Esta semana pasada junté sin querer unos versos sueltos de Carlos Pellicer. Los conocía por separado (y es que son muy citables) y apenas caí en la cuenta de que son parte del mismo poema. Esto porque quise comenzar esta columna con este bello dístico de octosílabo con endecasílabo: “Aquí no suceden cosas / de mayor trascendencia que las rosas”, pensando que en ese punto crucial de la historia mexicana, el 2 de junio de 2024, no había cosa de mayor trascendencia a suceder que la elección presidencial acompañada del resto de las votaciones en los estados y en todas las localidades de país.

Afortunadamente, confirmado lo que anticipaban las encuestas serias, el futuro del país se vislumbra con optimismo. Que Claudia Sheinbaum esté en posibilidad no sólo de continuar sino sobre todo de profundizar el cambio en el país, resulta esperanzador. El cambio que siempre quisimos los que padecimos lustros y decenios de gobiernos corruptos y criminales del Prian, de politiqueros acompañados por traficantes de influencias que se autonombraban empresarios, de intelectualidad comprada/comprable, de medios de manipulación que vendieron la generosidad de la información, de clasismo, racismo, sectarismo, discriminación, mezquindad… El cambio que radicalice el combate al pasado de corrupción que despreciamos y no queremos de vuelta nunca jamás.

A la victoriosa elección de 2018, que inició el viraje hacia un mejor país, tiene que seguirle la de 2024 como el viaje a un futuro esperanzador. Está en el ánimo y en la voluntad de la mayoría de los mexicanos. Tendrá que ser un viaje a la justicia y la paz, a la no impunidad, al control de la violencia desatada por la corrupción del Prian y que tanto dolor y sangre ha costado al país.

Las manifestaciones de amor que ha recibido Claudia Sheinbaum, durante las giras de campaña y en su elección, han sido tan abrumadoras que tendrá que retribuirlas con una generosidad gigantesca. Sí, es cierto que ha heredado gran parte del cariño que la gente siente por López Obrador –como una suerte de extensión o ramificación-, pero también lo es que ella misma ha sabido granjearse el beneplácito, el ánimo popular en su favor. Así que no habrá excusas, muy por el contrario, tendrá todo en su favor para gobernar con la expectativa positiva que la mayoría tiene de ella; y si es con el Plan C, como parece que será, mucho que mejor, para trazar una gran avenida, el gran curso de la democracia. En este punto, asomaron otros versos de Pellicer, un cuarteto.

Leía el ensayo Análisis e interpretación del poema lírico (UNAM, 1989), de Helena Beristáin, donde esta hace un curioso registro, quiso comparar los recursos y aproximaciones del lenguaje entre naturalezas distintas. Así, por ejemplo, cuando un ingeniero urbanista describe la característica de una ciudad procura trazar un mapa mental, en cambio Pellicer, lo expresa así:

Las columnas más leídas de hoy

Creeríase que la población,

después de recorrer el valle,

perdió la razón

y se trazó una sola calle.

O todavía una situación más atractiva, por ejemplo, cuando un reportero o una chica del clima anuncian que lloverá pues se ha oscurecido la atmósfera, Pellicer versifica bellamente: “Como amenaza lluvia, / se ha vuelto morena la tarde que era rubia.”. El poeta se guarece en el lenguaje poético en oposición al lenguaje referencial tanto del ingeniero como el de los anunciantes del clima.

Los tres fragmentos de versos citados corresponden al poema “Recuerdos de Iza (un pueblecito de los Andes)”; de andar sueltos como frases lindas y oportunas, se han integrado al fin al poema. Iza es una localidad colombiana, en el departamento de Boyacá, que inspiró al poeta cuando visitó Colombia hace unos 100 años.

Salvo por los versos de aparente estática belleza “Aquí no suceden cosas…”, tal vez esta digresión tenga poco que ver con la elección, pero así ocurre a veces, se abandona uno a una suerte de Spleen baudelariano y es tomado por sorpresa cuando de pronto brota, de la nada, una evocación que anima un tanto la existencia. Esta ha sido la causa de vincular los versos de Pellicer con la histórica victoria del 2 de junio de 2024; son bellos los versos para leerse o decirse en voz alta de todas maneras, ¿no?

Como quiera que sea, lo importante ha sido salir a votar del lado pertinente de la historia; por la trascendencia de Claudia y de la democracia.

Aquí una lectura del poema de Pellicer:

Claudia Sheinbaum

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo