El reciente anuncio de aranceles por parte de Donald Trump ha sido interpretado en algunos sectores afines y el propio oficialismo como una oportunidad para México. Se celebra que, gracias al T-MEC, muchos productos nacionales evitarán gravámenes y que el país podría atraer inversión bajo el fenómeno del nearshoring. Sin embargo, esta aparente victoria podría ser prematura.

Comercialmente, si bien las reglas de origen del T-MEC protegen ciertos bienes, sectores clave como el automotriz, el acero y el aluminio enfrentarán aranceles del 25%. Ello tendrá impactos en los costos, en especial dentro del sector de la construcción. Por lo que la planeación y costos deben estar bien identificados.

El rastreo minucioso del origen de miles de piezas de autopartes es complejo, y muchas de estas piezas provenientes de Asia y Europa no están cubiertas por el tratado. Esto encarecerá la producción y afectará principalmente a estados como Chihuahua, Coahuila y Nuevo León, pilares de la industria automotriz nacional. Solo esos tres estados representan juntos el 20% del PIB total.

El impacto no se limita al sector automotriz. En la construcción, el encarecimiento de insumos básicos como acero y aluminio presionará los precios al alza, impulsando una inflación sectorial que afectará proyectos públicos y privados, si bien el Banco de México anuncio una tasa del 9%, su efecto en el crédito se diluye ante el alza de precios en construcción. Esta presión llega en un contexto económico adverso: bajo crecimiento, menor al 1%, alta informalidad laboral en niveles del 60% de la población económicamente activa y una débil capacidad recaudatoria. Los pronósticos económicos de la SHCP con su nuevo titular no lograron crear entusiasmo, sino más bien dudas, pues sus bases no son sólidas en temas de crecimiento económico y fuentes de ingresos.

Adicionalmente, marcas europeas y asiáticas que tradicionalmente exportaban a Norteamérica bajo las reglas de la OMC enfrentarán nuevas barreras. No basta con pertenecer al T-MEC; la profunda integración global de las cadenas de suministro significa que los efectos de los aranceles se filtrarán, inevitablemente, a los productores mexicanos. Lo anterior si bien no significa cierres de plantas, sí significa disminución de producción y traslado de la misma a Estados Unidos.

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La negociación-presión que ejecuta Mr. Trump generará reacciones en los países con mayor actividad comercial y desarrollo. En especial asiáticos y europeos. Por lo que estos aranceles impuestos se verán renegociados una y otra vez, así sea para formalizar un tratado comercial con Europa y otro con Japón y Corea, con la intención de limitar el avance chino, que siendo ya la segunda economía global y contando con 1,400 millones de personas tienen ya un mercado de consumo interno muy relevante, y por lo tanto será muy difícil el objetivo de Mr. Trump de limitarlos, pues necesita ya mucho de ellos en su economía.

La cereza del pastel es la creciente incertidumbre jurídica interna. Las dudas fundadas sobre la reforma judicial, que amenaza la independencia, así como la participación de personas dejan más dudas que credibilidad en los futuros jueces y magistrados, podrían alejar inversiones que México necesita urgentemente para aprovechar esta coyuntura comercial. No es un secreto la falta de credibilidad en el Estado de derecho de México. La percepción de parcialidad a grandes grupos de interés económico o político social, sigue siendo factor en la inversión.

Y la realidad en las calles también habla: el reciente caso de “doña Carlota” —donde ciudadanos, cansados de la impunidad y de la inacción de las fiscalías, tomaron justicia por propia mano— refleja un Estado de derecho cada vez más debilitado. Este fenómeno, lejos de ser anecdótico, ilustra el riesgo creciente para el patrimonio de personas y empresas en todo el país.

Celebrar anticipadamente sería un error. Sin un fortalecimiento real del Estado de derecho, políticas públicas claras, y una estrategia concreta para contener la inflación sectorial y la informalidad, los supuestos beneficios comerciales y del nearshoring podrían esfumarse antes de consolidarse.

X: @MarioSanFisan | CEO FISAN SOFOM ENR| banquero, abogado y empresario con más de 30 años de experiencia directiva en negocios. corporativo@fisan.com.mx