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El presidente lo dijo muy en serio en la mañanera de este lunes 27 de marzo, luego de buscar los caminos de los acuerdos, la conciliación y la negociación política para lograr modificaciones importantes en la esfera de lo político, lo social y lo económico, y encontrar siempre las puertas cerradas en el bloque PRI-PAN-PRD-MC, ahora su decisión es llamar a votar en contra de ellos y así anularlos por inanición.

De hecho Andrés Manuel López Obrador recordó que esto ya se hizo en el 2018, cuando su llamado de votar 4 de 4 por la 4T funcionó y tomó la forma de un tsunami político que acabó por transformar el mapa político de México.

El trabajo ya se ha hecho, hubo al inicio de su mandato cambios y modificaciones a la Constitución que le permitieron dar los primeros pasos en su proyecto transformador, pero como su cometido es ir a fondo, también de manera paulatina ha ido arrinconando a una oposición que no entiende lo que le está pegando y mucho menos comprende lo que se le viene encima, y por eso cae en negación.

Estoy seguro de que muchos de ellos escucharon atentos el mensaje que ofreció Andrés Manuel en su carácter de líder de un movimiento social que él denomina la “Cuarta Transformación” apenas el 18 de marzo pasado en el Zócalo capitalino, un mensaje cargado de simbolismos históricos, pero en el que literalmente López Obrador dio la voz de ataque e incluso prefiguró lo que va a suceder.

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Tuve la fortuna de estar en la plancha del Zócalo ese día, junto a 500 mil personas que escucharon atentos y corearon las arengas que voceó el presidente y la verdad es que la sensación de un pueblo despierto es electrizante.

Nunca lo entenderán en el PAN, porque no, lo suyo no es estar en contacto con el pueblo, jamás les caerá el 20 en el PRI, porque perdieron el contacto con la base social que lograron establecer desde inicios de los años 80.

El caso del PRD es la síntesis de la demolición de un proyecto de izquierda que traicionó a su esencia y por tanto desmereció al grado de tener al menos 6 años con vida artificial y aunque el MC ha tenido su propia historia y por momentos ha mostrado fortaleza ganando Jalisco y Nuevo León, no se ve en ese partido la estructura ni el momentum político para derrotar a la ola lópezobradorista.

El laboratorio es este año, las elecciones del Estado de México, el estado más poblado del país y dominado por décadas por el priismo, es sin duda el antecedente directo a lo que se vendrá en la elección del 2024. Coahuila es un caso que se cuece aparte, pero un estado con relevancia económica y posición estratégica, en el que Morena también le echará toda la carne al asador.

Se trata pues no de ganar, el enfoque es arrasar en la elección presidencial, ganar en los 9 estados que estarán en disputa, pero sobre todo triunfar también en los distritos electorales en los que está dividido el país, obtener triunfos por los escaños senatoriales rotundos y así cerrarle los caminos a la oposición.

En su mensaje del 18 de marzo, AMLO dijo que no va titubear a la hora de elegir a quien será su sucesor, sea quien sea, aunque se le vea como un personaje radical en la transformación, y con ello se refirió a Lázaro Cárdenas que por temor a tensiones políticas optó por Manuel Ávila Camacho en lugar de Francisco Mujica.

Antes hizo referencia a la falla fundamental de Francisco Madero, que nunca dio paso a la creación de una base social y en ese error lo perdió todo, pues dio pie a la conjura que acabó con su derrocamiento y posterior asesinato.

López Obrador tiene previsto todo el escenario, sabe que en este momento histórico, Estados Unidos no intervendrá en el proceso interno y mucho menos lo hará en el país, pues nuestra nación le resulta indispensable al gobierno del vecino país del norte en la nueva estructura geo económica que se ha diseñado para enfrentar el reto de China y el bloque asiático.

El presidente sabe también que necesita de un triunfo rotundo para dejar el poder y que quien le suceda sea capaz de triunfar y prevalecer en el futuro con el plan político y social de la 4T.

No es ningún secreto que el plan de López Obrador es que su visión de estado, que parte de la justicia y los equilibrios sociales, para convertir a México en una potencia emergente, no era solo para un sexenio.

El proyecto político de AMLO es dejar que su visión de que “por el bien de todos primero los pobrestrascienda por generaciones.

Estoy seguro de que esos son los preceptos y líneas esenciales de su testamento político, También estoy claro de que su intención es pasar a la historia como el presidente que sí pudo acabar con la desigualdad y hacer que el México del ya mérito, afectado por vicios como la profunda corrupción que prevalece en las estructuras se termine y de paso al México triunfador.

El trabajo en lo económico ya se ha hecho, con logros importantes, ahora es necesario dar el siguiente paso y consolidar el proyecto político y dar lugar a un régimen sólido que dure al menos los próximos 30 años.

Correspondencia a demiandu1@me.com | En Twitter @Demiandu