En últimos días he observado el comportamiento de diferentes actores que son parte de la industria aeronáutica. A pesar de que la cantidad de notas publicadas, me doy cuenta de que un alto porcentaje de ellas “se repiten” entre sí. A veces son 6 u 8 medios diferentes, que dicen prácticamente lo mismo. Tras darle varias vueltas al tema, he encontrado una arista poco analizada, y quiero compartirla con ustedes, mis estimados lectores.

Una carta de la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA por sus siglas en inglés) desató la discusión en medios de comunicación y redes sociales, cada uno opinando desde su óptica sobre la situación de la seguridad aérea, aparentemente comprometida por el rediseño que se hizo del espacio aéreo, y pudiera entrar en funcionamiento el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que ya sabemos, tiene un grupo nutrido de detractores.

El asunto que me llama la atención es el crecimiento que han tenido las aerolíneas norteamericanas en nuestro país. La degradación de nuestra aviación a la Categoría 2 les ha beneficiado desde un inicio, al aumentar el 2.2% tan solo un mes después de la degradación, en junio del año pasado.

Los propios datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) del país arrojaron que en junio se movilizaron 3 millones 80 mil pasajeros, de los cuáles, el 73.9% fueron realizados por líneas aéreas como United, American y Delta, las principales líneas aéreas estadounidenses, y solamente el 26.1%, las líneas aéreas mexicanas.

Es un hecho, estamos entrando a la recta final para la recuperación a la Categoría 1, pero también queda claro que son muchos los actores interesados en que eso no suceda. No podemos ser ingenuos, Estados Unidos siempre ha tenido intereses económicos, que va a salvaguardar al costo que sea.

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A nuestro vecino del norte no le importa que la aviación mexicana apenas rebaza las 300 aeronaves -incluyendo aerolíneas charteras y de carga-, mientras que aerolíneas norteamericanas como Delta, United o American Airlines, poseen cada una de ellas alrededor de 1000. Somos la aviación mexicana David contra Goliat en materia de aviación.

Haciendo un profundo análisis, concluyo que la degradación a Categoría 2 era inminente; los dos sexenios pasados habían dejado afianzada con alfileres la recuperación a Categoría 1, cuando nos degradaron la primera vez, en 2010. Las circunstancias son determinantes, independientemente del partido político que ganara las pasadas elecciones presidenciales de nuestro país, iba a tener que afrontar la degradación, imposible de detener. Y es que desde el principio, los Estados Unidos de Norteamérica sabían que iban a utilizar la degradación como moneda de cambio.

Y es un hecho, El Tío Sam cuida de su espacio aéreo de manera muy celosa. Ellos, como en los conflictos bélicos, pueden meter su cuchara donde quieran, pero “cuidado” si otro país quiere hacer lo mismo, porque simplemente no se los permite.

¿Qué intereses tienen las aerolíneas norteamericanas en nuestro país, además del mercado?, para mi es muy claro: impedir que las líneas aéreas del medio oriente vengan a comerse parte del pastel que ya tienen ellos apartado.

Es por ello que la reciente reacción del vocero de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores “ASPA” (en realidad es el Secretario de Prensa), José Suárez, es hablar del “desempleo”, si se permiten las “quintas libertades”, en una clarísima referencia al vuelo que alguna vez realizó Emirates de Dubái a México con escala en Barcelona.

La realidad que existe detrás de esta afirmación es el pleito casado que tiene el CEO de Delta Airlines, Ed Bastian, contra la línea aérea del Emirato Árabe. Y bueno, a ASPA le está tocando jugar un vergonzoso papel de vocero de intereses extranjeros.

Por eso, a quienes más les conviene que el país continúe en Categoría 2 es precisamente al gobierno norteamericano, por lo menos hasta que llegue otro gobierno con quien pueda transar más y mejores ventajas para sus aerolíneas.

¿Por qué hago la anterior afirmación?, porque ha sido precisamente la Agencia Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos quien ha puesto en duda la seguridad de las operaciones aeronáuticas del país. La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) no se ha manifestado al respecto, y eso me resulta por demás curioso. Si realmente el país “está del nabo” en materia de seguridad aérea, deberían haberse pronunciado todas las agencias de aviación, de diferentes países y comunidades, como lo es la europea.

Y ahora hablemos de seguridad aérea. Todo esto surge por diferentes factores que se van sumando a la lista: un gobierno que no transa al gusto de los norteamericanos; la cancelación de un HUB, donde había negocios importantes de varias aerolíneas extranjeras -sobre todo norteamericanas-; un desaseo en materia de seguridad en las dependencias gubernamentales, que se ha venido arrastrando por años.

Pongamos el caso de IFALPA, están muy preocupados y hasta una misiva escribieron al respecto, pero ¿por qué no han dado solución alguna al tema de la fatiga de los pilotos norteamericanos? Para prueba pongo un botón: el pasado viernes 6 de mayo se cancelaron 10 vuelos en el Aeropuerto de Cancún, y así quedó registrado en el diario Por Esto cuyo titular rezaba “Cancelan 10 vuelos en el Aeropuerto de Cancún por falta de tripulación: video”.

Los vuelos afectados estaban siendo operados por aerolíneas norteamericanas, y los destinos eran: San Francisco, Baltimore, Miami, Chicago, Nueva York, Los Ángeles y Louisiana.

Y es más, en entrevista con CNN, Jason Ambrosi, Presidente del Grupo Delta ante la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (ALPA), defendió que “los pilotos son responsables, como la última línea de defensa, en la seguridad de la aviación, pero que con demasiada frecuencia estamos siendo empujados a nuestros límites a medida que Delta intenta volver a volar, y capturar ingresos”.

El sindicato de pilotos de Southwest Airlines (SWAPA) ha dicho mediante una carta enviada a los directivos de la aerolínea: “La fatiga, tanto aguda como acumulativa, se ha convertido en la principal amenaza para la seguridad de Southwest Airlines”.

Y claro, están empujando a sus propias tripulaciones a lo inhumano con la finalidad de seguir captando ganancias. Ya vimos esta historia en el caso de la armadora Boeing, que con tal de ganarle la carrera a la europea Airbus, sacó antes de tiempo el B373MAX; el capitalismo en su máximo esplendor.

Así que, más que la preocupación real por la seguridad aérea -que pasa a un segundo plano- el verdadero motor para la nueva campaña de desprestigio en materia de seguridad aérea es el no perder las ganancias económicas que ha tenido la aviación norteamericana, gracias a la degradación de la Categoría 2 de la aviación mexicana.

Si a esto le sumamos la guerra intestina que existe desde hace varios sexenios entre el Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), Oficinas Generales y el Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (SINACTA), tenemos un caldo de cultivo perfecto.

Esta artista debe ser explorada más a fondo. La seguridad aérea debe ser el tema prioritario, pero aquí y ahora estamos viendo cómo los intereses económicos de un país extranjero están en la cúspide de la pirámide llamada “Categoría 2″.

Vemos con frustración cómo unos “súbditos” nacionales en lugar de fortalecer la industria nacional, han permitido su decrecimiento. Sí ASPA, hablo del rol que jugaron ustedes (omisiones, inactividad e indolencia) que permitió la desaparición de la aerolínea bandera del país, Mexicana de Aviación. Ustedes, mejor que nadie, saben que todos los países cuidan su aviación, y que tienen políticas aeronáuticas consolidadas a lo largo de los años, en las que no debe importar quién gobierne, para que no estén a capricho del gobernante en turno.

Gremios sindicales, empresarios nacionales, medios informativos: les ruego seriedad. Si vamos a meternos a hablar de seguridad aérea, que sea el verdadero interés. Hay mucha tela de dónde cortar. Los temas pendientes y susceptibles de perfeccionar son muchos, tanto en lo interno y en lo externo. De algunos de ellos he escrito en esta columna. Pero flaco favor nos estamos haciendo como nación, si solamente subimos temas a la palestra para bailar al ritmo que nos ponen los tiburones, dueños del capital.