“No hay disparate, que antes no lo haya dicho otro orate.”

DICHO

“Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse tendrá que pasar al ataque.”

BERTOLT BRECHT

López Obrador anunció ayer un nuevo disparate, si bien en realidad nada tiene de nuevo. Forma parte de su estrategia para continuar en el poder más allá del 2024, lo que supone tener las funciones del Estado atenidas a su voluntad.

“El Estado soy yo”, frase apócrifa atribuida al rey de Francis Luis XIV. Ello en razón de su égida sobre todos los aspectos de la administración pública de la monarquía de ese país. Estos giraban alrededor del Rey Sol.

En ese entonces no cabía más decisión que la dada por él y su palabra era ley. De hecho, en su soberbia mandó construir el palacio de Versalles…

Aquí, el monarca —que no es rey pero vive en Palacio— también edifica unos caprichos conocidos como “Dos Bocas”, “Felipe Ángeles” y “Tren Maya”, los cuales dejarán una huella indeleble en daños al medio ambiente.

Pero aquí el punto central: hoy, en pleno siglo XXI, la propuesta del presidente AMLO de que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sean elegidos por el voto popular es demagógica y de corte populista.

Las columnas más leídas de hoy

Propuesta mentirosa

Como ya es costumbre, Andrés Manuel no dice la verdad. Según él, en la Constitución liberal de 1857, el pueblo elegía a los ministros. Eso no es cierto; en nuestro país, los ministros de la Corte jamás han sido elegidos por el voto directo popular. El Art. 92 de esa Constitución sostenía: “Cada uno de los individuos de la Suprema Corte de Justicia durará en su encargo seis años y su elección será indirecta en primer grado, en los términos que disponga la ley electoral”. Los liberales que redactaron la del 57, Ponciano Arriaga, León Guzmán, Mariano Yáñez, Pedro Escudero y Echánove —entre varios otros— tenían clara la división de poderes, la necesidad de autonomía de los mismos y la importancia de que los jueces llegaran a ser ministros por ser expertos en su área no por una cuestión de apoyo popular de tipo electoral.

Vale aclarar que en la Constitución de Apatzingán de 1814 tampoco se consideró la votación directa o popular de los ministros.

Dinamitar otros fines

López Obrador tiene como fin último dinamitar la Suprema Corte de Justicia de la Nación y desaparecer la autonomía de los poderes de la Unión. Continuar —directa o por interpósita persona— despachando desde Palacio Nacional.

La actitud de los legisladores y demás miembros de Morena, por su parte, de forma más que evidente se comportan como comparsa del Ejecutivo federal; dicen y actúan como burda copia de López Obrador. ¿Se darán cuenta que eso anulará de por vida al Poder Legislativo?

La ofensiva en contra de los ministros se da ahora y es a título personal del primer mandatario. Si para eso utiliza a las corcholatas, poco importa. Si para ello miente, amedrenta a los ministros, cambia la historia nacional, da lo mismo. No hay duda: AMLO busca desaparecer cualquier contrapeso a su poder y eliminar a los poderes autónomos. De cuidado esta infinita sed de poder y la capacidad de ir sobre quién sea con tal de quedarse con el poder.

Abonar a la dictadura

Ricardo Monreal, quien acusa a los ministros de tener 40 increíbles privilegios, pero calla que la verdadera “casta dorada” son los senadores y miembros de la 4t. Mención especial para él como legislador; dado que no será el abanderado presidencial del régimen, uno solo puede suponer las inconfesables promesas —amenazas— que se intercambian.

En menos de tres horas, el zacatecano pasó de ufanarse de haber votado en contra del Plan B, a superar a López Obrador ¡solicitando juicio político en contra de los Ministros!

El profesor de derecho constitucional en la UNAM amenazando a los ministros del tribunal máximo del país. Todo esbozar los inicios de una dictadura. Lo mismo Mario Delgado, dirigente de Morena, condicionando la reelección de los legisladores de su propio partido…

López Obrador prepara el autogolpe de Estado. Usa a sus huestes y amedrenta a quienes no lo son.

El disparate de López Obrador no es cualquier disparate. Debe ser frenado en seco en diversos frentes. Uno de ellos involucra a los ciudadanos. Es momento de abrir los ojos.