La historia de la fabricante de aviones Boeing se torna cada vez más turbia; hemos ido descubriendo de forma paulatina cómo se ha transformado esta compañía, otrora símbolo indiscutible del poderío norteamericano, en ser un chiste mal contado y ahora, con un muerto de por medio.
Ya tuve oportunidad de ver por completo las entrevistas que realizó el medio Al Jazzera, donde el reportero de dicho medio -con cámara oculta- entrevistó a varios de los empleados encargados de la fabricación del equipo B787-Dreamliner.
Si no es porque lo veo, no lo hubiera creído. Ya había leído las declaraciones de estos trabajadores, y existe un dato revelador que no había mencionado antes, y es que los trabajadores denunciaron que la gerencia de Boeing ignoraba a propósito el 90% de los problemas que se presentaron durante la producción de este modelo de avión.
Para echarle más leña al fuego, el medio The New York Times, ha informado sobre las auditorias que la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA por sus siglas inglés) le ha practicado recientemente a Boeing, y las cifras son más que alarmantes, pues han fracasado de forma estrepitosa en 33 de ellas de un total de 89.
Por si esto no fuera suficiente, el Departamento de Justicia del país vecino ha abierto una investigación contra la fabricante Boeing a raíz del incidente del vuelo de Alaska Airlines en un equipo B737MAX-9. La aerolínea ha declarado que está a total disposición de las autoridades, para cooperar en lo que sea necesario.
Mientras que Boeing optó por hacer mutis y como que la Virgen le hablaba. A este incidente hay que sumarle otro más, dirían los clásicos: “otra raya más al tigre”, pues la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB por sus siglas en inglés) se encuentra realizando una investigación más, ahora por un incidente ocurrido el 6 de febrero en un avión de United Airlines, donde se atascaron los pedales del timón durante la maniobra de aterrizaje, según lo referido por el capitán del vuelo.
Este incidente fue en un equipo modelo B737MAX-8, poniendo el dedo en la llaga con más fuerza, pues al parecer ninguno de los modelos de la familia MAX se salva de fallos. No olvidemos que uno de los grandes problemas que enfrenta Boeing es que permite la producción de sus aviones a través de empresas subcontratadas, como es el caso de Spirit AeroSystem, la responsable de la fabricación de los fuselajes.
En este caso -según la información que reporta Reuters- Spirit AeroSystem ubicada en Wichita, Kansas, solamente habría pasado 7 de las 13 auditorias realizadas por la FAA. De verdad que esto es un escándalo de dimensiones mayúsculas.
Miles de pasajeros viajan en sus aviones, y con todo este tipo de fallos, lo único que están haciendo es tentar al destino, y una desgracia o varias pueden ocurrir, si se descuida uno de los ejes principales de la aviación: la seguridad.
A todo este bonito caldo de cultivo hay que sumarle lo más reciente, la muerte de John Barnett, quien prestó sus servicios para dicha empresa por 32 años y que se había jubilado en 2017.
Este trabajador se desempeñó como gerente de calidad en la fábrica North Charleston, la encargada del B787-Dreamliner, y dijo estar dispuesto a brindar su testimonio a las autoridades norteamericanas.
Ya en el año 2019, Barnett había dado una entrevista a la BBC, donde aseveró que “trabajadores bajo presión habían estado instalando deliberadamente piezas de calidad inferior a los aviones en la línea de producción. También dijo que había descubierto graves problemas con los sistemas de oxígeno, lo que podría significar que una de cada cuatro máscaras de respiración no funcionaría en caso de emergencia.”
No son temas menores, ya estamos hablando de negligencia deliberada por parte de Boeing, lo que es totalmente inaceptable. Los pelos se ponen de punta cuando declara a este medio inglés “en algunos casos, incluso se habían cogido piezas de mala calidad de los contenedores de chatarra y se habían instalado en aviones que se estaban construyendo para evitar retrasos en la cadena de producción.”
Yo se los había mencionado con anterioridad, el TP01 era un avión prototipo con un sinfín de fallas, ahora que veo las declaraciones de Barnett me doy cuenta del peligro que era poner a volar ese avión.
Pero ahí no queda la cosa. Boeing como San Pedro Apóstol negó todo, a pesar de que las aseveraciones hechas por Barnett a la BBC, fueron corroboradas por una auditoría de la FAA que realizó en 2017 a Boeing, así como que se dio a conocer la solicitud de la autoridad aérea norteamericana de que la fabricante corrigiera los errores, pero todo indica que los errores se siguieron dando.
Además, Barnett había comenzado una demanda contra Boeing después de su jubilación, lo que viene a abonar todavía más el terreno de las especulaciones. Boeing lamentó públicamente el fallecimiento de su exempleado, pero sin lugar a dudas le conviene más su silencio, a que siguiera ventilando todas las triquiñuelas del fabricante que conocía de primera mano.
No es gratuito que después de 6 semanas de auditorías, la FAA haya declarado la semana pasada: “se han detectado múltiples casos en los que presuntamente Boeing no había cumplido con los requisitos necesarios para el control de calidad en la fabricación de sus aviones”.
Para mi resulta inevitable recordar el caso nacional de la Ruta 100, y viene a la memoria el nombre de Polo Uscanga, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México que también se “suicidó” en 1995, al negarse a firmar órdenes de aprehensión en contra de los trabajadores de dicha empresa de transporte, y quien además ya había denunciado amenazas en su contra.
Año en que la Ciudad de México era gobernada por Oscar Espinosa Villarreal del PRI, un personaje con claroscuros que tiene en su haber el membrete de ser el último regente del entonces Departamento del Distrito Federal.
Pues algo similar pasa en el caso de Barnett, quien supuestamente se “suicidó” dentro de su camioneta en el estacionamiento de un hotel, justo a 48 horas de rendir su declaración ante las autoridades norteamericanas.
Este 2024 apenas está arrancando, y en sus pocos días transcurridos Boeing ha presentado al menos 7 incidentes con sus aviones, lo que resulta preocupante, tanto para los tripulantes que tienen que laborar a bordo de estas aeronaves, como para los pasajeros. Los problemas ya no solo se restringen a la familia MAX, aviones de otros modelos han empezado a mostrar fallos, que se salen de la “normalidad”.
Como en una novela de Agatha Christie, estamos especulando que no fue suicidio sino asesinato, y elucubrando quién pudo ser el asesino; los motivos son más que claros, había que callar al “soplón”, al costo que fuera. Como en toda novela de intriga policiaca, la historia podría dar un giro inesperado, y resultar que lo más obvio no necesariamente es la verdad.
Al final lo que nos deja, es que Boeing es el perfecto reflejo de la sociedad norteamericana, con los vicios propios de estar enfermo de poder, y obsesionados con obtener ganancias, sin importarle las vidas humanas. Como sucedió en la Roma imperial, ¿estamos viendo la caída del imperio?