Respecto a las investigaciones en contra de Arturo Záldivar deben decirse varias cosas, pero antes una precisión. El Movimiento de Regeneración Nacional no debe permitir ningún acto de corrupción, abuso de poder o utilización del cargo público para fines políticos o partidarios. Los casos que se denuncien deben investigarse.
Esto incluye desde el presidente de la República hasta los servidores de la Nación. Obvio, también a la candidata a la presidencia de la República y los candidatos a puestos de elección popular, a los familiares de políticos y servidores públicos. Solo un aspecto, las acusaciones no pueden estar sustentadas en publicaciones de redes sociales o en contenidos de especialistas en montajes.
Qué bueno que las acusaciones dejaron de ser anónimas, que haya integrantes del poder judicial que sustenten sus dichos en contra de Záldivar, para que las investigaciones se desarrollen conforme al debido proceso para ambas partes.
Las mentiras no matan, pero manchan. Esa es la palabra clave: Manchar la credibilidad del principal asesor de Claudia Sheinbaum en materia de justicia. Las acusaciones en contra de Arturo Záldivar tienen el color de la venganza y despiden por todos lados un olor a vendetta política. ¿De parte de quién?
No hay un correo, un mensaje de WP, menos un video en donde la Presidenta de la Suprema Corte aparezca conspirando en contra de su antecesor, pero al revisar los acontecimientos desde la renuncia de Záldivar a la Suprema Corte, queda claro el malestar de la presidenta y de varios ministros.
¿Qué motivos tiene la presidenta de la Suprema Corte para iniciar en estos momentos, a mes y medio de la jornada electoral, una ofensiva en contra de su antecesor y pieza clave en el equipo de campaña de la candidata puntera? Pienso en por lo menos cuatro motivos.
Desacreditar la propuesta de reforma al poder judicial cuya elaboración coordina Arturo Záldivar. La propuesta que eventualmente pondría en práctica Claudia Sheinbaum está en construcción; por los avances se sabe que esta reforma eliminará los problemas estructurales más graves del poder judicial federal. No hablo únicamente de los sueldos de los ministros o de la elección de éstos por medio del voto directo, sino de la eliminación de los nichos de poder y de impunidad que hacen imposible el acceso a la justicia a la mayoría de la población.
Demandas penales a Záldivar de partidos opositores. La prueba más elocuente de que el tema es político es la reacción sincronizada de la acción de la Suprema Corte con las dirigencias del PAN, PRI y PRD que denunciaron penalmente a Arturo Záldivar.
El poder judicial opera como una cofradía, como un claustro exclusivo. La renuncia de Záldivar fue considerada como una traición a la casta judicial y este hecho, lo colocó de inmediato como su enemigo al cual anular y si es posible, sancionar.
Estas acusaciones confirman las preferencias electorales de la actual presidenta de la Corte. Ven tan débil a la candidata opositora, que decidieron iniciar esta ofensiva como una acción que raya en la desesperación.
¿Qué consecuencias tendrán estas acusaciones? En el ámbito legal y administrativo, ya veremos, el objetivo es sancionar a Záldivar. En el plano político, intentar desacreditar la propuesta de reforma en materia de justicia de Claudia Sheinbaum. En materia electoral, ninguna. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.