Analizar de manera crítica las visiones educativas de las y los presidenciables es un acto socialmente relevante. A partir de ello se conoce el tipo de país y ciudadano que pretenden construir.

Infortunadamente este ejercicio se realiza poco. Falta de voluntad política, incipiente cultura de reflexión crítica de la educación, complejidad del análisis, e incluso el prestigio y altura moral de quien vaya a realizarlo, son algunas razones.

De ahí que sea visible el desinterés en la clase política por generar ideas novedosas en la materia; y en los medios de comunicación, por difundir actividades que incentiven su debate.

Afortunadamente, las redes sociales están rompiendo esa dinámica.

Por ello, celebro el conversatorio Análisis de las plataformas educativas rumbo a la elección 2024. Perspectivas desde el IISUE-UNAM, donde especialistas reflexionaron al respecto.

Las columnas más leídas de hoy

La conclusión es preocupante.

Lejos de identificar propuestas concretas para atender las múltiples problemáticas educativas, coincidieron en que en su mayoría son ideas con poca solidez y viabilidad.

Durante el conversatorio, investigadores como Fernanda Domínguez, Denisse Cejudo, Sergio Pla, Ana Laura Gallardo, y otros, plantearon la necesidad de reorientar la visión educativa en México. Dejar de verla como un mero servicio y atenderla en la complejidad de un derecho humano.

Ante tal escenario, los expositores fueron críticos hacia los resultados que se han obtenido hasta ahora.

El rezago en cobertura en nivel superior, por ejemplo, es del 57%; en media superior y secundaria, de 38% y 17%, respectivamente. Mientras que, en primaria, dónde más se ha avanzado, aún no se alcanza la totalidad, existiendo un 4% de deficiencia.

Abordaron también el deterioro en la cultura de la evaluación, que inició con la desaparición del INEE y continua con la reducción constante de su presupuesto.

En cuanto a dignificación magisterial, explicaron la incapacidad del Estado por dotar a las y los maestros de un esquema integral de formación-profesionalización-capacitación (actualmente, en este último rubro se invierten $96 anuales por docente).

Otra problemática citada fue el uso del tiempo en clase. México, detallaron, presenta deficiencias serías. Acorde al Informe Talis 2018, en primaria a las actividades de aprendizaje se le destina un 76% del tiempo de clase, el resto se va en actividades para imponer orden, disciplina, o bien, a labores administrativas.

Las cifras empeoran en zonas rurales, donde en sus preescolares el 50% del tiempo de clase se ocupa al aprendizaje, y el otro 50% a actividades disciplinarias y/o administrativas.

Todo lo anterior es una ligera aproximación a la realidad educativa en México, que fundamenta la hipótesis de las y los académicos de que dichas propuestas tienden más a conectar políticamente que a plantear un verdadero proyecto educativo.

Esperemos que una vez pasada la jornada electoral, quien resulte ganador o ganadora, se aboque a diseñar estrategias educativas vanguardistas y a la altura de las necesidades de la educación mexicana. La sociedad y el país así lo reclaman.