Desde el pasado martes 7 de mayo, el CENACE (Centro Nacional de Control de Energía) declaró “Estado Operativo de Emergencia en el Sistema Interconectado Nacional en México”. Esto quiere decir que se oficializaron los apagones en nuestro país, como lo hizo Venezuela en 2009. Tras el anuncio, Agustín Antonetti, Director del Latin America Watch, escribió en X (antes Twitter); “Abran paso que tenemos nuevo miembro en el club de Cuba, Venezuela y Nicaragua”.

Sí es para preocuparse… Baste recordar que en Venezuela, la dictadura chavista empezó con apagones.

El fantasma del socialismo está presente. Y no se puede dejar de reflexionar sobre las “coincidencias” entre el Venezuela de Chávez y el México de López.

En el caso del país sudamericano, es de todos conocido que los problemas en el sector energético se debieron a la corrupción y la falta de mantenimiento e inversión. Un informe de Transparencia Venezuela concluyó que el mantenimiento se abandonó durante veinte años a partir de 1998. La infraestructura obsoleta empeoró los problemas, y las críticas fueron silenciadas.

La red eléctrica de Venezuela fue una vez la envidia de América Latina. La empresa privada “La Electricidad de Caracas” era propiedad de la AES Corporation de los Estados Unidos hasta 2007, pero fue entonces que el presidente Hugo Chávez creó la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) mediante la nacionalización del sector eléctrico y la expulsión de la industria privada, y todo lo destruyó.

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En su momento Chávez admitió fallas… Como la disponibilidad insuficiente de la planta de generación termoeléctrica y las limitaciones de la red nacional de transmisión de energía eléctrica y los sistemas de distribución; firmó un decreto en 2010 que declaraba un «Estado de Emergencia del Servicio Nacional de Electricidad». Chávez hizo que Corpoelec acelerara los proyectos y, al evitar el proceso de licitación pública para los proyectos, autorizó la ‘contratación por adjudicación directa’, lo que facilitó la corrupción.

La administración de Chávez distribuyó contratos de millones de dólares sin licitación que enriquecieron a los altos funcionarios de su gobierno y las obras nunca se construyeron.

The Wall Street Journal declaró que el gobierno otorgó contratos eléctricos a empresas con poca experiencia en el sector energético. Se adjudicaron miles de millones de dólares en contratos para proyectos que nunca se completaron.

Complicando aun más los asuntos técnicos, la administración de Corpoelec fue entregada a un general de la Guardia Nacional de Venezuela, Luis Motta Domínguez, quien terminó por admitir la falta de experiencia en la industria de la energía.

Cualquier parecido con el México actual no es mera coincidencia, es parte, al parecer, de un plan siniestro que todavía no hemos visto detonar, pero que podría ocurrir muy pronto en el contexto de las próximas elecciones a celebrarse el domingo 2 de junio.

Ahora bien, ¿qué ha hecho el gobierno federal mexicano bajo la égida de López Obrador?

Alguien que tiene muy clara la respuesta a esa interrogante es el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, quien sin miramientos responsabilizó al presidente de México de la serie de apagones que por más de una semana han afectado ya prácticamente a todo el país:

“México está sufriendo apagones y la amenaza del colapso del sistema eléctrico, como consecuencia de la ignorancia, ineptitud, corrupción y arrogancia de quienes manejan el sector, que lo hacen con prejuicios sin conocimiento técnico.”

“Pagamos el haberse cancelado proyectos de energía renovable por miles de millones de dólares, y de otro tipo de medidas, como el haber cancelado el horario de verano, que ayudaba a suavizar los picos de demanda”, criticó Calderón a través de su cuenta de X.

Las críticas también surgieron nada menos que desde la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), pues afirmó que el país atraviesa por una crisis energética sin precedentes, producto de la falta de inversión y el desinterés por las energías renovables y por las colaboraciones público privadas.

El principal problema no es el incremento en la demanda de energía, sino la falta de nueva oferta de centrales eléctricas de generación, aunado a la baja inversión del gobierno de México en la capacidad de transformación y transmisión eléctrica por parte de CFE., manifestó en un comunicado el organismo dirigido por José Medina Mora Icaza.

Expresó que México está perdiendo la oportunidad que abre el nearshoring para atraer nuevas empresas y crear fuentes de empleo por la falta de energía eléctrica que quedó manifiesta.

Señaló que de acuerdo al Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional, de los 232 proyectos instruidos por la Secretaría de Energía, la CFE sólo ha realizado 9.

Al igual que Chávez, López puso en manos inexpertas el tema energético del país. Se lo entregó nada menos que al corrupto de Manuel Bartlett, de quien atinadamente el senador Emilio Álvarez Icaza, refirió en tribuna:

“Ayer 21 entidades federativas se quedaron sin energía eléctrica. Está claramente repitiéndose un fenómeno: a Bartlett se le cayó el sistema en el 88, y ayer se le cayó el sistema eléctrico nacional, y se le va a seguir cayendo”, previó.

Las políticas energéticas han sido desastrosas.

Desde que Andrés Manuel asumió el poder, cada año de lo que va de su sexenio se han registrado apagones en nuestro país, algo que no ocurrió en ninguna de las últimas administraciones del PAN y del PRI. Fiel a su costumbre, AMLO acusó un sabotaje de sus adversarios, luego negó que el problema continuaría y cuando reconoció que seguía ocurriendo se comprometió a que no volverían a suceder. Pero persiste y de forma dramática en este momento.

Lo más preocupante de todo, es lo que pueda ocurrir el próximo 2 de junio, como bien lo advierte el periodista Ricardo Alemán; “todo apunta a que el gobierno de López Obrador diseñó el control total de la industria eléctrica, precisamente como instrumento de sometimiento político y social”.

“…hoy el Estado mexicano tiene el control casi total de la industria eléctrica y, por tanto, puede paralizar al país, puede manipular a su antojo a la sociedad y puede convertir ese insumo básico en arma de control político y social.

Y es que está claro, y a los ojos de todos, que la expropiación no fue una decisión de Estado para fortalecer la producción de energía, sino para tener el control político de uno de los satisfactores básicos para la vida cotidiana”.

¿Qué pasaría el domingo 2 de junio si a Bartlett se le cae el sistema eléctrico y se registra un gran apagón durante la jornada electoral?

Ojalá esta serie de similitudes entre México y Venezuela en el tema energético no sea el preludio del caos y la dictadura.

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