“Heredar hace medrar, que no trabajar.”

REFRÁN

Confirmado. El nepotismo goza de cabal salud. Los consejeros de Morena (¿Claudia también?) ya dieron su aquiescencia para que Andy, Andrés López Beltrán, ocupe la secretaría general de dicho partido a nivel nacional. El hijo de López Obrador iría como compañero de fórmula de Luisa María Alcalde, la aspirante “de unidad” a la presidencia nacional del hoy partido oficial.

Y antes de que me digan que eso no es nepotismo, establezco lo siguiente: llegar a un puesto de carácter PÚBLICO por recomendación, por influencia o por preeminencia de algún familiar es nepotismo. Si además esta posición maneja dineros públicos, se trata de corrupción. Lo ilustro: López Portillo nombró a su hijo José Ramón como subsecretario de Planeación y Presupuesto, fue su único puesto público y su padre le llamaba “el orgullo de mi nepotismo”. También impuso a su hermana Margarita en la dirección de la RTC (Radio, Televisión y Cinematografía).

Aquí no se discute si los hijos heredan los gustos o las formas; los conocimientos o actividades de los padres. Tampoco si tienen las calificaciones necesarias para ocupar cierto tipo de puestos. Tan solo el que llegan a dichas posiciones en todo o en parte por ser ‘parientes de’.

¡Cómo se le criticó a Xóchitl Gálvez en su momento tuviera a sus dos hijos como colaboradores importantes en su campaña! A ella la cuestionaron analistas afines a la 4t. Pero ahora que el hijo de López Obrador irá cómo secretario general del partido fundado por su padre, se ejecutan las maromas de rigor.

Debe quedar claro que las estructuras institucionales públicas (sí, Morena es de carácter público pues recibe financiamiento del erario) NO deben heredarse, considerar a parientes para que ocupen funciones u otorgarse por destape corcholatero. ¿Somos una república con un sistema político democrático o un país autoritario y bananero? Dirán que van a votar a sus dirigentes. Mas siendo Alcalde y López Beltrán candidatos únicos de unidad, podemos decir que estamos ante “un mero trámite” (Claudia Sheinbaum dixit).

Las columnas más leídas de hoy

Lo que la familia obradorista intenta es imponernos la continuación de la 4t. Y más que de la 4t, imponerse a perpetuidad como única opción empresarial… perdón, partidista.

¿México volverá a la monarquía? Los antecedentes imperiales son fatales en nuestro país. Pero por lo visto eso no evita que Andy intente convertirse en el mirrey de la política mexicana…

Con cinismo y desparpajo entrará a la política por la puerta grande. Una puerta que se abre más por sus antecedentes familiares (ya dijimos que eso es nepotismo y corrupción), que por su mérito y experiencia.

Insisto, esto NO es el mundo de la iniciativa privada; esto no son dos miembros de una familia que se desempeñan o tienen experiencia en el ámbito público; aquí se trata de una herencia a partir de la influencia e injerencia de la figura de López Obrador.

Decir que se asemeja al caso Colosio es falso. Sí, Luis Donaldo se dedica a la política como su padre, pero empezó desde abajo y —fuera del nombre en le psique colectivo— evidentemente sin el apoyo de su progenitor. Ha tenido que esforzarse —al menos dentro de los muy raquíticos requisitos que exige nuestra política.—.

Es sorprendente que gente inteligente, capaz y que se dice liberal, honesta y respetuosa de los derechos fundamentales y democráticos no vea que esto es similar a las “sucesiones” entre familias de países autoritarios de Latinoamérica y el mundo. Lo que tanto criticó, la 4t lo han llevado al límite: las familias del morenismo beneficiadas e incrustadas en las estructuras públicas brillan. Ser “hijo de”, “familiar de”, basta como requisito para cobrar en la nómina… ejemplos sobran.

Que antes haya ocurrido en nuestra clase política no debiera ser ni justificante ni consuelo. ¿Cómo dice el dicho? Mal de muchos, consuelo de…

El hecho es que Morena (o sea, López Obrador) dará a Andy la secretaría general del partido que fundó su padre. Que este joven se quede con el cargo es uno más de los signos ominosos y preocupantes de lo que viene. ¿Andy 2030? ¡Nuestra nación debería tener elecciones en seis años y no herederos! Preocupante.