cosas, porque el presidente López Obrador -quien estuvo este domingo en visita relámpago en estas tierras- siempre lo ha elogiado y ha dicho que es un hombre honesto.
Y hablando del presidente, ¿a qué vino?
En teoría, a dialogar con las bases territoriales, es decir, con los llamados “Siervos de la Nación”, quienes se parten el lomo y las suelas de los zapatos atendiendo las demandas de la población y entregando los apoyos sociales en cada rincón del estado y del país.
Ante un World Trade Center repleto debido a la asistencia de los 7 mil siervos de la Nación, el jefe del Ejecutivo Federal giró instrucciones para que en cada uno de los 212 municipios que conforman nuestro estado exista al menos un Banco de Bienestar y que así los beneficiarios de esos apoyos no tengan dificultad de acceder a ellos, pues en su mayoría son adultos mayores.
El presidente ha tenido estas reuniones en varios estados del país y ahora le tocó visitar el puerto jarocho, justo en estos días en que el gobernador anda tan emproblemado, pero sobre todo, tan atacado. ¿Vino a apapacharlo?
No creo, pero la presencia de López Obrador, aunque sea “de pisa y corre” seguro dio un respiro a Cuitláhuac, quien en verdad no siente “lo duro, sino lo tupido”.
Por cierto...
Meterle el pie al gobernador veracruzano tiene más de fondo que lo que a simple vista puede parecer.
García Jiménez, lo dije ya, es uno de los gobernadores que goza de la simpatía y el afecto del presidente de nuestro país, pero además, lo hemos visto con frecuencia al lado de dos de las “mujeres fuertes” del actual gobierno federal: la jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, con quien ha firmado convenios de colaboración, y Rocío Nahle, quien se perfila, según la mayoría de las encuestas, a sucederlo en el cargo.
¿Alguien duda que los ataques a Cuitláhuac están cargados de mala leche por parte de la oposición ?
En Veracruz se les hace tarde a los malquerientes (azules, naranjas, tricolores, da igual) para atacar a todo lo que huela a 4T y deben hacerlo desde todos los ángulos pues no están dispuestos a perder de nueva cuenta este importante bastión.
El gobernador Cuitláhuac está muy a tiempo de salir bien librado de todos esos conflictos ocasionados por terceros y deslindar responsabilidades. No hacerlo es darse tremendo balazo en el pie y no solo eso, es dejar mal parada a la Cuarta Transformación que debe sí o sí cumplir con la encomienda presidencial de “no robar, no mentir y no traicionar”.
“Le podemos decir que se limpie el primer viernes de marzo. Ya falta poco”, me dijo mi acompañante a la mesa.
“Que limpie pero el cochinero que sale hasta de las coladeras. Los brujos no le quitan lo ratero a las personas. Mejor que Araly tome chocolate y pague lo que debe”, le dije mientras veíamos a lo lejos los ríos de gente que salían del WTC tras el evento que encabezó el presidente López Obrador y apostábamos si el gobernador dormiría hoy un poquito mejor.