Don Juan N. Alvarez es un héroe nacional al que no se le hace justicia. Fue el general, el presidente que mejor gabinete ha tenido en toda la historia, “hombres que parecían gigantes”, es una frase que sirve cpmo sello a la generación del episodio Reforma / invasión / República restaurada. El General Álvarez peleó siendo aún un mozuelo con altas ambiciones (en el buen sentido) con los Insurgentes mismos, y llegó todavía a atestiguar en plenitud el triunfo sobre el invasor, en la grosera forma de un Emperador extranjero espurio.
El General Alvarez no quiso más ser Presidente de la República, sino sólo porque no le dio la gana, despreció la primera magistratura porque simple y sencillamente extrañaba el calor de su Patria chica, la que hoy es el estado de Guerrero, en su finca ‘LA PROVIDENCIA’, en Acapulco, y que fue su principal promotor. Guerrero era parte del “EdoMex” hasta que Alvarez fue su primer gobernador.
Un Hombre también, hijo ilustre del trópico, Andrés Manuel no supo de frivolidades ni algún límite para el trabajo puntual para bien de su Patria grande, sino que el hoy Presidente decidió ser una figura nacional definitoria y definitiva, lo que no quiso sacrificar el General Alvarez sí lo hizo López Obrador; “síndrome del Jamaicón”, se podría bien denominar su actuar, mediante términos usados en el mundillo del fútbol mexicano. AMLO se propuso “ganarles de visitante”, supo cómo hacerlo, y ante bajezas indecibles e inenarrables, así mismo se lo propuso y lo logró; hoy es el hombre más influyente de México, uno que quedará (así cómo el nombre al estado de Guerrero) grabado de forma indeleble en la vida social, económica y política de México.