O Andrés Manuel conoce lo que otros ignoramos —esto es, las razones por las que Morena sería invencible en las elecciones de 2024— o el presidente está inseguro y lo expresa en la lógica del refrán dime de qué presumes y te diré de qué careces.

Según el presidente López Obrador su partido seguirá ganando “por paliza” los procesos electorales.

Creo que en 2022 así ocurrirá: Morena ganará la mayoría de las gubernaturas en disputa, pero no todas. El partido del presidente casi seguramente perderá Aguascalientes y, de plano, no tiene las probabilidades a su favor en Durango. Pero el morenismo vencerá con facilidad en cuatro entidades, a saber: Oaxaca, Quintana Roo, Hidalgo y Tamaulipas.

¿Es una paliza el marcados de 4 a 2? Digamos que sí. Pero en 2023, si bien le va a Morena ganará una gubernatura y perderá otra. Se ve imposible que el subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía, pueda en las elecciones coahuilenses vencer al PRI, menos aún si este partido va en alianza con el PAN. Inclusive, si MC nomina candidato a Jericó Abramo, Mejía quedará en la tercera posición.

En 2023 ya no habrá paliza a favor de Morena inclusive si el partido del presidente AMLO se queda —lo que no es seguro— con la gubernatura mexiquense.

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En el Estado de México no hay duda acerca de que Morena es el partido político con mayores posibilidades de victoria, pero… si Andrés Manuel, en su exceso de confianza —”seguiremos ganando por paliza”— insiste en que la candidata a gobernadora sea la profesora Delfina Gómez, el PRI y el PAN, en alianza y hasta separados, podrían derrotar al morenismo.

Quizá porque AMLO sabe que ni en la política ni en deporte hay palizas aseguradas, ha empezado a promover al director de Aduanas, Horacio Duarte, como un plan B sin los negativos de Delfina cuyo trabajo al frente de la Secretaría de Educación Pública ha sido pésimo y quien, además, ha sido denunciada con pruebas contundentes de actos que cabe inscribir en la categoría de la corrupción.

El hecho es que en 2023 no habrá paliza. Pienso que tampoco en 2024. Y si siguen en Morena montados en el exceso de confianza tal vez ni siquiera ganarán las próximas elecciones presidenciales por la mínima diferencia, lo que significa que inclusive podrían perderlas. Y es que, dijo Francisco de Quevedo, el mayor despeñadero es la confianza.