A medida que se agrave la fuerte crisis que sufre el pueblo argentino, será cada vez más difícil sostener la “ideología” adolescente del libertarianismo.
El fracaso de las medidas económicas de Javier Milei y su séquito (¿o es más bien el séquito que controla a Milei?) no ha traído más que inflación, carestía y aumento en productos básicos como la gasolina (nafta), el gas, la carne, el vino y hasta la Coca-Cola y los cigarros.
Aún más, los seguros médicos (prepagas) y las colegiaturas de las escuelas privadas han subido hasta las nubes, lo cual aunado a un congelamiento de salarios y pensiones ha aniquilado casi por completo a la clase media y a las personas que no tienen acceso a dólares u otras monedas extranjeras.
A la implosión de la sociedad argentina podría seguirle una salida prematura de Milei –dependiendo de la presión social y del estado anímico del presidente “libertario”–. El fracaso del proyecto significará la tumba de cualquier pretensión de un estado “libertario” exitoso.
Pero mucho ojo: los “libertarios” (neofascistas) seguramente argumentarán que no se aplicaron medidas “suficientemente libertarias”, lo cual es falso. Es responsabilidad de los medios el desmentir esta narrativa después de lo que parece una inminente e inevitable tragedia argentina.