En Sonora se inició el proceso para la renovación de la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con la llegada del delegado especial del CEN, Jorge Armando Meade Ocaranza.

Sin embargo, en el PRI tendrán que hacer algo más que cumplir las formas y los requisitos y será revisar muy bien a quienes aspiran a ese cargo, sobre todo en estos tiempos tan difíciles para el tricolor.

Ya comenzaron a levantar la manos varios, pero la imagen de varios aspirantes podría no ser tan benéfico para el PRI.

Para muestra, uno de los aspirantes, Humberto Robles Pompa, quien se vende como la salvación del partido en Sonora, cuando su imagen no es la mejor.

Su labor como legislador dejó huella negativa, además de que se ha visto involucrado en varios escándalos. Son 24 casos de denuncias por fraude con fines de despojo de bienes inmobiliarios, hechos que se suscitaron entre 2017 y 2020.

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El escándalo explotó a fines de 2021 con una carpeta de investigación abierta por la Fiscalía General de Justicia con el número de expediente CI/HER/080/120/00046/2-18.

Y los escándalos de Pompa no son de ayer, también en 2014 la Secretaría de Salud estatal lo denunció por irrumpir de manera ilegal el hospital General de Nogales.

Otro problema se dio en 2013, cuando integrantes de la comunidad gay se manifestaron frente al Palacio de Gobierno y el Congreso estatales para denunciar que son víctimas de persecución policiaca, y acusaron en ese entonces al diputado priísta Humberto Robles Pompa de llamar públicamente “joto” al legislador panista Javier Neblina Vega, calificativo que, dijeron, promovía la homofobia.

Ante esto, el delegado especial Meade Ocaranza tendrá mucha chamba, pues el PRI quiere renovar la imagen.

Los filtros para elegir a nuevo dirigente estatal deberán ser más estrictos, pues hay muchos aspirantes que realmente tienen imagen negativa.