Este viernes se inauguró el Primer Encuentro Continental de Comunicadores Independientes, en el marco de Palacio Nacional, como parte de las últimas semanas de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Fueron cientos de asistentes de distintos países del mundo quienes levantaron la mano para demostrar el aporte que hicieron las “benditas y malditas” redes sociales tanto para las elecciones presidenciales de 2018 y 2024, cómo para contrarrestar la guerra de narrativas por parte de medios corporativos y extranjeros en contra del gobierno saliente, situación que continuará con el entrante mandato de Claudia Sheinbaum.
Entre las reacciones a la inauguración del evento, he leído quejas porque un grupo de los periodistas, comunicadores y youtubers que asistieron aplaudieron y entonaron el cántico, que lleva más de dos décadas vigente: “Es un honor estar con obrador” durante el evento. Para mí, es algo totalmente comprensible. Primero, algunos de los presentes, sin vergüenza, se asumen como comunicadores amateur y otros, la mayoría de los presentes, también como abiertos militantes. Es preferible esa honestidad, a posar como “imparcial”, para terminar favoreciendo siempre a la derecha, a los poderes de facto.
Por otra parte, es vergonzoso ver los comentarios venenosos de viejos pseudo periodistas paleros del antiguo régimen enojados porque se congrega a periodistas militantes, en lo que podría constituir el germen de una nueva asociación de medios que contrarresten las noticias falsas que abundan sobre México en medios estadounidenses y de otras partes del mundo.
Para muestra, basta un par de botones: el desprestigiado Joaquín López Dóriga, quién se fotografió con todos los presidentes desde los sesenta hasta la fecha y que siempre fue funcional al poder hasta la llegada de AMLO y otro, corto de estatura moral y material, que en algún momento hizo el ridículo de subirse a una silla para intentar acercarse a Barack Obama durante su visita a México. Los comunicadores independientes tendrán mucho que aprender aún, pero no es lo mismo ser abiertamente pro-AMLO que recibir “chayote” durante décadas de algunos de los peores gobiernos en la historia de México.