Difícil creer que la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, no estuviera enterada de la campaña nacional en espectaculares con la que se tapizaron las calles de las principales ciudades del país con la silueta de su imagen y el slogan de su campaña #EsClaudia. Más complicado sería suponer que la funcionaria capitalina no otorgara su venia para que se pusiera en marcha esta estrategia, con toda la inversión de recursos que ello implica.

En torno a este nuevo impulso en sus intenciones por ganar la candidatura presidencial de Morena aparecen dudas fundamentadas, en medio de las responsabilidades en las que pudieran incurrir quienes desde el servicio público admiten haber impulsado esta campaña y del riesgo en el que se pone al propio partido que hoy encabeza las preferencias electorales para 2024.

Sin embargo, las preguntas van más allá de eso. ¿Por qué, como lo dicen las encuestas, si Claudia Sheinbaum adelanta a sus contrincantes Marcelo Ebrard y Adán Augusto López acepta correr este tipo de riesgos? ¿Será realmente cierto que su ventaja es lo suficientemente sólida o se encuentra en un empate técnico con el Canciller como algunos expertos en estudios de opinión lo sugieren? El tiempo lo dirá.

Nada mejor sería que ver a Claudia Sheinbaum compitiendo dentro de su propio partido sin el aparato oficial que la rodea. Es por ello que Marcelo Ebrard ha insistido en que los tres aspirantes deberían renunciar a sus respectivos cargos a principios de este 2023 que arranca en unas cuantas horas para poder ser medidos en condiciones de igualdad.

Nada resultaría mejor para el electorado dentro y fuera de Morena que los precandidatos con mayores posibilidades de llegar a la Presidencia de la República en 2024 pudieran mostrarse tal y cómo son, con el aval de sus trayectorias y con el arma de sus propuestas, ya sin los desequilibrios que les provocan los cargos públicos que hoy ostentan. Qué mejor para el país que conocer realmente de qué están hechos los candidatos, qué es lo que proponen, qué significa para ellos el concepto de continuidad con cambio, cuál es su visión para el futuro y, por qué no, hacer un balance de la administración López Obrador.

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Ese mismo deseo de igualdad de condiciones dejó entrever este jueves el Presidente Andrés Manuel López Obrador al afirmar que “lo ideal sería que todos tuvieran la misma oportunidad”, cuando fue cuestionado por los reporteros en la conferencia matutina sobre el reciente despliegue publicitario de Claudia Sheinbaum.

De él depende, y no de nadie más, que los tres aspirantes accedan a dejar sus cargos para competir en condiciones parejas y alejar cualquier suspicacia del proceso interno de Morena. No será decisión ni de Ebrard, ni de Sheinbaum, ni de Adán Augusto López ni de Mario Delgado. La última palabra sobre este movimiento en el juego de sus posibles sucesores la tiene él.

Mientras ello sucede, o no, bien haría Sheinbaum demostrar que puede caminar por ella misma para lograr su objetivo y hacerse de la candidatura del partido con mayores posibilidades de gobernar entre 2024 y 2030.

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