El proceso de liberación del periodista, editor y fundador de Wikipedia, Julian Assange ha sido azaroso y está a punto de concluir luego de que los abogados del ciudadano australiano llegaran a un acuerdo con las autoridades estadounidenses –quienes lo acusaron de “espionaje”– para que se declarara culpable a cambio de que la sentencia fuera los casi 5 años que llevaba preso en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en el Reino Unido.

Hasta antes de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México, hace 5 años y medio, eran pocas las figuras políticas con proyección mundial que abogaban por la libertad de Assange, cuyo único “crimen” fue difundir las atrocidades del ejército de Estados Unidos en Irak y Afganistán, asesinando periodistas y civiles en forma inmisericorde.

Se trató de un esfuerzo conjunto de abogados, activistas, la familia de Julian y figuras reconocidas alrededor del mundo, pero es un hecho innegable que la constante presión de Andrés Manuel desde su tribuna diaria, además de las cartas que envió a los dos presidentes de los Estados Unidos con los que convivió durante su sexenio, Donald Trump y Joe Biden, fueron parte de ese enorme y ahora exitoso esfuerzo.

Como bien señaló el mandatario en su conferencia matutina de este martes, al menos por hoy, ese símbolo vacío denominado “estatua de la libertad” ha recuperado algo de sentido.

¡Enhorabuena por Julian Assange y su familia!