IRREVERENTE

Y para amolarla de acabar, directas, disfrazadas de concursos

Les platico:

Primero, pido disculpas por mi francés norteño atravesado, y si alguien se siente agraviado por estos permisos que concede la Real Academia Española, le pido por favor que se brinque hasta el Cajón de Sastre. ¿Arre?

¡Arre!

En cierto pueblo que antes era mágico por la calidad de vida que ofrecía a sus pobladores y que ahora lo es porque pues arte de magia en los últimos cuatro años y medio desapareció tal categoría, siete “embajadores” han aceptado sacrificarse por su comunidad en aras de “sufrir” el suplicio de la piedra de las inmolaciones y torturas por lo menos durante un trienio a partir del 2024.

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  1. Entre ellos, la esposa de un ex alcalde, de apellido ella de alcurnia y con experiencia suficiente en lides legislativas.
  2. Su hijo, que por ende hereda virtudes políticas del lado del padre, y de la madre, el “alto pedigrí”, como diría mi amigo el muy méndigo doctor Pérez Teuffer, de la CDMX.
  3. Alguien de igual prosapia en ambos lados y por si fuera poco, experto en descifrar los misterios que entrañan las piedras y los huesos milenarios, que llevado por sus afanes bienhechores compró un castillo en cierta provincia española, donde ahora le da por irse a bailar cumbias mientras barre sus jardines y pasillos. Le queda a él, bien chico el pueblo donde vive y de pasada el mundo donde habita; por eso se va a buscarlo y recorrerlo a donde sus ba$to$ recursos le permiten eso y más, como merendarse alacranes y otras alimañas cubiertas -eso sí- de chocolate belga -bien “belga”, diría él- del que venden en Bruselas y muy específicamente en Brujas.
  4. Un experto en seguridad que a toda costa quiere ser el inmolado en la piedra mayor, porque a lo mejor merece esa oportunidad de ascender de tal manera al Valhalla de los vikingos.
  5. Otro que lleva en su sangre la herencia política y la estirpe de los santones de la IP.
  6. El que hoy es diputado local y que después de haberle “shineado” los zapatos al actual alcalde del pueblo donde vive, quiere sucederlo, en la piedra mayor de los sacrificios para ser torturado ahora él, por al menos unos tres años.
  7. Y El que de niño tiene solo su primer apellido, porque da luces de ser un consumado adulto en estos menesteres.

Copiones y cabrones

Tales epítetos los merecen los presidentes de ese partido en el Estado y en el Municipio. Bueno, también son de ello merecedores quienes mueven los hilitos de este par de imberbes dirigentes.

Lo primero, porque están copiando vilmente los “métodos de selección” de Morena.

Y se pasan del segundo calificativo -conste, no es insulto, sino adjetivo- porque creen que los habitantes de este pueblo, además de sumisos, son p3nd3jos.

Muchos lo son, porque eligieron al soterrado alcalde y lo son aún más los que habiendo votado por él, ahora se quieren lavar las manos en las aguas del arrepentimiento. Cabrones lo son también por esto.

Los siete buscan ser objeto de una asignación, que más bien huele a achingación, disfrazada de encuesta de popularidad entre los habitantes del ex pueblo mágico.

En su presentación en sociedad, que tuvo lugar en el ínclito Club México Palestino Libanés, el embajador número 2 se aventó una de las frases del evento:

“Aquí el pueblo es de sangre azul”. Bueno, en honor a la verdad no usó la palabra “pueblo”, pero lo de la sangre azul sí lo dijo.

Obvio, se refería a uno de los colores de su partido. O ¿en qué estaban ustedes pensando, amables lectores?

Luego, el número 4 soltó estas exclamaciones de su ronco pecho y más ronca voz:

“La policía aquí no controla nada”.

“Más bien, está controlada por el crimen organizado”.

“Vivimos rodeados de policías corruptos, de secuestradores y ladrones”.

“Este pueblo es uno de los más atascados del País en corruptelas promovidas por el actual alcalde”.

Los otros cinco también hablaron, pero como si no lo hubieran hecho, porque todo se perdió en la desastrosa mecánica que se les ocurrió a los ¿organizadores? de este evento.

Y como dijo uno de mis compañeros de mesa: “Lo mejor de todo fueron los bocadillos que sirvieron”.

Cajón de sastre

“Valiendo madre, llamando al Santo”, remata la irreverente de mi Gaby, que no quiso ir al Palestino, y miren que por sus venas corre sangre “paisana”, y por los dos lados, pues se apellida Kalifa Kaún.